Bankia y CaixaBank reunirán mañana jueves a sus consejos de administración para abordar la fusión de ambas entidades, una vez alcanzado un acuerdo entre las cúpulas que contaría además con el visto bueno de sus principales accionistas. Desde que se anunciaran a principios de septiembre las conversaciones entre ambas entidades para crear el mayor banco de España, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, han estado negociando el acuerdo de fusión.

El pacto cuenta ya con el beneplácito de la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, en representación de los intereses del Estado —principal accionista de Bankia—, y de Isidre Fainé, como máximo responsable de CriteriaCaixa y la Fundación La Caixa, primer accionista de CaixaBank.

La ministra de Economía ha defendido este miércoles que "la necesidad de tener un sistema financiero fuerte" y de garantizar "la estabilidad financiera" guiarán la estrategia del Ejecutivo en las negociaciones para la fusión de CaixaBank y Bankia.

Posteriormente, también deberá pronunciarse el FROB, como ha remarcado Calviño, que ha dicho que se basará en la "protección del interés general de España" y la "maximización del valor público" de su participación en Bankia, rescatada con dinero público en la última crisis. "Son múltiples las llamadas a la consolidación fiscal del sector, tanto del Banco Central Europeo como de la Comisión Europea", ha asegurado la ministra de Economía en respuesta a una pregunta de la CUP en el Congreso.

El nombre de la nueva entidad será CaixaBank

Según fuentes cercanas a la negociación, hay consenso para que el nombre de la nueva entidad sea CaixaBank, y también para mantener la sede social en València. En cambio, no hay aún cifras sobre la afectación que la operación puede tener en los trabajadores de los dos bancos, aunque los sindicatos ya se preparan para excedentes de miles de trabajadores.

Entre los flecos que están por definir se encuentra la composición del consejo de administración, donde se deberá concretar el número de asientos, el reparto entre entidades y la condición de cada uno de sus miembros. En principio, se apuesta porque el 75% esté nombrado por la Fundación y el resto por Bankia, aunque también se incluirán consejeros considerados independientes.

En el acuerdo que se prevé inminente, Bankia obtendrá una participación superior al 25%, lo que obligará a CriteriaCaixa —el principal accionista de la entidad catalana— a elevar su participación en ella antes de que culmine la operación por encima del 40%. El aumento de su participación tendría ya el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE) y le permitiría garantizarse que en el futuro su participación en el nuevo grupo no quedará por debajo del 30% (lo que a su vez le reporta beneficios fiscales).

 

Imagen principal: Unas oficinas de CaixaBank. Foto: Europa Press