El empate entre el Barça y la Juventus de Turín supuso la clasificación de los blaugrana para los octavos de final de la Champions League. Undécima temporada consecutiva como primeros de grupo. El partido, sin embargo, también sirvió para que Marc-André ter Stegen se confirmara como el portero más en forma de Europa. Sus paradas, otra vez decisivas, enfilaron la racha de imbatibilidad hasta los 18 partidos.
El Messi de la portería
Salvando las distancias, Ter Stegen está haciendo de Leo Messi. La portería del Barça está cerrada con candado. Y eso se traduce en puntos, como los goles de Messi. El portero y el delantero son las dos principales razones que explican el rendimiento impecable del equipo en este inicio de temporada. Líderes en la Liga y en Europa.
Ernesto Valverde sabe que tiene en Ter Stegen uno de sus mejores aliados para acabar con éxito su primer año en el banquillo del Camp Nou. El portero ha jugado todos los partidos de Liga y Champions. 1710 minutos en los primeros tres meses de competición. Sólo ha descansado en la Copa del Rey, contra el Murcia.
Es su cuarta temporada en el Barça y su rendimiento ha convertido las críticas en elogios. Nadie desconfía ya de un portero de sólo 25 años que tiene todos los números para ser el titular de Alemania en el próximo Mundial de Rusia. Ter Stegen ya ha demostrado que la presión camina por su lado y el Barça se felicita cada mañana por haberlo fichado el verano del 2014 por sólo 12 millones de euros en una operación que lideró Andoni Zubizarreta.
Un portero normal
La leyenda del fútbol explica que la soledad de los porteros los aleja de los futbolistas y los convierte en tipos extraños. Una posición tan específica comporta entrenamientos específicos. Y los vínculos, normalmente, se establecen con el entrenador de porteros. Hablan el mismo idioma. Ter Stegen parece distinto y ha conseguido ganarse el público gracias a una naturalidad impropia de un jugador de su edad. Llegó al Barça con 22 años, asumiendo el reto: "Esta era la única opción".
Sin estridencias y reponiéndose en el campo de los errores puntuales que haya podido tener, el portero blaugrana ha ido quemando etapas hasta conseguir su objetivo: convertirse en el amo de la portería del Barça. Su juego representa el paradigma del portero moderno, al que se le exige hacer muchas más cosas que parar pelotas con las manos. Ter Stegen es un jugador más cuando el Barça tiene el balón y el punto de partida de la mayoría de las jugadas. Su habilidad con los pies supera a algunos jugadores de campo de Primera División. Los compañeros confía en él y su autoestima no tiene fisuras.
Habla castellano sin problemas y entiende el catalán. Está plenamente integrado en Barcelona y no tiene problemas para sentarse ante los medios de comunicación. Eso sí, como todo portero, tiene que tener una superstición difícil de entender. Y es que no vuelve a utilizar unos guantes si se los pone alguien más.
Camino al Zamora
La mano salvadora a Paulo Dybala en el tiempo añadido en el campo de la Juventus tiene muchas réplicas en las últimas jornadas. En Leganés, San Mamés y en el Wanda Metropolitano, Ter Stegen fue el mejor. "Lo importante es que el portero del Barça consiga parar las pocas ocasiones que le llegan", dijo Andrés Iniesta después del empate en Turín. El vestuario sabe lo que tiene entre manos.
Los números del portero refuerzan las sensaciones que transmite. En la Liga sólo ha encajado cuatro goles en 12 jornadas. Y en Europa, uno en 5 jornadas. El Barça puede vivir tranquilo mientras su portero siga escalando. En el Juventus Stadium, Gianluigi Buffon fue testigo de un alemán al que no se le adivina techo.