Los pronósticos se han cumplido al detalle. La afición del Barça, que ocupa uno de los fondos del Wanda Metropolitano, ha recibido al rey Felipe VI y al himno de España con una pitada ensordecedora, a pesar de la decisión de la Real Federación Española de Fútbol de subir la megafonía por encima de los 100 decibelios.
Además de los silbidos, los seguidores blaugrana han desplegado esteladas para hacer visible su malestar con el estado y la monarquía por las últimas medidas represivas contra Catalunya.
Los culés, que llenan Madrid desde primera hora de la mañana, ya habían hecho públicas sus intenciones, asegurando que la final contra el Sevilla suponía una nueva oportunidad para transmitir su rechazo a las decisiones del gobierno españoles posteriores al referéndum del 1 de octubre y reclamar la libertad de los presos políticos y exiliados.
Esta noche es la cuarta vez que Felipe VI preside una final de Copa. Y ha tenido la 'suerte' de que el Barça ha estado presente en las últimas cuatro. En el Camp Nou, en el Vicente Calderón por partida doble y ahora, en el Metropolitano, el Rey ha visto cómo no podía escuchar el himno por culpa de unos aficionados que no pierden ninguna ocasión para ponerlo contra las cuerdas en público y en un escenario de máxima repercusión mediática.