El Girona firmó uno de los peores partidos de la temporada el pasado lunes contra el Betis (1-3). En solo 42 minutos, ya había encajado tres goles, ofreciendo una imagen insuficiente para un equipo que ahora mismo tiene la única misión de salvarse. Un reto que no está asegurado, ya que está ubicado en la 16.ª posición con 34 puntos, solo tres más que el Alavés, quien marca la zona roja de la clasificación. Ahora bien, lo más preocupante de todo es la racha que vive el conjunto gerundense. Y es que son 10 partidos consecutivos sin ganar. La última victoria fecha del pasado 3 de marzo, contra la UD Las Pamas.

Montilivi estalla y silba al equipo al descanso y al final del partido

La situación del Girona es dramática. De iniciar la temporada con la ilusión de jugar contra los mejores equipos de Europa en la Champions League a tener que bajar al barro para luchar por la permanencia. Los nuevos fichajes que han llegado el pasado verano no han respondido y a estas alturas "el equipo no tiene alma", tal como explicó Míchel en la rueda de prensa posterior al partido contra el Betis. Y la paciencia de Montilivi ha llegado a su límite. El pasado lunes estalló, silbando al descanso y al final del partido.

La respuesta de los jugadores no llegó sobre el terreno de juego, ya que en ningún momento fueron capaces de igualar el juego y la intensidad del Betis. Ahora bien, después del partido, la plantilla, liderada por Míchel y por Stuani, se dirigieron al sector de la Jovent Gironí para conjurarse y pedir a su afición apoyo en estos momentos tan complicados. Fue una breve conversación que tiene que servir para apretar los dientes y olvidar todos estos últimos partidos y centrarse en intentar salvar una temporada que puede acabar en desastre.

El precedente peligroso del Girona

Y es que la afición del Girona empieza a ver demasiadas similitudes entre esta temporada y la del 2019, con Eusebio en el banquillo. En aquella temporada, los gerundenses también iniciaron bien el año, llegando a estar en la 12.ª plaza, sin embargo, un final de temporada para el olvido los condenó a un descenso traumático.

En la rueda de prensa posterior del duelo contra el Betis, Míchel analizó la derrota, señalando el problema que ha detectado: "Nos falta alma, creernos que somos mejor que el rival. Me preocupa que esta primera situación teníamos la posibilidad de levantarnos en seis partidos y medio". El Girona ya ha aceptado su nueva realidad. Ahora tiene que remar para poder seguir en Primera un año más.