La NBA, el mejor producto deportivo del mundo, queda manchado por una pelea inadmisible. La liga de baloncesto norteamericana, que cuida todos los detalles para favorecer el show y el espectador, ha visto cómo dos de sus equipos franquicia ofrecían el peor de los espectáculos sobre el parquet.

El partido entre Los Angeles Lakers y Houston Rockets ha acabado con tres expulsados: Rajon Rondo, Brandon Ingram y Chris Paul. A falta de poco más de cuatro minutos para el final, Paul y Rondo han empezado a intercambiar puñetazos y han obligado a sus compañeros y personal de seguridad del Staples Center a separarlos. Entre el intercambio de golpes, Ingram ha saltado por encima de todo el mundo para intentar 'hacer justicia'.

La pelea ha roto el ritmo del partido, que hasta el momento estaba siendo tan vistoso como igualado. Los Rockets han aprovechado la situación para sumar la primera victoria delante de unos Lakers que todavía no saben qué es ganar (115-124).

Rondo, Ingram y Paul se exponen a una sanción ejemplar. La NBA ya ha demostrado que es intolerante con los comportamientos antideportivos que ponen en peligro un negocio cuidadosamente diseñado.