Las grandes cadenas de supermercados —como Mercadona, Dia o Bon Preu— se preparan para una guerra de precios ya incipiente y que comienza a vislumbrarse en los lineales ante el deterioro de la economía, lo que conllevará inevitablemente cambios en los hábitos del consumidor. Así lo avanzan responsables del sector y consultores especializados en distribución alimentaria, que recuerdan que los datos empiezan a reflejar esa tendencia.
También hay indicios en los folletos y la cartelería, poblados de ofertas y descuentos en un esfuerzo promocional muy superior al de años anteriores. Expresiones como precios "nunca vistos" o "los más baratos" vuelven a ser habituales en la publicidad de las compañías; incluso algún grupo ha recuperado un recurso del pasado comparando el coste de una cesta de la compra completa en sus tiendas con el precio a pagar en otras cadenas rivales (sin citarlas) para promocionarse.
La tendencia la apuntalan cifras como las que maneja la consultora IRI, que revelan que en el mes de agosto (últimas disponibles) los ingresos del sector crecieron un 3,8% pero únicamente por la fuerte subida de la demanda (+5,6%), ya que los precios bajaron un 1,8%. El aumento de las compras en volumen en el súper se debe al trasvase del consumo de fuera a dentro del hogar como consecuencia de las limitaciones y cierres de la hostelería por la pandemia; sin embargo, el sector insiste que el aumento de los costes provocado por la Covid-19 perjudica sus márgenes de beneficio, que suelen oscilar entre el 1 y el 3% de la facturación.
"Todas las cadenas se preparan para bajar los precios"
"Muy pocas cadenas se van a resistir a la tentación de bajar precios, todas se están preparando para hacerlo", asegura en declaraciones a Efe el vicepresidente de la Asociación Española del Retail (AER), Alfonso Sebastián. Confirma que los grupos ya están trabajando en el material de merchandising en tienda para que sus ofertas ganen visibilidad y estudian cómo mejorar su posicionamiento en la mente del consumidor.
"Se repite lo que pasó en la crisis de 2008", razona Sebastián, quien advierte de que algunas cadenas pueden pasarlo mal si se quedan "en terreno de nadie" y no destacan por sus precios ni tampoco por su servicio. De hecho, recuerda que en el sector se especula —desde hace años— con movimientos de concentración, y apunta a que la reciente compra de Supersol por parte de Carrefour puede ser apenas "el pistoletazo de salida".
"Lo que ha movido el tablero esta vez es la pandemia, que ha hecho que algunos directivos interioricen la necesidad de extender la red de tiendas de cercanía y proximidad frente a otros formatos (más grandes)", esgrime el vicepresidente de AER, que augura más compras y ventas entre grupos para un futuro cercano.
"Contamos con que indudablemente va a haber una crisis y ello provocará un cambio en el orden de prioridades a la hora de comprar alimentación, ya que las familias tendrán que ajustar sus presupuestos", corrobora un dirigente en activo del sector, quien apunta que el criterio precio ganará peso, algo que ya anticipaban antes del verano informes de Aecoc, Kantar y Nielsen.
Consumidor "errático"
Precisa, no obstante, que buena parte de las promociones y ofertas se lanzan de común acuerdo con los fabricantes —por lo que una parte del esfuerzo afectará a éstos—, a lo que se suma la opción de apostar por esta vía a través de la marca blanca de cada compañía.
"En la crisis anterior se vio que la gente no cambia tanto la composición de la cesta, sino que busca ajustar el precio de cada producto que incluye, lo que hace que salgan las marcas más caras y entren otras más baratas y que haya más compras de artículos en promoción", explica. El sector habla también de un consumidor "errático" en estos meses de pandemia que dificulta planificar en base a los datos de años anteriores la gestión de las tiendas y los surtidos, lo que con la campaña de Navidades a la vuelta de la esquina genera nerviosismo y preocupación.