Hace prácticamente un año se empezó a hablar de la nueva esperanza del Barça. Un jugador que tenía que llegar en el mercado de invierno y que revolucionaría el fútbol europeo, llevando al equipo de Xavi Hernández a la élite mundial de nuevo. Vitor Roque entró por la puerta grande en Barcelona el pasado enero. Con solo 18 años, y procedente de la liga del Brasil, se encontró con unas expectativas extremadamente altas, que no pudo alcanzar inmediatamente. Y, un mes después de su debut, su camino en el club blaugrana prácticamente había terminado.
Xavi lo apartó de los terrenos de juego por completo cuando solo había jugado 10 partidos, todos ellos como suplente. Entonces fue cuando se empezó a especular sobre su fichaje y su talento, una situación que solo empeoró con el paso de los días. Finalmente, Roque se ha marchado cedido al Betis esta temporada, donde intentará recuperar el nivel que no pudo demostrar en Can Barça.
En el Barça no encontró lo que esperaba
Esta semana, el delantero ha ido convocado con la selección del Brasil sub-20 y ha salido en rueda de prensa después de la victoria contra México sub-20 (2-1). Roque no ha tenido ningún miedo de contestar las preguntas en referencia al Barça. "Fue complicado en general. Pensaba que sería diferente", ha resumido el brasileño. "Tuve algunas oportunidades, pero no como yo esperaba", se lamentaba, antes de concluir que "ahora estoy centrado en el Betis y agradeciendo a Dios la oportunidad de volver a vestir la camiseta de la selección".
Vitor reconoció la fatiga mental que le supuso jugar en el Barça y agradeció la figura de su psicólogo: "Siempre he ido a terapia, siempre he tenido un entrenador mental. Siempre me ha ayudado, desde los 16 años, cuando también pasé por algunos obstáculos. Hoy intento hacerlo, también, porque me ha ayudado a superar muchos malos momentos. Estar en Europa es muy difícil. Salí muy joven y de repente estaba en un gran club".
Centrado en el Betis, pero con una espina clavada
El brasileño acabó la rueda de prensa confesando que se había marchado de algunos entrenamientos entre lágrimas y afirmando que desde una visión externa es muy complicado ver lo que realmente pasa dentro del club. "A veces no ves lo que hay dentro, la forma en que las personas se tratan entre sí. A veces mi cabeza no se siente bien, por eso intento trabajar mi psicología tanto como puedo".
Y acabó cargando contra un ambiente tóxico en el club, sin excluir la prensa: "Es muy difícil ver eso, es duro. A veces los mismos periodistas no lo entienden y simplemente hablan de eso desde el terreno. Si no juegas bien, lo juzgarán y no verán todo lo que hay detrás". Después de estas declaraciones, sin embargo, el delantero calmó los ánimos para afrontar esta temporada con más calma: "Ahora tengo la mente tranquila, que es lo más importante, y estoy centrado en el Betis y en jugar un buen papel".