La renovación del centro del campo se ha convertido en un enorme quebradero de cabeza para Florentino Pérez. Los galones logrados por Casemiro, Modric y Kroos pesan, y ninguno de los 3 va a dar su brazo a torcer, pues sienten que pueden seguir siendo importantes en el Real Madrid. Esta actitud choca con el plan del club, que quiere que poco a poco Tchouaméni, Camavinga y Fede Valverde cojan el relevo, por lo que el conflicto parece inevitable.
Y en estos momentos el principal problema surge con Toni Kroos, que concluye contrato en el 2023 y sigue sin querer renovar. Su sustituto es Camavinga, que sigue viendo como el alemán le pasa por delante. Carlo Ancelotti es un entrenador práctico, que necesita ganar antes que promocionar jugadores, pues se juega el puesto, lo que provoca que a la hora de decantarse por un jugador lo haga por el que le da mayor seguridad. Y a la hora de escoger entre Kroos y Camavinga, el elegido es siempre el alemán.
Kroos no quiere ser suplente
La idea de Florentino es renovar por un año a Kroos y, teniéndolo atado, lograr que Camavinga vaya siendo el titular, con el alemán de plan B. Kroos lo sabe y no piensa aceptar, pues ya se retiró de la selección para tener más minutos en el club. No va a renovar y en el 2023, cuando haya comprobado el grado de confianza del Real Madrid en él, ya pensará si sigue o si cambia de aires. A Ancelotti, pues, le ha surgido un problema que solo se resolverá si Camavinga rinde a un gran nivel.
Si el francés sigue siendo irregular, sin embargo, Ancelotti no dudará en volver a darle el mando a Kroos, generando malestar en Camavinga y en el Real Madrid. Y es que el francés necesita jugar para ir al Mundial de Qatar 2022 con Francia. La competencia es terrible y si sigue siendo suplente se verá fuera de la gran cita de noviembre.
Casemiro, otro conflicto a la vista
El otro gran conflicto lo tiene el Real Madrid con Casemiro, que es más joven que Kroos y tiene más años de contrato. El brasileño ha acogido mal el fichaje de Tchouaméni, pues es consciente de que el club no paga 80 millones de euros para un jugador suplente. El plan es que el francés sea el pivote titular, lo que dejará a Casemiro en el banquillo. El brasileño, dolido porque la temporada pasada escuchó críticas en su contra por primera vez desde que juega en el Bernabéu, no lo va a aceptar.
Casemiro, como Camavinga, tiene el Mundial entre ceja y ceja y ya ha comunicado a su entorno de que no descarta salir si sigue viéndose como un segundo plato. Tiene ofertas de Italia, de Inglaterra y del PSG y sabe que no es intransferible. Ancelotti lo quiere, pues nadie sabe el tiempo que necesitará Tchouaméni para adaptarse, así que una salida de Casemiro podría generar disputas en los despachos de la zona noble del Santiago Bernabéu.