Catalunya ha ganado productividad laboral en los últimos diez años porque tiene un PIB que es ya un 6% superior al de antes de la crisis -y un PIB por cápita un 1% superior-, mientras que el número de puestos de trabajo todavía es un 5% inferior, y ha resistido a la desaceleración económica global, a pesar de estar más expuesta a la evolución de los mercados exteriores.
Así se extrae de la Memoria Económica de Catalunya 2018, que se ha presentado este viernes a la Casa Llotja de Mar de Barcelona con el presidente de la Generalitat, Quim Torra; el presidente del Consejo de Cámaras de Catalunya, Miquel Valls; el presidente de la Cámara de Barcelona, Joan Canadell; el subdirector general del Banco de Santander y responsable de Catalunya, Luis Herrero; la directora de la Memoria Económica, Carme Poveda; el catedrático Oriol Amat y el miembro del Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible de