Barcelona es la octava mejor ciudad en el mundo para vivir y trabajar. Así lo ha determinado el informe 'The World's Best Cities 2021', uno de los rankings mundiales de referencia en este ámbito elaborado por Resonance Consultancy. Barcelona se mantiene y repite en octava posición por segundo año consecutivo, por delante de Los Ángeles y Madrid. El primer lugar del ranking lo ocupa Londres, seguido de Nueva York, París, Moscú, Tokio, Dubai y Singapur.
El informe describe Barcelona como una ciudad "casi ideal" para vivir y destaca el buen tiempo durante buena parte del año, las playas, la arquitectura y parques "icónicos" de la capital catalana. Por otra parte, el informe se hace eco del "devastador" impacto de la Covid en el sector turístico y destaca que cerca del 40% de los bares y restaurantes de la ciudad podrían no reabrir nunca.
Metodología del informe
El informe califica ciudades de más de un millón de habitantes para vivir, trabajar, invertir o visitar e incorpora factores relacionados con la captación de ocupación, inversión o visitantes. Para hacerlo, tiene en cuenta varios elementos como el número de experiencias culinarias y museos, el número de empresas globales, conexiones directas de vuelos o menciones que cada ciudad tiene a redes sociales.
Barcelona ocupa el tercer lugar en la categoría de vida nocturna y en el quinto con respecto a las críticas positivas en TripAdvisor. Además, los mejores resultados de Barcelona son la séptima plaza en promoción en Internet, la novena en calidad urbana, la undécima en programación cultural y la docena en infraestructura y atractivitat de un ranking total de cien ciudades.
Sin embargo, el informe define como "catastrófico" el efecto de la pandemia de la Covid en la capital catalana, la cual ocupa la tercera posición en el ranking del ocio nocturno. "Es imposible predecir cuándo será posible volver a hacer unas tapas en Les Rambles para empezar la noche antes de explorar sitios ocultos del barrio Gótico", admite el 'The World's Best Cities 2021'.
El conjunto del sector turístico catalán acabó el año con 15.000 millones menos de facturación respecto del 2019 i un descenso de la ocupación del 70% a causa del impacto de la Covid.