Tony Adams es una leyenda viva del Arsenal. El central estuvo toda su carrera deportiva en los gunners, 14 temporadas como capitán, con los que acumuló 672 partidos y formó parte de una defensa histórica, la Famous Four, junto a Lee Dixon, Nigel Winterburn y Steve Bould, que hizo del fuera de juego un arte. Adams era un central fuerte y expeditivo, todo carácter, de los de la vieja escuela, un jugador que con garra y entrega lograba minimizar sus carencias técnicas con el balón en los pies. Fuera de los terrenos de juego, sin embargo, era débil, incapaz de controlar una adicción al alcohol que fue a más con el paso de los meses y años.
"Al final de mi bebida, he visto cosas salir del armario. Estaba paranoico. Pensé que había alguien en la casa. Pensé que estaba matando gente", recuerda ahora Adams, en el funeral de James W, el director de Sporting Chance y la persona que le salvó la vida. "Fue un héroe, terapeuta, patrocinador y mentor. Me salvó la vida y limpió a cientos de personas", ha afirmado el excentral, muy conmocionado.
Tony Adams, una juventud marcada por el fútbol y el alcohol
Para entender la situación que vivió Tony Adams hay que trasladarse a su época y a su entorno. En Inglaterra, hasta no hace tanto, que los deportistas bebieran alcohol, especialmente cerveza, era de lo más normal del mundo. De hecho, años antes era tradición irse de pintas después de un partido, para hacer grupo y comentar la jugada. Y Adams, como tantas otras personas, se quedó atrapado hasta ser un adicto. En 1993, tuvo que recibir 29 puntos de sutura en la frente por una grave caída por las escaleras, una aparatosa intervención que salió a la luz porque el jugador logró poco después un gol histórico en la FA Cup, contra el Tottenham, el eterno rival del Arsenal, con la frente.
En un entorno nada favorable, conoció a su primera esposa, Jane Shea, a la que él mismo llevó a rehabilitación. "La puse en rehabilitación porque tomó crack y me rodeé de gente enferma para sostenerme. Pensé que todos mis problemas eran culpa de ella: yo tenía la bandera de ser el capitán de Inglaterra".
De la borrachera del 96 a lograr la rehabilitación
Y llegó la Eurocopa de Inglaterra de 1996, un momento trascendental en la vida de Tony Adams. El país se volcó con los Three Lions, al considerar que aquel equipazo con jugadores del nivel de Gascoigne, Platt, Ince, Fowler, Shearer o el propio Adams lo tenía todo para ganar de una vez por todas la Eurocopa. Inglaterra se plantó en las semifinales, al eliminar a España, donde la esperaba Alemania, con el famoso gol fantasma de Geoff Hurst de 1966 en la mente de todos. Shearer adelantó a Inglaterra, pero Alemania logró el 1-1 y la eliminatoria se fue a los penaltis. Los Three Lions cayeron 6-5, por un error de Shoutgate, lo que llevó al país a la depresión colectiva. "Cuando Southgate falló ese penalti, estuve borracho 44 días. Tenía 29 años y no quería estar en el planeta", reconoce Adams.
"Sabía que estaba completamente atrapado y que ese es el peor lugar en el que he estado. En marzo, se llevaron a mis hijos. No bebí cerca de ellos, pero me desmayé un domingo por la noche. Me bebí siete botellas de chablis. Así que la suegra se llevó a los niños". Y fue precisamente Bárbara, su suegra, la que le dio el contacto de James W, que logró ayudar a Adams a salir definitivamente del alcohol. "Estoy completamente recuperado, pero sigo asistiendo a reuniones periódicas y voy a tres o cuatro prisiones al año, transmitiendo el mensaje al recién llegado de que hay ayuda".