Este viernes se cierra una nueva edición de la 080 Barcelona Fashion y se hace poniendo el acento en la sostenibilidad y la viabilidad económica de la ropa y una industria que, a escala global, es la segunda más contaminante del mundo, sólo por detrás de la petroquímica. Bajo el concepto 080 Reborn, el desfile de moda creado con ropa 100% recuperada de plantas de clasificación de residuos textiles y de tiendas de segunda mano, se ha querido basar en esta concienciación hacia las marcas y los mismos clientes exponenciales.
ElNacional.cat ha hablado con la directora del Consorcio de Comercio, Artesanía y Moda de Catalunya (CCAM), Agnès Russiñol y Amat, que nos desgrana la necesidad de incluir esta desfile con ropa de segunda mano: "Hemos ido de la mano con la Agencia de Residuos de Catalunya y también una colaboración entre el ámbito público y privado. En este último caso, hay que hacer una mención especial a Girbau LAB, una lavandería industrial, que actúa como partner". Russiñol subraya que este desfile es el trabajo de muchos meses y "engloba todos los retos de la cadena de valor, desde los productores hasta los retailers."
"El Pacto para la moda circular es vivo"
Así pues, esta 080 Reborn quiere ser el inicio de todo: "Forma parte del Pacto para la moda circular, es vivo y pedimos que la gente que lo mire y vea el encaje, se sume a nosotros". En definitiva, la 080 tal como la hemos entendido hasta ahora es el escaparate para poner de relieve muchos otros aspectos que tienen un doble contenido desde el punto de vista de la sostenibilidad: es ecología, pero también economía. Y la ropa, en estos momentos, tiene que ser ambas cosas. La problemática del textil es un tema emergente a lo largo de los últimos años, ya que este sector es uno de los mayores consumidores de recursos del mundo, con un enorme impacto ambiental y climático.
Un reciclaje inferior al 1%
En el mundo se venden 100.000 millones de prendas de ropa cada año y su producción se multiplicó por dos entre 2000 y 2014. Después de la alimentación, la vivienda y el transporte, el consumo global de productos textiles es el cuarto mayor demandante de materias primas y agua y el quinto emisor de gases de efecto invernadero. Además, se calcula que menos del 1% de todos los textiles del mundo se reciclan para convertirlos en nuevos textiles.
"En el resto de Europa están más concienciados"
Russiñol no esconde que ha detectado en el estudio previo que una mayoría de países, sobre todo en Europa, están "mucho más concienciados que en nuestra casa y nosotros estamos a las antípodas". A la vez, subraya que con esta iniciativa y los estudios de la Agencia de Residuos, "Catalunya es puntera si nos fijamos con el resto del Estado español". Sin embargo, más allá de la conciencia colectiva, la normativa europea marca dar un paso más: "Hay una serie de obligaciones que marcas y gobiernos tendrán que tomar próximamente. A nivel catalán, cada persona consume en un año entre 21,5 y 26kg de productos textiles". Cada año, más de 147.000 toneladas de residuos textiles se valorizan energéticamente o se tiran al vertedero en Catalunya. Sólo el 12% de los residuos textiles se recogen selectivamente.
Actualmente, mientras el consumo de ropa crece de forma acelerada en todo el mundo, la reutilización y el reciclaje no han crecido al mismo ritmo, básicamente porque los productos textiles no se han diseñado con criterios de circularidad. Este hecho provoca la pérdida de muchos recursos valiosos que se tratan como residuos, mientras sigue el consumo de materias primas y recursos naturales no renovables del planeta.
Con respecto a la recogida de residuos textiles, las tasas son bajas respecto de otros residuos debido a que todavía no se gestionan como una fracción separada de residuos. En la mayoría de los hogares de España y Catalunya se tiran dentro de la fracción rechazo y si se hace la separación se limita a la ropa en buen estado. Aparte, los textiles usados se recogen a través de las entidades sociales y la ciudadanía lo percibe como un acto benéfico, no como uno acción de reutilización o reciclaje.
Por todo ello, Russiñol pone el acento en el Pacto para la moda circular que cumple con los objetivos del programa del Govern: "Revolución verde, feminista y social, entre otros aspectos, son los que nos marcan cómo tenemos que hacer las cosas". En este escenario, se pone en evidencia la necesidad de un cambio de modelo y avanzar hacia la circularidad. El Pacto nace con la implicación de la Generalitat de Catalunya y de los actores de toda la cadena de valor del textil que han trabajado conjuntamente para desarrollar el contenido y conseguir su despliegue a partir de 2022.
Hasta el momento, han firmado el pacto 74 entidades y empresas, y queda abierto a más adhesiones. Entre los firmantes figuran empresas productoras como Mango, Pronovias o Míriam Ponsa, así como la patronal Pimec, o gestores de textil como Ropa Amiga y Humana.
Retos para el 2024
Entre los compromisos que asumen las organizaciones firmantes destacan los de reducir entre un 5 y un 10% la generación de residuos textiles; alcanzar entre el 25 y el 30% en la recogida selectiva de esta fracción el año 2024; e incrementar el porcentaje de valorización material de la parte recogida selectivamente. En concreto, entre el 55 y el 60% se tendrá que destinar a la preparación para la reutilización y, entre el 40 y el 50%, al reciclaje de los residuos textiles.