Simone Biles ha demostrado que también es humana. La única medalla de oro que le faltaba, la de la barra de equilibrios, se le ha escapado a causa de una inesperada caída cuando estaba acabando una serie de doble saltos. La norteamericana ha perdido el equilibrio y se ha acabado quedando fuera de un podio ocupado por las italianas Alice D'Amato (primera) y Manila Esposito (tercera), y de la china Yaqin Zhou. Con este resultado, la estrella de Ohio no podrá igualar las 9 medallas de oro olímpicas de la gimnasta Latynina y de la nadadora Katie Ledecky, que ha alcanzado este hito en estos Juegos Olímpicos de París. Solo dos horas más tarde de esta decepción, Biles volvió a la competición por la prueba de tierra, donde era la máxima favorita, pero la suerte volvió a no estar de su lado. Dos salidas de pista le acabaron constante la victoria también en esta disciplina, que fue para Rebeca Andrade. Tras este lunes, la gimnasia estadounidense se despide de París con tres oros y una medalla de plata.
La barra de equilibrio se come la sonrisa de Simone Biles y Rebeca Andrade
La barra de equilibrio es un elemento traidor. Un movimiento en falso, un mal gesto o simplemente algo de desequilibrio, puede costar el trabajo de más de cuatro años. Y es que ni la inmortal Simone Biles ha podido escapar de la crueldad de ese ejercicio. La estadounidense, que estaba dispuesta a vivir una última jornada en estos Juegos histórica, sumando dos oros que igualarían el récord de la soviética Latynina, ha visto cómo sus sueños escapaban en milésimas de segundo. Una caída que ha dejado mudo al Bercy - Arena y que ha provocado un rostro serio en la cara de la gran estrella de estos Juegos. En unas horas sabía que tenía la oportunidad de redimirse en la final del suelo, pero el sueño de las nueve medallas de oro ya era imposible, al menos en París. A Los Ángeles 2028 llegará con 31 años, cita en la que intentará romper la barrera de los equilibrios, para sumar la medalla dorada que le falta y afianzarse como la mejor gimnasta de todos los tiempos.
😨 Venía a París a empatar los nueve oros de Latynina, pero no va a poder ser.
— RTVE (@rtve) Augusto 5, 2024
Esta caída de Simone Biles evita el oro de la estadounidense en barra.#Paris2024 #ParisRTVE5a pic.twitter.com/PWp8DsGPvc
La sonrisa que habíamos visto en Simone Biles durante esta primera semana en París se ha desvanecido por completo. Tras su error, todo parecía estar destinado a ser el gran día de Rebeca Andrade, antagonista de la estrella de Ohio, que estaba manteniendo con ella una histórica lucha. La brasileña, a diferencia de lo que había sucedido con Biles, pero también con Soares y Sunisa Lee, ha podido completar su ejercicio sin caer; sin embargo, según los jueces, su ejecución no ha sido suficiente para entrar entre las tres primeras. Demasiado poco riesgo. Un resultado sorprendente que da un histórico doblete a Italia. Alice D'Amato ha acabado bañándose de oro, mientras que su compañera de equipo, la napolitana Manila Esposito, de solo 17 años, ha terminado tercera. La medalla de plata ha sido para Yaqin Zhou.
3 oros y una plata, el balance de Simone Biles en París
Después de esta decepción sufrida en la barra de equilibrio, Simone Biles debía volver en escena solo unas pocas horas más tarde, para participar en los ejercicios de tierra. Aquí sí era la máxima favorita. Parecía complicado que pudiera escaparle el oro, pero dos salidas han significado la victoria de Rebeca Andrade.
🫱 Leyendas reconocen leyenda.
— Teledeporte (@teledeporte) August 5, 2024
QUÉ FOTO. Biles y Chiles homenajean de esta bonita forma a Andrade, ganadora del concurso de suelo. #Paris2024 #ParisRTVE5a pic.twitter.com/Z5qXGS2Xmq
La modélica gimnasta brasileña se convertía en la más laureada de Sudamérica y obtenía su merecido momento estelar en París. La rivalidad que han mantenido la brasileña y la estadounidense ha sido precioso, cargado de respeto y admiración recíproco durante todos los Juegos. Y el último capítulo no podía ser más emotivo: Simone Biles rindiéndose a los pies de Andrade en la ceremonia de medallas, demostrando que también sabe perder. Gracias, Simone; gracias, Rebeca.