El presidente de la Cámara de Barcelona, Joan Canadell, ha criticado la gestión de la Generalitat de la crisis del coronavirus, al considerar que no destinó los recursos necesarios para contener los primeros brotes y que sus últimos mensajes "alarmistas" pueden acabar de hundir el sector turístico.

"Yo creo que no se ha hecho lo bastante bien a Catalunya", afirma Canadell en una entrevista con EFE. El empresario reconoce que "es muy fácil hablar a toro pasado", pero que ahora, visto en perspectiva lo que ha pasado en las últimas semanas, puede decir que a la Generalitat "le faltó previsión" a la hora de controlar los primeros brotes que se registraron en la comarca del Segrià y después también en otras zonas, como la Noguera, Barcelona o l'Hospitalet de Llobregat.

En su opinión, después de conocer los primeros casos de contagios de COVID-19, el gobierno catalán tendría que haber contado con más rastreadores para hacer un seguimiento de los contactos y realizar "confinamientos selectivos", lo que seguramente habría evitado llegar al "alarmismo" que se ha generado.

"Hacían falta más pruebas PCR, tener rastreadores y tener una app de seguimiento. Eso nos habría ayudado a controlar mucho más el concepto de microconfinamiento", señala el empresario independentista, que afirma de manera contundente: "Creemos que aquí la Generalitat ha fallado".

Canadell se muestra también mucho crítico con los mensajes de "alarma" que ha dado el Gobierno del Estado de la situación a Catalunya y que "ha provocado un efecto llamamiento a no venir" desde países como Francia, Bélgica o Alemania, desde los cuales es fácil llegar en coche o avión y que constituyen algunos de los principales mercados emisores de turistas a la comunidad.

El presidente de la Cámara asegura que al principio de julio el nivel de reservas de Barcelona era de los más altos de Europa, con tasas de empleo que algunos días rozaban el 60%, pero que después del confinamiento de Segrià empezaron a producirse las primeras cancelaciones y que estas han ido a más en los días posteriores, coincidiendo con las últimas medidas de la Generalitat ante la crisis de coronavirus.

Esta misma semana, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, compareció en rueda de prensa para advertir que Catalunya se encuentra en una situación "crítica" y que no le temblará el pulso si tiene que aplicar medidas más restrictivas para contener los contagios, como el confinamiento domiciliario.

"Yo creo que nos hemos anticipado en la alarma", asevera Canadell, que recuerda que la situación ahora es muy diferente de la de marzo, ya que, a diferencia de hace cuatro meses, los hospitales no están tensionados, la gran mayoría de infectados son asintomáticos y la edad de los contagiados es muy menor. El empresario entiende que el Gobierno "priorice la salud y la vida", pero cree que podría haber trasladado el mensaje a la ciudadanía "de otra manera", buscando "un punto de equilibrio" y midiendo las consecuencias que este tipo de declaraciones tienen en la economía.

"Entre salud y economía tenemos que decir salud, no hay ninguna duda. Pero sin economía no hay salud, porque si no podemos recaudar impuestos para pagar el sistema sanitario no habrá salud a medio plazo", apunta a Canadell. "Creo que tendríamos que haber sido mucho más prudentes, tendríamos que haber focalizado mucho más dónde era el problema y no dibujar una Catalunya general en color rojo cuando hay zonas que están realmente en verde y que incluso pueden ser más seguras que los países de origen de los turistas," subraya el presidente de la Cámara.

Con el objetivo de devolver a los turistas la confianza en Catalunya e intentar salvar la temporada turística, la Cámara propone al Gobierno y la Generalitat la creación de un mapa que permita seguir la evolución de la COVID-19 en las diferentes destinaciones turísticas, de manera que aparezcan en verde las zonas seguras y en rojo aquellas con una mayor incidencia del coronavirus.

"Hay que dar el mensaje en Europa que no es cierto que Catalunya en global tenga un alto riesgo de coronavirus, sino que esté muy focalizado", recalca Canadell, que teme que no sólo los turistas extranjeros dejen de venir a la comunidad, sino también visitantes de otras regiones españolas.