Anna Mercadé (Barcelona, 1949) es empresaria y una de las principales defensoras de las mujeres en el mundo empresarial. Feminista y de ideas claras, empezó su lucha a fin de que haya más mujeres en los puestos de decisión en 1988 creando el Centro Técnico de la Mujer. Desde entonces y durante diez años ha trabajado para el empoderamiento femenino como directora del Observatorio de la Mujer de la Cambra de Comerç de Barcelona. Ahora es líder del movimiento Liderazgo 50a50. Con las elecciones de las Cámaras de Comercio muy cerca, 50a50 se ha hecho un sitio en los medios para reivindicar un liderazgo compartido en las cúpulas empresariales y un relevo generacional.
Anna nos recibe en el despacho del Observatorio para hablar también de su libro 'Dirigir en femenino', "que en realidad no es nuevo", dice ella, "es una nueva edición de un libro que publiqué hace 10 años, pero todo está prácticamente igual". A sus palabras, un hilo de esperanza: "Costará pero lo conseguiremos. Cada vez vamos más deprisa".
Hace 10 años de la primera edición de este libro. ¿Qué recibimiento tuvo entonces?
En el momento en que escribí el libro hace 10 años hubo mucha gente en contra. ¿"Dirigir en femenino"? Se ponían las manos en el cap. Me decían, "Anna, no harás nada con eso. Qué quiere decir, que ahora las mujeres entráis y dirigís diferente"?. En el libro explicaba cómo las mujeres creaban empresa, como organizaban los equipos, como dirigían parlante con todos los trabajadores, sin que uno sea más que el otro, nada de tanto jerárquico, todo mucho más transversal. Explicaba eso y me venían catedráticos de Esade, del IESE y de varios lados a negármelo.
¿Ha cambiado alguna cosa en estos últimos 10 años?
Sí, alguna cosa ha cambiado. El movimiento #MeToo es un ejemplo; no ha sido una seta, ha estado que las mujeres han dicho basta y han estado hartas de callar. Y como han salido muchas de Hollywood, ha ido bien porque ha salido a la prensa. Otro ejemplo: a la manifestación del 8 de marzo pasado nunca había visto tantas mujeres y chicas jóvenes, todas diciendo que quieren caminar solas sin miedo, reivindicándose contra el acoso sexual, etcétera. Eso quiere decir que están cambiando las cosas.
¿Más ejemplos?
Sí. Antes, entre las profesionales y las empresarias no se podía decir que eras feminista, porque ha habido un interés muy grande entre los medios de comunicación, el stablishment y la cultura de decir que las feministas eran las gordas, las feas, las lesbianas, etc. Pero ser feminista no es eso, es luchar por los derechos de las mujeres, que tenemos todo el derecho de tener las mismas oportunidades que ellos. Ahora, entre el #MeToo y que la Botín dice que es feminista, todo el mundo quiere ser feminista. Pues bien, es un cambio.
Es más fácil que la gente entienda la teoría de la relatividad que canviar un solo prejuicio"
¿Cómo eliminamos el techo de cristal de las mujeres para llegar a posiciones de responsabilidad?
De aquí viene el movimiento 50a50. Yo pienso que el hecho de que haya un 50% de mujeres en los puestos de decisión cambia la visión. Las mujeres son muy rentables, no pierden tiempo, son unas grandes gestoras del tiempo, se ponen a ello porque valoran mucho su vida privada y sus familias, cosa que no se puede decir lo mismo de los hombres. Hasta ahora ha habido una visión del mundo masculina, pero no ha estado la visión del mundo en femenino, y esta es diferente. Si hubiera mujeres en todos los puestos de decisión no habría guerras, eso está garantizado, porque no queremos que maten ni a tus hijos ni a los míos ni a los de los otros. Ahora se han dado cuenta de ello.
Las elecciones en la Cámara serán el próximo 8 de mayo. ¿Qué se busca desde 50a50?
Nuestra motivación es cambiar los patrones. Queríamos incitar que todas las candidaturas buscaran mujeres, porque en las sillas que hay en la Cámara (40 en total), sólo hay 4 mujeres. Buscamos que sean 20 y 20. Principalmente, lo que pretendemos es hacer de motor de cambio y acompañar y empoderar a las mujeres que tengan ganas de presentarse.
La falta de mujeres en la Cámara no es una excepción. Al 70% de las cúpulas de las empresas catalanas no hay ninguna mujer. ¿Por qué?
Exacto, es la norma. Eso pasa porque quien hay son hombres y en las empresas grandes, en general, el hombre piensa en candidatos de su entorno y con la gente con quienes está haciendo lobby. Pasan dos cosas: hay muchas empresas donde hay mujeres a los segundos y terceros niveles, y entonces se piensa "si lo hace bien no la toques, que continúe allí". Además, la mayoría de espacios de lobby son masculinos y no se visibilizan las mujeres, porque hay mujeres potentes en todos los ámbitos.
