Si no se producen efectos de segunda ronda, es decir una espiral de precios-salarios, la política monetaria se volverá menos restrictiva, haciendo posible una recuperación de la actividad y la ocupación durante el segundo semestre del 2023 sobre bases sólidas, a diferencia de la crisis entre el 2008 y en el 2009, en la que los desequilibrios acumulados no permitieron la recuperación hasta el último trimestre del 2013.
Estas son las conclusiones que se han presentado este jueves desde la Cambra de Barcelona, de la mano de su presidenta, Mònica Roca, y el director del Gabinete de Estudios de la entidad, Joan Ramon Rovira. Así pues, en 2023 el crecimiento del PIB se ralentizará hasta el 1,6% por la persistencia de la inflación y la evolución de los tipos de interés. En concreto, la economía crecerá un 4,3% en 2022 (+0,3 pp) impulsada por el turismo extranjero y el dinamismo del mercado laboral.
Por otra parte, Catalunya mantiene la moderación salarial y no está inmersa en una espiral entre precios y salarios. Un 25,7% de los trabajadores en convenios ha pactado aumentos salariales superiores al 3%. Y donde hacen hincapié es en la inflación que podría haber alcanzado su máximo en julio (10,3%) si no se producen choques adicionales por el lado de la oferta.
Un final del 2022 complicado
No obstante, en el análisis de la coyuntura económica catalana del tercer trimestre de 2022, todavía habrá aspectos a tener en cuenta que no favorecerán los resultados más inmediatos. Por una parte, la economía catalana tendirá a estancarse el último trimestre del 2022 y primero del 2023. Las consecuencias son la desaceleración de la economía mundial, la pérdida de poder adquisitivo de los hogares y el aumento de los tipos de interés, que incidirán negativamente sobre la actividad y, especialmente, sobre la construcción.
La inflación es un fenómeno importado que tenderá a disminuir gradualmente a lo largo de lo que resta del año y el 2023. Los impactos los encontramos en el depresor de la política monetaria sobre el ritmo de actividad, que implica una menor demanda de materias primas, incluyendo la energía. Y una menor capacidad por repercutir costes a precios y salarios. Si no se producen efectos de segunda ronda, es decir una espiral de precios-salarios, la política monetaria se volverá menos restrictiva-
El turismo y el consumo privado, favorables
La Cambra lo justifica por todos unos factores previos que maquillan los resultados, pero todavía son insuficientes. Por ejemplo, tenemos el consumo que aguanta el sostenido de los servicios y a nivel de consumo privado es lo que aguanta con su fortaleza, sobre todo en la ciudad de Barcelona. Uno de los elementos que lo ha favorecido son los contratos fijas discontinuos que han recortado con la incertidumbre existente hasta ahora. Así pues, el empleo temporal disminuye desde la nueva reforma laboral. En paralelo, el turismo sigue convergiendo hacia los niveles de antes de la pandemia. Sobre todo el turismo extranjero está siendo una de las principales palancas. Para la economía catalana, las exportaciones de bienes también se mantiene en una buena dinámica.