El Real Madrid-Leganés (3-2) se presentaba como un partido asequible para el conjunto blanco. En casa, contra un rival en descenso y con el precedente liguero de un cómodo 0-3 conseguido en el feudo rival. Sea como sea, como ya viene siendo costumbre en sus últimas citas, el equipo de Carlo Ancelotti mostró una versión gris de sí mismo para acabar remontando un 1-2 adverso con mucha polémica.

El primer gol del partido, el 1-0, obra de Mbappé, llegó desde el punto de penalti después de que González Fuertes señalara la pena máxima donde nada había. Y el 3-2 definitivo, rubricado también por el francés, de falta, se producía después de que Renato Tapia, el infractor, arrebatara el balón con todas las de la ley a Rodrygo.

Mbappé gol Real Madrid Leganés / Foto: EFE
Mbappé, celebrando el 1-0 del Real Madrid contra el Leganés / Foto: EFE

Del show mayúsculo de Lunin a la “minucia” de Bellingham

La polémica estaba servida desde los primeros minutos después de que a Camavinga se le perdonara la tarjeta amarilla en dos ocasiones tras dos entradas en las que el galo cometía dos faltas muy duras. En el 32', la controversia se acabó de desatar con el penalti inventado. No obstante, quien acabó siendo el protagonista sin quererlo fue el bueno de Andriy Lunin, que en un pronto de sinceridad, reconocía las ayudas arbitrales para ganar el partido: “Tenemos que solucionar estos partidos sin ayuda”.

Como no podría ser de otra manera, las palabras del ucraniano dieron la vuelta al mundo, pero poco bombo se le dio a la reiterada actitud de soberbia de Jude Bellingham con el cuerpo arbitral. Hace poco más de un mes, Munuera Montero expulsaba al futbolista inglés por decirle sin tapujos fuck off. Esta vez, contra el Leganés, Bellingham consiguió no pasar la línea del insulto, pero no dejó de mostrarse repelente ante el cuarto árbitro cuando, tras haber salido del terreno de juego en una jugada que la se había hecho daño, tuvo que esperar la aprobación del asistente antes de reingresar en el campo.

Bellingham lesión / Foto: EFE
Bellingham, extendido en el suelo durante el Real Madrid-Leganés / Foto: EFE

Bellingham, irónico y acelerado, sigue lejos de la cordialidad con los árbitros

Según la normativa, cuando un jugador abandona el campo, tiene que recibir luz verde por parte del cuerpo arbitral con tal de volver. Bellingham quería hacerlo de inmediato y el cuarto árbitro le paró los pies, pero el británico, acelerado, le hizo la señal de OK con la mano a pocos centímetros de su cara y pronunció uno irónico “bien, bien”, todo, tras propinarle dos golpes satíricos en la espalda al colegiado. La jugada no se tradujo en ninguna amonestación, ni siquiera verbal, pero lo que queda bastante claro es que Bellingham poco ha escarmentado durante su última sanción.