La nueva Caixa Catalana, la primera entidad financiera abiertamente independentista, ya está a punto de despegar. Se trata de una cooperativa de crédito y trabajo surgida desde abajo, de "la iniciativa ciudadana y popular" y sin contar con "ningún grupo de poder, mediático, empresarial, político o de ningún tipo" pretende hacer revivir el espíritu de la caja de ahorros popular (la del boca a oreja) o como a ellos mismos les gusta autodefinirse: una "auténtica entidad financiera con vocación social e inclusiva, gobernada por los mismos clientes y trabajadores."
Después de prácticamente dos años perfilando el proyecto de la nueva Caixa Catalana, su fundador y antiguo autónomo de Caixa Catalunya, Caja de Ahorros de Tarragona y la Caja, Joan Olivé está ultimando los últimos detalles de la hoja de ruta de la Cooperativa Catalana de Servicios Financieros, Sccl, que contará inicialmente con un capital social de 3.000 euros. De momento, ya hay fecha para la asamblea fundacional que tendrá lugar el próximo 3 de septiembre en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona (UB). Allí se espera que se aprueben los estatutos internos, se nombre el consejo rector que estará presidido por el mismo Olivé y se pongan a debate los próximos pasos.
La hoja de ruta
Los tiempos de la hoja de ruta están muy bien estipulados pero todavía queda un largo camino por recorrer hasta llegar al "escenario optimista" del 2019 o 2020 en el qué la Cooperativa Catalana de Serveis Financers se convierte en la definitiva Caixa Catalana, Cooperativa de Crèdit.
Corto plazo
- Segundo Semestre 2016: Campaña online de nuevos socios –100 euros por los particulares y 300 por las sociedades limitadas–.
- Primer trimestre 2017: Levantar la persiana "austera y moderna" de la cooperativa y empezar así el circuito entre ahorro y concesión de crédito.
Medio plazo
- 2017-2019: Consolidar la actividad de servicios financieros por el territorio, ganar volumen y experiencia a la vez que se establecen vínculos con iniciativas similares de toda Europa.
3 vías posibles
El objetivo final es convertirse en cooperativa de crédito "lo antes posible". Y con el fin de agilizar los pasos de esta "misión fundamental", la entidad financiera está explorando todas las vías posibles que se acaban resumiendo principalmente en tres: conseguir una licencia bancaria del Banco Central Europeo (BCE), ampliar el capital social hasta los 4,5/5 millones de euros y negociar con alguna cooperativa de crédito europea para poder operar con una licencia bancaria de "carácter internacional/compartido."
De este tridente de posibilidades, la última parece la más factible. O en cualquier caso, la más próxima ya que la nueva Caixa Catalana ya se encuentra en "conversaciones formales" con una cooperativa de crédito francés –no agraria–, de la cual espera conseguir asesoramiento y apoyo técnico.
Objetivo e identidad
Bajo el lema "porque primero son las personas" y "porque nos importa el país", la nueva Caixa Catalana quiere "volver a empezar y levantar de nuevo el país". En definitiva, recuperar el espacio de las cajas de ahorro y cumplir así con su función social en los territorios. Desde financiar autónomos, pequeños empresarios, parados y entidades sociales hasta dar apoyo a emprendedores, cooperativas y productores y o incluso, impulsar la internacionalización a medio plazo de exportadores e importadores catalanes.
Ahora bien, en la persecución de su objetivo, la primera entidad financiera abiertamente independentista no quiere renunciar tampoco a sus signos identitarios: total transparencia, escala de sueldos ajustada, sin primas de rendimiento o crecimiento, sin inversiones variables, con mentalidad austera en el gasto y sin cargos políticos en los órganos rectores. Ahora bien, sólo falta conciliar objetivo e identidad, poniéndose manos a la obra a la ruta con cifras concretas. Si todavía hay lugar para un capítulo más en la era de las cajas, el próximo es, sin ningún tipo de duda, fundar la nueva Caixa Catalana.