El nadador de Tarragona Carles Coll ha entrado en la leyenda de la natación al colgarse la medalla de oro en el Mundial de piscina de corta de Budapest al imponerse en la final de 200 braza. El catalán, que partía desde la calle 2, ha firmado una actuación estelar, de época, una gran remontada que le ha permitido adelantar a los 2 grandes favoritos, el ruso Kirill Prigoda, que compite como neutral, y el japonés Yamato Fukashawa.
La última medalla de la delegación española en un Mundial de piscina corta también tuvo a Catalunya como protagonista, ya que la logró hace 10 años Mireia Belmonte, que se colgó al cuello 4 oros en el Mundial de Doha 2014. Carles Coll, además, es el primer nadador masculino español en lograr una medalla en toda la historia, ya que el resto de medallas las lograron mujeres: Mireia Belmonte (7), Melani Costa (1) y Erika Villaécija (1).
Carles Coll, eufórico por una victoria de leyenda
Justo después de lograr la victoria, Coll se ha mostrado entusiasmado, ya que acababa de firmar una auténtica hazaña que nadie esperaba. "Honestamente, no me lo puedo creer, aunque venía con mucha confianza y estoy nadando muy rápido", ha declarado Coll.
"Otras veces he tenido preparaciones complicadas para otros campeonatos, pero para estos Mundiales he decidido liberarme de la presión. Estaba muy motivado. De hecho, he nadado junto al recordman mundial (por el ruso Prigoda)", ha añadido.
Una carrera extraordinaria que ya forma parte de la historia
Carles Coll ha logrado nadar los 200 metros braza en un tiempo de 2:01:55, lo que supone récord de España y 8º mejor tiempo de todos los tiempos en una piscina de 25 metros. La hazaña, pues, todavía tiene mucho más mérito.
El nadador del CN Sabadell ha empezado bien, marcando de cerca al ruso Prigoda, el gran favorito para llevarse el oro. Coll ha ido siguiendo el ritmo de Prigoda y una vez superados los 100 metros ha decidido atacar. Se ha puesto primero y ha empezado a nadar al máximo. Todo iba perfecto hasta que en el viraje de los 150 ha cometido un error que ha podido ser fatal. Era la tarde de Coll, que ha seguido nadando desbocado, como si se tratara de una máquina infalible, hasta la gloria eterna.