Bankia y CaixaBank se encuentran ultimando las negociaciones para su fusión y tratan de despejar las incógnitas restantes antes de llegar a un acuerdo definitivo. Desde mediados de agosto, en que se iniciaron las conversaciones entre ambas entidades para la creación del mayor banco de España, las relaciones han sido fluidas entre los dos bancos. Sin embargo, conforme pasan las semanas, éstas se van tensando, algo que se reflejó a la hora de fijar el precio final —para lo que se involucró incluso el propio Banco Central Europeo (BCE)—.
Este martes, se han reunido en Madrid el presidente de la Fundación La Caixa y de Criteria, Isidre Fainé, y la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, para definir los últimos detalles. Este tipo de encuentros se han producido para abordar algunas cuestiones sensibles desde el punto de vista político, pero también para limar algunas discrepancias iniciales, ya que el Gobierno —lejos de intermediar— lo que ha hecho es defender los intereses de todos los contribuyentes. Entre los demás flecos está la composición del consejo de administración, en el que se deberá concretar el número de asientos, el reparto entre entidades y la condición de cada uno de sus miembros. En principio, se apuesta porque el 75% esté nombrado por la Fundación y el resto por Bankia, aunque también se incluirán consejeros considerados independientes.
El BCE autoriza a CriteriaCaixa a elevar su participación
Fuentes de la operación apuntan que el puente de mando está cerrado. José Ignacio Goirigolzarri ocuparía una presidencia ejecutiva con menos funciones que las actuales. Gonzalo Gortázar será el primer ejecutivo del grupo, máximo representante ante el BCE, y contará con Juan Antonio Alcaraz, actual director general de Negocio, como número tres.
En el acuerdo que se prevé inminente, Bankia obtendrá una participación superior al 25%, lo que obligará a CriteriaCaixa —el principal accionista de la entidad catalana— a elevar su participación en ella antes de que culmine la operación por encima del 40%. El aumento de su participación tendría ya el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE) y le permitiría garantizarse que en el futuro su participación en el nuevo grupo no quedará por debajo del 30% (lo que a su vez le reporta beneficios fiscales).
En las negociaciones, además, se ha podido reforzar la idea inicial de que el domicilio social del nuevo grupo estará en València —manteniendo sedes operativas en Barcelona y Madrid—. También se ha dado por hecho que la marca CaixaBank se impondrá, como ha sucedido con las últimas compras llevadas a cabo por la entidad.
La patronal descarta que la fusión sea ventajosa para pymes y autónomos
La anunciada fusión entre CaixaBank y Bankia no será ventajosa para pymes y autónomos, según la Plataforma Pymes. En un comunicado difundido este martes, la agrupación defiende que la unión provocará un aumento de su posición de dominio a la vez que se reducirá una competencia que ellos ven "necesaria".
En su opinión, la integración de las dos entidades en la práctica eliminará la competencia en seis comunidades autónomas en las que el banco resultante se quedará en una situación "casi monopolística". De llevarse a cabo finalmente esta integración, Plataforma Pymes ve necesario acondicionarla a la recuperación del rescate financiero de que fue objeto Bankia y que "siguen pagando diariamente los españoles con su productividad y tributación". En cuanto a los posibles despidos que provocaría la unión de las dos entidades, espera que se opte por recolocar a los empleados afectados en sectores productivos.