El Valencia ha destituido a Rubén, el Pipo, Baraja como entrenador del primer equipo. "La dinámica de resultados durante esta temporada ha requerido de una decisión que ha sido muy difícil de tomar, pero que tiene como objetivo revertir la situación y conseguir mejores resultados", ha explicado el club ché a través de un comunicado, una decisión entendible analizando la nefasta primera vuelta del equipo, aunque una situación que todavía empeora una crisis que parece tener difícil solución.

"El Club desea agradecerle públicamente su pasión, su dedicación y el compromiso que ha demostrado desde el primer hasta el último día", ha añadido el Valencia, que ahora debe decidir, y con la máxima celeridad posible, qué entrenador cogerá las riendas de un equipo que va a la deriva.

Lluvia de nombres para una tarea titánica

Con Baraja en la lista del paro, el elenco de nombres que suenan ahora para el banquillo del Valencia es extensísimo, ya que el club se debate entre repetir la fórmula Baraja, que al principio dio resultado, la de buscar a un entrenador con pasado valencianista, o apostar por un entrenador de cierto renombre. En el primer caso, al Valencia le sirve como escudo, ya que la afición tiene más paciencia con alguien de la casa. En este sentido, suenan entrenadores como Quique Sánchez Flores, Mauricio Pellegrino o Javi Gracia

En el segundo de los casos, más complicado, el Valencia tiene encima de la mesa nombres como los de Erik Ten Hag, Xavi Hernández o Sergio Conceiçao, fichajes difíciles de llevar a cabo, ya es complicado que acepten coger las riendas de un equipo que tiene muy mala pinta.

Barça Valencia Lamine Yamal EFE
Lamine Yamal, en el Valencia-Barça de esta temporada / Foto: EFE

Una primera parte de temporada nefasta

Y es que el Valencia está situado en estos momentos en la penúltima posición, con 2 únicas victorias en 17 jornadas y con un calendario terrible, ya que en las 4 próximas fechas se enfrentará a Real Madrid, Sevilla, Real Sociedad y Barça. A todo ello, y casi peor, se añade una crisis institucional gigantesca, con la afición y la propiedad del club enfrentadas, a lo que se añade que Peter Lim sigue sin querer invertir en fichajes.

El Valencia ha pasado de ser uno de los grandes de la Liga española a disponer de una plantilla mediocre, con carencias en prácticamente todas las líneas y en una dinámica derrotista que presagia lo peor. La destitución de Rubén Baraja es solo un capítulo más de una temporada nefasta que, si no se produce un cambio radical, puede terminar en debacle, con el Valencia en la Segunda División.