La labor que tienen Deco y compañía en este mercado de fichajes no es fácil. Tienen que hacer encaje de bolillos para cuadrar las salidas, las cuentas, las entradas… y no es tan sencillo como podía esperarse hace unos meses. Desde la dirección deportiva pensaban que podían sacar mucho dinero por jugadores como De Jong, Araujo o Raphinha, pero han visto que ni ellos quieren moverse ni los equipos están dispuestos a ofrecer grandes cifras.
Además están los fichajes. Dani Olmo y Nico Williams están a un paso de vestir de azulgranas, y no hay hueco para todos. Ni por encaje en el juego ni por masa salarial.
De hecho la llegada de el jugador del RB Leipzig puede crear un problema. Con él serían cuatro jugadores para una sola posición, la de mediapunta. Olmo, Pedri, Gündogan y Fermín. Y alguno tiene que salir. Flick no está por la labor de tener que romperse la cabeza por decidir quién juega entre tanto talento.
La idea principal del club era dar salida de Ilkay, sobre todo después de la oferta que llegó hace apenas unos días desde Qatar. Pero el alemán no quiere irse. Tanto él como su familia están a gusto en Barcelona y quieren quedarse, por lo menos, un año más. Luego está el caso de Pedri, que en el club hay quien sí cree que podría salir, pero Joan Laporta no lo tiene claro.
Entre todo este entramado el que puede salir perjudicado es Fermín. El prometedor jugador del Barça está ahora con la selección olímpica y todavía no ha coincidido con Flick en los entrenamientos. Pero Hansi cree que lo bueno es que juegue, y que puede ser complicado ante tanta competencia.
Aunque es un jugador que acabó muy bien la pasada temporada, lo cierto es que solo tiene 21 años y que teniendo a Dani Olmo, Gündogan y Pedri por delante sus minutos pueden no ser muchos. Y eso preocupa en el club.
Es cierto que Joan Laporta no está muy por la labor de deshacerse de un jugador que le encanta, por su dinamismo y sus ganas de triunfar como azulgrana, pero en ciertas parcelas del club si que hay quien apostaría por otra cesión como la que tuvo en el Linares.
Habrá que ver qué sucede cuando el futbolista regrese de las Olimpiadas y se vea cara a cara con Flick. El técnico debe decidir qué hacer con tantos jugadores para una sola posición. Y desde luego que no es una decisión fácil, porque cualquiera de ellos significaría una salida dolorosa para la afición y para el club.