El Banco Santander ha comprado el 100% del Banco Popular por un euro, una vez que el Banco Central Europeo (BCE) constatara la inviabilidad de la entidad de manera independiente y "en aras a garantizar la seguridad de los depositantes del Popular".
Así lo han informado en ambos comunicados el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y el propio Santander, que añaden que la compra se produce después de un proceso competitivo organizado "en el marco de un esquema de resolución" adoptado por la Junta Única de Resolución europea y ejecutado por el FROB.
Con esta decisión se garantiza "la seguridad de los depositantes de Banco Popular y la ausencia de impacto para las finanzas públicas", añade la nota. La operación cerrada supone la primera resolución (intervención y liquidación) de una entidad financiera en Europa en la que no ha sido necesaria la aportación de capital público.
Ampliación de capital
Como parte de la operación, el Santander tiene previsto realizar una ampliación de capital de unos 7.000 millones de euros "que cubrirá el capital y las provisiones requeridas para reforzar el balance de Banco Popular".
La compra se produce después de que la entidad, cuyas cuentas están muy lastradas por los activos inmobiliarios, perdiera en bolsa más del 50 % de su valor en los últimos días y "sufriera un deterioro significativo en su posición de liquidez", según explica el BCE.
Como parte de la ejecución del mencionado dispositivo de resolución, explica la nota, se han amortizado íntegramente las acciones del Banco Popular que había en circulación al cierre de ayer, así como las acciones resultantes de la conversión de los instrumentos de capital regulatorio emitidos por el Popular.
Los accionistas pierden toda su inversión
Los actuales accionistas y tenedores de deuda del Banco Popular perderán el 100% de su inversión tras la compra de la entidad mientras que los titulares de cuentas y de depósitos, sin embargo, no sufrirán deterioro alguno, sea cual sea el importe de sus ahorros.
Tanto accionistas como bonistas del Popular podrán acudir a los tribunales, una eventualidad que ya ha tenido en cuenta el Santander, que podría destinar parte de su ampliación de capital a cubrirse contra estas posibles contingencias. A cierre de marzo, el Banco Popular contaba con 305.152 accionistas.
La resolución de una entidad por medio de su venta es una posibilidad prevista en la directiva de recuperación y resolución bancaria que implica que las pérdidas han sido absorbidas en su totalidad por acciones y deuda subordinada.
En una nota, la Comisión Nacional del Mercado de Valores ha querido destacar que todos los accionistas de Banco Popular Español, así como todos los titulares de bonos contingentes convertibles y de bonos subordinados, han perdido totalmente su inversión.
Suscripción preferente
También se ha producido la conversión de la totalidad de los instrumentos de capital regulatorio Tier 2 emitidos por Banco Popular en acciones de nueva emisión del propio banco, todas ellas adquiridas por Banco Santander por un precio de un euro.
Las actuales acciones de Banco Santander tendrán derecho de suscripción preferente en el aumento de capital, explica la entidad, que añade que ya "cuenta con compromisos para el aseguramiento por el total del referido importe".
Tras estas operaciones, se espera que el impacto en el capital CET1 del Grupo Santander sea "neutral".
Una situación delicada
El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho, pidió el viernes a los gerentes seguir operando con normalidad y tranquilizar a los clientes, así como también comunicó al personal de la empresa que esta sigue siendo solvente.
Las acciones sin embargo, han caído un 53% desde el comienzo de la semana pasada y la entidad encadena ocho días a la baja. Este martes han cerrado en negativo, con una caída del 6,21%, hasta situarse en los 0,317 euros.
Hay que recordar también que Banco Popular atraviesa una situación muy delicada por la acumulación de activos tóxicos relacionados con el sector inmobiliario que han motivado, incluso, un aviso del Banco Central Europeo según el cual si no se consigue el equilibrio habría que liquidarlo.