El Real Madrid salvó por los pelos una nueva hecatombe después del Mundial. Esta vez, y solo unos días más tarde de perder de forma muy clara la final de la Supercopa de España contra el Barça, el conjunto de Carlo Ancelotti bordeó el precipicio en Villarreal tras ponerse 2-0 abajo y quedar virtualmente eliminados de la Copa del Rey, pero una gran reacción en la segunda mitad sirvió para darle la vuelta a la eliminatoria y salvar los muebles. La remontada merengue no la lideraron los titulares, sino que fueron Marco Asensio y, sobre todo, Dani Ceballos, los que marcaron el camino.
Rodrygo adquiere los malos hábitos de Vinícius en el Real Madrid
Ni siquiera Vinícius Jr, que marcó el primer gol a asistencia de Ceballos, fue el gran protagonista. El brasileño volvió a estar más centrado en lo que pasaba con el juego detenido que mientras rodaba el balón. En la primera parte, Juan Foyth consiguió frenarle, y aunque en la segunda marcó, también protagonizó un enganchón con el portero Pepe Reina, suplente, con ambos gritándose por la banda. Una muestra más de la falta de madurez de un Vinícius que es tan bueno como inestable y al que Carlo Ancelotti, en un papel conciliador, siempre intenta calmar y reconducir. Muchas veces sin éxito.
El técnico italiano es mucho más que un entrenador, y a veces le toca ejercer casi de padre o de educador. Habitualmente, se lo hemos visto con Vinícius, pero en La Cerámica lo tuvo que hacer con el otro joven brasileño de su plantilla, Rodrygo Goes. El exfutbolista de Santos fue titular y, aunque fue de los más insistentes en la primera mitad, cuando Ancelotti decidió agitar el árbol, en el minuto 56, lo retiró del terreno de juego junto a Toni Kroos, que tuvo otro partido nefasto, para dar entrada a los citados Asensio y Ceballos.
Ancelotti no le pasa ni una falta de respeto a Rodrygo
No le sentó nada bien el cambio a Rodrygo, al que se le vieron ínfulas de su inseparable Vinícius, y se marchó al banquillo cabreado, y esquivando la mirada y el saludo de Ancelotti, su entrenador y, al fin y al cabo, su jefe. Ancelotti, una de las personalidades más respetadas en el mundo del fútbol y que ha entrenado a leyendas del calibre de Paolo Maldini, Clarence Seedorf, Andrea Pirlo o Kaká, no está para aguantar chiquilladas, y se lo dejó muy claro.
Se acercó al banquillo, cerca de la posición de Rodrygo y, mirándolo a la cara, sentó cátedra en cinco palabras. "Tú, a mí, me saludas", le soltó Carletto. Falta por ver si Rodrygo entiende que, por muy famoso que seas y juegues en el Real Madrid, las jerarquías son las jerarquías, y siempre debe tenerle respeto a su entrenador porque por algo lo es. Ancelotti demostró saber mucho más de fútbol que él. Le quitó del campo, y entró Asensio, que en el minuto 89 le cedió al balón a Ceballos que sirvió para culminar la remontada.