La temporada de MotoGP 2024 promete tener mucha emoción con varios factores que pueden ser determinantes. El primero de ellos, como no puede ser de otra manera, tiene nombre propio: Marc Márquez. El catalán volverá a ser un claro contendiente a la lucha por el título, con todo lo que ello conlleva. El mejor piloto de la parrilla se subirá a la mejor moto de la parrilla, la Ducati, aunque será la Desmosedici GP23, que no contará con las últimas evoluciones.

Los de Borgo Panigale, gracias a la intervención de Gigi Dall'Igna, el máximo artífice de construir una auténtica máquina de ganar, son los claros dominadores del mundial. Por esa misma razón, el ilerdense ha decidido decir adiós a Honda para enrolarse en las filas italianas de Gresini, que cuentan con una Ducati en su garaje. Los pilotos que también tienen una Ducati, como Pecco Bagnaia, Jorge Martín o el propio Marco Bezzecchi, ya tiemblan al ver al ocho veces campeón del mundo por el retrovisor.

Jorge Martín, Marc Márquez y Pecco Bagnaia en el podio / Foto: Europa Press

Yamaha celebra la vuelta de las concesiones

Los pilotos mencionados, junto a Márquez, están llamados a ser los claros dominadores de los circuitos el año que viene. De hecho, la insultante superioridad de la marca italiana está haciendo que el campeonato de MotoGP esté siendo algo descafeinado, falto de emoción (en lo que respecta a los equipos) y con muy pocas oportunidades a las motos que no son Ducati.

En Yamaha temen que el campeonato de motociclismo se convierta en una 'Copa Ducati', y es que los de Borgo Panigale cuentan con 8 motos propias en la parrilla, lo cual, aumenta en gran medida las posibilidades de los italianos de obtener grandes resultados (sea con las oficiales o con las satélite).

Marco Bezzecchi celebrando la victoria con su equipo / Foto: EFE

En MotoGP se han dado cuenta de las dificultades del resto de equipos para ser competitivos, sobre todo las marcas japonesas como Honda (que ha tenido que dejar marchar a su estrella) y de la propia Yamaha. El adiós de Suzuki supuso un punto de inflexión para las escuderías niponas que han ido perdiendo competitividad hasta estar en las zonas más bajas.

Ducati, la gran perjudicada por su dominio

Por esa misma razón, la máxima institución de la categoría ha recuperado el sistema de las concesiones, uno de los grandes factores a tener en cuenta para el próximo año. En el pasado estas ayudas se utilizaron para ayudar a las marcas europeas ante la superioridad japonesa y, ahora, será a la inversa.

Lin Yarvis con gesto de aprobación en el GP de India / Foto: Europa Press

Lin Jarvis, máximo responsable de Yamaha en las carreras, celebra esta implementación: "Las concesiones son mejores para el campeonato y así podemos evitar que las fábricas japonesas abandonen MotoGP en el futuro. Algo que es muy importante a largo plazo". Y añadió que "desgraciadamente, son muy importantes para nosotros. Si queremos volver a dar un paso adelante, necesitamos más oportunidades para hacer pruebas. El año que viene solo tendremos dos pilotos. Los tests nos ayudarán, nos darán más libertad. Podemos utilizar más motores y también cambiar las especificaciones durante la temporada".

"También hay quien piensa que tenemos demasiadas Ducati en el Mundial, esa es también mi opinión, aunque puede ser injusta. (Ducati) ha ofrecido sus máquinas, que son muy potentes, a un buen precio, y eso funcionó bien para ellos, que ahora tienen ocho pilotos. Para el campeonato, creo que sería mejor poner un límite de, digamos, seis máquinas, en lugar de convertirse en una 'Copa Ducati", cerró Jarvis.