Huesca ha vivido algo parecido a un milagro. La ciudad ha enloquecido gracias a un equipo de fútbol que ha superado todas las expectativas hasta conseguir, por primera vez en sus 58 años de historia, el ascenso a Primera División. Al 18º presupuesto de la categoría le han sobrado dos jornadas para cristalizar un sueño que parecía imposible. Y todo, gracias al entrenador catalán Joan Francesc Ferrer Rubi (Vilassar de Mar, 1970).
Rubi ya ha anunciado que no entrenará al Huesca en su debut en Primera y se perfila como el relevo de David Gallego en el banquillo del Espanyol. "Estas respuestas prefiero aguantarlas", dice cuándo se le pregunta por su futuro más inmediato: "No me marco ninguna fecha límite porque hay muchas partes implicadas".
En solo una temporada, Rubi ha cautivado a una afición que aprovecha los últimos días para despedirse, sin reproches, de un entrenador que ya forma parte de la historia del club: "El cariño y el reconocimiento de la gente es muy difícil de combatir y te complica las cosas a la hora de tomar una decisión".
El técnico, con más de 15 años de experiencia en los banquillos, también hace balance de una carrera que empezó en el campo municipal Xevi Ramon de Vilassar, en Tercera División, y continuará en la élite, después de entrenar al filial del Espanyol, formar parte del cuerpo técnico del Barça y dirigir a equipos como el Levante o el Spórting de Gijón: "El hecho de no haber jugado en Primera División hace que muchos entrenadores tengan oportunidades antes que los que venimos de abajo".
¿Se siente uno de los hombres de moda del fútbol español?
No pierdo mucho tiempo pensando en estas cosas, pero es cierto que la gesta que hemos alcanzado es de una magnitud muy grande. Es normal que se hable de lo que hemos conseguido por los medios que teníamos y por como lo hemos hecho.
¿Qué supone convertir al Huesca en equipo de Primera División?
La gente que vive aquí te hace muy evidente todo el que ha significado el ascenso. Es un cambio muy bueno para la ciudad en todos los niveles; económico, social, cultural... La gente está muy animada porque parece que eso podrá mejorar su nivel de vida.
Y vuestro objetivo no era el ascenso...
Los gestores del club tienen muy claro como de difícil es sobrevivir en Segunda División. Es cierto que, a pesar de venir de una buena temporada, éramos conscientes de que no era fácil repetirla. La gente que manda dijo que el objetivo era la permanencia, pero nosotros también llegamos diciendo que no nos conformaríamos y buscaríamos hitos más ambiciosos.
¿Vive su mejor momento como entrenador?
El fútbol es un mundo muy competitivo. Hay gente que solo mira los resultados cuando le interesan. Y cuando tienes un resultado como el nuestro, esta gente lo tiene que respetar. Teníamos el decimoctavo presupuesto de la categoría y hay que darle valor más allá del entrenador.
¿El equipo tuvo dudas después de encadenar ocho partidos sin ganar?
Alguien se puso un poco nervioso, pero el vestuario, el cuerpo técnico y el club siempre estuvimos tranquilos para seguir trabajando sobre todo aquello que podíamos mejorar. También éramos conscientes de que podíamos pasar por una fase en la Liga donde las cosas costaran un poco más. Eso es normal. Además, si analizas las cuatro derrotas ves que perdimos contra el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto. Si estos partidos hubieran estado distribuidos en el calendario, quizás no hablaríamos de ocho partidos sin ganar. Pero tampoco hablaríamos de dos fases de diez partidos con ocho y siete victorias. Al final, todo esto es un cómputo global.
¿La temporada se le ha hecho larga?
Esta es una frase habitual entre los que trabajamos en Segunda División. Nosotros empezamos el 10 de julio y los equipos que tengan que jugar play-off acabarán el 20 de junio. Eso supone que solo tenemos el fin de semana de Navidad para descansar. Es una barbaridad, pero es nuestro trabajo y nos tenemos que sentir afortunados. Es la categoría más dura, sin ningún tipo de duda.
Nadie le ha regalado nada...
Son muchos años entrenando. Empecé en el 2001 y siempre he intentado mejorar mis conocimientos. Nunca he pensado que no tenía nada por aprender, pero he notado una dificultad muy grande; el hecho de no haber jugado en Primera División hace que muchos entrenadores tengan oportunidades antes que los que venimos de abajo. A mí me ha costado muchísimo y tengo claro que no me puedo dormir ni relajar porque el mercado de entrenadores es muy amplio.
Usted es un estudioso del vídeo y las jugadas de estrategia. ¿Cree los detalles marcan la diferencia en un fútbol cada vez más profesionalizado?
Hubo un momento donde parecía que solo se tenía que trabajar la preparación física, el balón parado o los vídeos. Nosotros intentamos que nuestro equipo sea alegre y tenga libertad y creatividad. Además, queremos tener el máximo de cosas controladas. Al final, todos tenemos unas virtudes y unos defectos, y tienes que trabajar en función de todo eso para ganar partidos.
¿Vuestro juego da todavía más valor al ascenso?
Cuando empezaba a entrenar la gente me decía que en Tercera y en Segunda B no se podía jugar así. Nosotros intentamos ser un buen equipo en ataque y en defensa. Nuestro punto de partida es la valentía y nos gusta que los jugadores intenten desarrollar todo lo que tengan dentro. Y no es el primer caso de un equipo que alcanza sus objetivos a través de esta vía. Tenemos muchos ejemplos. Pero de lo que nos sentimos más orgullosos es que la gente de Huesca nos ha dicho que nunca habían visto un fútbol así y que se lo han pasado mucho bien.
¿El reconocimiento de la gente es mejor que algún título?
Hay gente que, aparte de mirar el resultado, le gusta pasárselo bien. Y así somos nosotros. Siempre hemos intentado defender este discurso.
¿Ha sido difícil dejar el Huesca?
Sí, mucho. El cariño y el reconocimiento de la gente es muy difícil de combatir. Eso te complica las cosas a la hora de tomar una decisión. Al final, haces balance y buscas lo mejor para todos. Creo que para el Huesca tampoco es malo. Nosotros nos marchamos dejando muchas cosas a nivel de crecimiento de club, como la manera de trabajar y la estructura profesional. Las dos partes estamos muy satisfechas del trabajo que hemos hecho.
Su futuro parece ligado al del Espanyol...
Estas respuestas prefiero aguantarlas. Ahora me debo al Huesca y ya hemos dado un paso muy importante anunciando que no seguiremos. En un futuro ya se verá.
¿En un futuro próximo?
Espero que sí, porque al final quiero trabajar. Y como antes nos pongamos manos a la obra, mejor. No me marco ninguna fecha límite porque hay muchas partes implicadas y acuerdos para cerrar. No puedo comprometerme a nada.
¿Guarda un buen recuerdo del Espanyol?
Seré muy sincero. Por suerte, no sé si por la forma de ser de mi cuerpo técnico, guardo muy buen recuerdo de allí donde he pasado. No sé si alguien habla mal de mí, pero yo no puedo hablar mal de casi ningún lugar donde he trabajado.