El Barça va muy bien en este inicio de temporada y está jugando a las mil maravillas, pero nadie se puede relajar. Después de un primer empate contra el Rayo Vallecano en el debut oficial de la temporada, desde entonces han seguido una serie de buenos partidos del conjunto de Xavi Hernández. Pero a pesar de estas buenas sensaciones, también hay un problema de fondo.
¿El Barça de las transiciones?
Este nuevo Barça es letal en el área rival. Ofensivamente hay muchísimo potencial. Y las llegadas de Robert Lewandowski y de Raphinha están marcando las diferencias. Pero es que en el área propia también hay un candado puesto. El equipo de Xavi Hernández es potencia pura e incansable cuando juega un partido. Y algunos ya lo empiezan a comparar con el Barça de Luis Enrique Martínez que consiguió el triplete en el 2015.
Aquel equipo de hace siete años era muy bueno en las transiciones. El tridente formado por Leo Messi, Neymar Jr y Luis Suárez era incomparable. Y ahora mismo el Barça se empieza a parecer a aquel equipo imbatible, pero el actual equipo culé todavía no ha demostrado nada. Esto también quiere decir que el nuevo Barça es increíblemente bueno en las áreas. Pero hay un aspecto importante que falla.
Si el Barça tiene una idea de hacer daño al contragolpe, esto significa que pierde importancia la posesión. Xavi Hernández quiere que su equipo domine el juego a través del balón, pero no acaba de conseguir el objetivo.
El Barça pierde el dominio
Los datos son reveladores y explican que en el minuto 15 del partido contra el Sevilla la posesión era del 61% a favor del conjunto andaluz y 39% a favor del equipo blaugrana. Una cifra desoladora para los culés más cruyffistas, que necesitan el balón para ser superiores. Al final del partido, sin embargo, con el Barça imponiendo su superioridad, se recuperó la posesión y los jugadores de Xavi Hernández la ganaron con un 55%.
También quedó reflejado en este partido que la ida y vuelta constante dejó a centrocampistas como Pedri González o Pablo Gavi sin mucho protagonismo. Un hecho impensable hace unos años cuando el mismo Xavi o Andrés Iniesta ocupaban las posiciones de interior.
Por lo tanto, el Barça tiene que mejorar en el aspecto del control del juego. Dominar la posesión con sentido y haciendo valer la importancia de llevar la iniciativa. El arma del contragolpe y de la letalidad en el área sólo tendría que ser recurso en ciertos momentos de partido que sea necesario.