El Reino Unido vota su permanencia en la Unión Europea (UE) el próximo 23 de junio. Y aunque todavía queda mucho por andar, "el país está dividido y la campaña será larga y dura", ha asegurado el embajador británico en España, Simon Manley, en una jornada sobre el impacto económico del Brexit organizada por el Col·legi d'Economistes. 

Más concretamente, Manley ha querido profundizar en la complejidad del referéndum explicando que el Reino Unido entró en la Unión Europea en "una posición de debilidad" durante la década de los años setenta, "la peor de su historia". Se trataba de una razón de "conveniencia política y económica", ha concretado el embajador español en el Reino Unido del 2008 en el 2012, Carles Casajuana

Cameron y una UE reformada

Manley ha aclarado que el Gobierno británico encabezado por David Cameron ya ha dejado clara su posición a favor de la permanencia del Reino Unido en una UE reformada y eso implicaría menos trabas administrativas, más competitividad y transparencia, nuevos puestos de trabajo así como una mejor gestión de los flujos migratorios y la seguridad, entre otros.

"Seguiremos trabajando para que la UE sea más libre y competitiva", ha asegurado Manley después de que el presidente de la Cámara de Comercio Británica en España, Chris Dottie, anunciara que un 93% de los empresarios europeos opina que "la UE todavía está en vías de desarrollo", mientras que un 70% de los encuestados está convencido de que el Brexit tendría un efecto negativo sobre su empresa.

Las bases de la campaña

El embajador británico ha asegurado que quedarse en la UE sería "beneficioso", ya que ofrece "un mayor poder de negociación" al formar parte de una unión con 28 miembros a la vez que brinda garantías para "combatir el crimen transfronterizo y el terrorismo".

Y una cifra todavía más elevada: un 97% de las empresas hispano-británicas quieren que el Reino Unido siga formando parte de la UE. 

Además, el catedrático de la UAB, Jordi Bacaria ha matizado que el empobrecimiento del Reino Unido en un hipotético Brexit oscilaría entre un 3% y un 4% del PIB. A pesar de eso, también ha explicado que "es difícil justificar la salida de la UE sobre la base de los argumentos económicos", ya que hay informes que contemplan todos los matices, del catastrofismo al optimismo. 

Votantes como políticos, melón abierto

Casajuana también ha alertado de la complejidad de un referéndum, dado que "los votantes son como los políticos, se les pregunta una cosa y después responden otra". Más concretamente, el embajador considera que en este referéndum "triste", lo que se pregunta es el grado de adhesión de los votantes respecto a la clase política que apostó por formar parte de la UE "de mala gana". 

La decisión todavía está menos clara si nos adentramos al subconsciente del Reino Unido, que, según Casajuana, no se puede ir pero tampoco quedarse en la UE. Por una parte, prefiere estar dentro de la Unión para poder controlarla; y por la otra, no quiere ser el motor de Europa como tampoco quiere estar dentro de la zona Schengen ni formar parte del euro. Y dentro de la propia controversia, los políticos todavía no han explicado lo bastante bien por qué el Reino Unido se tendría que quedar, ha concluido Casajuana.

Y de ahora en adelante, pase lo que pase, el Reino Unido ya ha abierto, según Bacaria, el "melón" para que otros estados europeos puedan negociar diferentes acuerdos con la Unión. El Brexit como problema de la UE además de los que ya tenía previamente, con el añadido de que se espera que la división se prolongue y se amplíe todavía más durante los próximos años.