El Palau d'Esports de Granollers acogerá a partir de este jueves el Preolímpico de Balonmano, donde la selección española buscará asegurar su plaza para los Juegos Olímpicos de París de 2024. Después de ser el escenario donde se disputó el Torneo Internacional de España a principios de enero, el pabellón del BM Granollers volverá a ser la casa de los Hispanos.

El equipo de Jordi Ribera abrirá la fase clasificatoria, la cual se disputará entre el 14 y el 17 de marzo, contra el subcampeón asiático, Baréin (18:30h, Teledeporte). Las otras dos selecciones que lucharán por conseguir una de las dos plazas en juego serán Eslovenia y Brasil, subcampeón panamericano. A priori, los dos equipos europeos son los favoritos. Sin embargo, Adrià Figueras (Barcelona, 1988) no quiere confiarse y, en declaraciones en ElNacional.cat, afirma que "no tiene mucho sentido hablar de favoritos en un torneo tan corto".

Adrià Figueras durante el partido contra Àustria de l'Europeu / Foto: @ehfeuro

Una oportunidad para reivindicarse

La precaución del pivote barcelonés tiene un motivo: la dura eliminación que sufrió la selección en el último Campeonato Europeo que se disputó en Alemania el pasado mes de enero. El conjunto español cayó de manera sorprendente en la ronda preliminar del torneo, en un grupo donde, como pasa en el Preolímpico, partía como favorito. "Fue una suma de muchos factores. Ofensivamente, nos faltó fluidez y en defensa nos faltó la compenetración que acostumbramos a tener", señala Figueras como principales razones para explicar la derrota de España. Joan Cañellas (Santa Maria de Palautordera, 1986), en cambio, lo reduce todo a un tema mental: "Este grupo de jugadores no había estado nunca en esta situación de inseguridad, y en los momentos clave nos vinieron la ansiedad y los nervios".

Todo se empezó a torcer en la primera jornada, cuando la selección cayó contra Croacia (29-39). Aunque en el siguiente partido contra Rumania (24-36) se repusieron con una gran actuación, el empate de Austria contra los croatas los obligaba a ganar en el último partido de la fase. Los Hispanos consiguieron llegar al último minuto de partido con ventaja de un gol después de haber estado muchos minutos a remolque en el resultado. El gol de Jonko Bozovic cuando faltaban nueve segundos para el final puso el 33-33 definitivo que dejaba fuera del torneo al combinado español.

"Tenemos que demostrar que todo aquello fue un error", afirma Ian Tarrafeta (Sabadell, 1999), quien con sus siete goles contra los austríacos permitió a su equipo soñar con la clasificación. El central de 25 años es uno de los encargados de recoger el testigo que ha dejado la exitosa generación formada por jugadores como Raúl Entrerríos, Dani Sarmiento, Jorge Maqueda o el mismo Joan Cañellas. "Han dejado el listón alto", reconoce Tarrafeta, aunque asegura que "nuestro objetivo será igualarlo o superarlo".

Ian Tarrafeta durante el partido contra Croacia / Foto: Europa Press

Granollers, un escenario especial

Más allá de la última eliminación al Europeo, tanto Tarrafeta como Figueras y Cañellas confían en que este sea un "traspié" que les sirva para "ser más fuertes y conscientes de lo complicado que es ganar". Los tres coinciden en el hecho de que los numerosos éxitos de la selección durante la última década "nos han acostumbrado demasiado a que siempre ganamos". "Todas las selecciones, incluida Francia (campeona del último Europeo) han tenido su momento en que han fracasado, precisamente porque estábamos nosotros", defiende Tarrafeta.

Cogiendo el último torneo como una oportunidad para aprender, la selección quiere dejar el pasado atrás y concentrarse ya en el siguiente objetivo, la clasificación para los Juegos Olímpicos. Un objetivo que puede conseguir en un escenario muy especial para los tres jugadores catalanes, el Palau d'Esports de Granollers, donde vivieron una parte importante de su carrera. "Volver a casa siempre es especial", coinciden Figueras y Tarrafeta, los cuales coincidieron en el BM Granollers entre 2017 y 2020, antes de marcharse a la LNH francesa por caminos diferentes. Cañellas, quien estuvo en el club vallesano en dos etapas, va un paso más allá definiendo Granollers como "mi lugar".

Joan Cañellas durante el Torneo Internacional de España / Foto: Europa Press

En busca de una despedida por la puerta grande

"Cuando supe que Granollers era la sede del Preolímpico y Jordi me convocó, fue una alegría. Tengo muchos recuerdos en la ciudad y en el pabellón. Si me pongo a pensar, se me pone la piel de gallina", explica emocionado Cañellas, quien afronta sus últimos retos con la selección. Aunque no quiere asegurar que sea su último año jugando, es consciente que está viviendo sus últimos partidos con la selección y con su club, el Kadetten Schaffhausen suizo, donde ya saben que no tiene intención de renovar aún estando en su último año de contrato. Será el final de una etapa llena de éxitos en la que quiere añadir con lo único que le falta, una medalla de los Juegos Olímpicos.

A pesar de la infinidad de títulos que completan su palmarés, el lateral catalán solo ha participado en unos Juegos Olímpicos. Fueron en el 2012, cuando un gol en el último segundo contra Francia los dejó a las puertas de las semifinales. En los Juegos de Río de Janeiro, la selección ni siquiera pudo estar por culpa de Suecia, en lo que Cañellas considera "el golpe más duro" de su carrera. En los últimos Juegos de Tokio, en el que los Hispanos consiguieron medalla de bronce, el de Santa Maria de Palautordera sufrió una lesión en el último partido de preparación que lo dejó fuera de la lista. Una trayectoria cruel que quiere cerrar colgándose una medalla, como ya hizo Figueras aquel año

Fueron sus primeras olimpiadas, con un estreno difícilmente mejorable. Con 35 años, admite que las de París pueden ser las últimas. "Puede ser que sea la última oportunidad que tengo de estar. Pero no me lo planteo", afirma el pivote del Chartres Metropole, quien espera "seguir yendo con la selección durante mucho tiempo".

Tres jugadores con carreras diferentes. Tres jugadores de características diferentes que comparten su amor por Granollers, donde empezarán el camino que los puede llevar a París. Para Tarrafeta, serán los primeros Juegos Olímpicos. Para Figueras y Cañellas, pueden ser los últimos. Un torneo que, en cualquier caso, afrontarán "con la misma o más ilusión" que la primera vez.