El FC Barcelona está a punto de cerrar una de las operaciones más importantes del verano, la salida de Clément Lenglet al Atlético de Madrid. Este movimiento, que sería en forma de cesión, es visto como un alivio financiero para el club catalán, que necesita urgentemente liberar masa salarial para inscribir a su nuevo fichaje estrella, Dani Olmo. Sin embargo, aunque tanto el jugador como el Atlético están de acuerdo, el verdadero problema radica en los despachos del Camp Nou.
En el Atlético de Madrid, Diego Simeone ya ha dado su aprobación a la llegada de Lenglet. El técnico argentino, consciente de la necesidad de reforzar su defensa, ve en el central francés una opción ideal. Lenglet no solo conoce bien la Liga Española, sino que además está decidido a demostrar su valía tras dos temporadas complicadas en las que ha pasado por las filas del Tottenham Hotspur y el Aston Villa en calidad de cedido. Para el Atlético, la operación tiene un atractivo adicional: supondría un gasto mínimo, ya que se haría cargo del 80% de su salario bruto, aliviando así las finanzas del Barça.
Todo está listo para la salida de Lenglet, pero el Barça no lo ve claro
Por otro lado, el técnico del Barcelona, Hansi Flick, también ha dado su visto bueno a la salida de Lenglet. Flick no cuenta con el jugador en sus planes, y su partida permitiría al club no solo inscribir a Dani Olmo, sino también plantearse la incorporación un extremo izquierdo. Todo parece alineado para que la operación se concrete, pero los problemas han surgido en la gestión interna del Barcelona.
El obstáculo principal es el contrato de Clément Lenglet, que se extiende hasta 2026 y le garantiza un salario anual de 16 millones de euros brutos. Este alto salario es un lastre para el Barcelona, que no quiere seguir pagando esa cantidad durante las próximas dos temporadas solo para que el jugador luego se marche gratis. En un intento por resolver la situación, el club catalán ha propuesto una fórmula ya utilizada con Samuel Umtiti: ampliar el contrato de Lenglet por dos temporadas más, hasta 2028, y diferir su salario en cuatro años, reduciendo su sueldo a 8 millones de euros por temporada.
El Barça quiere margen de maniobra en el futuro
Esta estrategia permitiría al Barcelona tener más margen de maniobra para encontrar un comprador en el futuro, ya que un salario más bajo podría hacer a Lenglet más atractivo para otros clubes. Es eso o una venta este verano. Sin embargo, esta propuesta choca con las expectativas del Atlético de Madrid, que solo está interesado en una cesión sin compromiso de compra, descartando la opción de adquirir al jugador de manera permanente.
El Barça se enfrenta a un dilema: aceptar de inmediato las condiciones del Atlético y asumir la posibilidad de que Lenglet se marche sin dejar ingresos significativos en el futuro, o insistir en un acuerdo al jugador que permita al club recuperar algo de su inversión a largo plazo y arriesgarse a que la operación no se concrete.
El tiempo corre, y con el mercado de fichajes acercándose a su cierre, el Barcelona debe tomar una decisión que podría tener un impacto significativo en su capacidad para completar otras operaciones. Simeone ha dado luz verde, Lenglet ha aceptado, pero el verdadero problema sigue siendo el Barça y su compleja gestión financiera.