Cuando hablamos de más mujeres directivas, hablamos de efectividad, de un trabajo más ejecutivo"
Cuando hablamos de más mujeres directivas hablamos de efectividad, de un trabajo más ejecutivo. Además, el 60% de las personas que sacan adelante las empresas y que trabajan desde debajo y mueven las organizaciones públicas, son mujeres pero no salen a la foto.
¿Uno de los problemas de las mujeres es que nos da miedo pedir?
Así es. ¿Y porqué? Muy fácil. Las mujeres no tenemos nada, ni independencia económica ni nada. Hace cuatro días, la mujer que quería escribir tenía que firmar a su marido, y siempre, para todo, necesitaban el permiso del hombre. Y además, sabían que siempre que pedían alguna cosa tenían que dar algo a cambio. De aquí viene el tema. Y un problema importante: las mujeres siempre tienen la sensación que ellas no se lo merecen, en eso tiene que cambiar todo.
La cultura empresarial en este país está totalmente obsoleta, es más importante estar sentado en la oficina todo el día que trabajar por objetivos"
En el libro comentas que tenemos muy establecida la figura de las mujeres como madres y como pilar de la familia y que poco tienen a hacer a la empresa. ¿Cómo se revierte eso?
Cambiando los patrones. Las mujeres tienen que romper con el pasado. Las mujeres que quieren ser independientes económicamente y tener una carrera exitosa, y además quieren tener familia, pueden tener las dos cosas. ¿Pero porque todas las que tienen las dos cosas me dicen que tienen sentimiento de culpabilidad? Porque tenemos en el ADN que nuestra misión en esta sociedad es tener una familia y tener hijos, de aquí viene la frustración. La culpabilidad es una herramienta de dominación. No hay que ser madre, no es nuestra misión.
La religiones, los medios, la cultura, la política... todo esto es lo que nos marca el pensamiento y la inferioridad de las mujeres la han inoculado siempre, es algo que viene de muy lejos y cuesta de cambiar. Como decía Einstein, es más fácil que la gente entienda la teoría de la relatividad que cambiar un solo prejuicio de la cabeza.
¿Qué aporta la visión femenina a la empresa?
Habría un planeta más sostenible, porque las mujeres somos creadoras de vida y las mejores conservadoras de la vida somos nosotras, y por lo tanto queremos tener una economía sostenible y mirar a largo plazo a 20 años vista, que es lo que hacemos con los hijos. Los hombres no, los hombres sólo miran los beneficios de finales de año, y los políticos a cuatro años vista por las elecciones. Así no se puede tener un planeta sostenible. Eso es lo que tiene que cambiar: hace falta tener claro que el más importante de la sociedad son las personas, no el dinero, y que el PIB no demuestra nada, sólo que unos cuantos se enriquecen cada vez más. Por lo tanto, con más mujeres cambiarían muchas cosas, y por lo tanto cambiaría la cultura.
¿Cómo es la cultura empresarial aquí?
La cultura empresarial en este país está totalmente obsoleta. En este país es más importante estar sentado en una silla todo el día que trabajar por objetivos, aunque sea desde casa. Pero claro está, si los que mandan resulta que son los hombres de siempre, lo tenemos difícil.
Aquí también juega un papel importante la educación...
Sí, exacto. Es básica, y no ha cambiado nada. Se está haciendo la misma educación de lo que hace 30 años. Después del franquismo nos pensamos que juntando niños y niñas en la escuela ya había bastante, pero no. Porque si no se ha cambiado y no se ha tomado conciencia de todo, tanto los maestros como los niños y niñas vienen de una sociedad patriarcal, con cultura patriarcal en que sus familias, los medios, los cuentos, las películas y todo transmiten lo mismo de hace 100 años. ¿Y si ni los maestros se dan cuenta de ello, como quieres dar una cultura diferente a los niños y niñas?
Comentas que conseguir que las mujeres lleguen a puestos de decisión es sólo el primer paso. ¿Si este paso ya es difícil, qué hay que hacer?
Es un camino muy largo. Lo acabarán nuestros hijos o nuestros nietos. Venimos de muy lejos, hace muchos años a las mujeres las quemaban, se tenían que casar, no eran nadie... Costará pero lo conseguiremos. Cada vez vamos más deprisa. Las mujeres somos las únicas que podemos hacer esta toma de conciencia y hacer un paso adelante. Por supuesto que habrá hombres, sobre todo jóvenes, que nos seguirán, pero tenemos que ser nosotros.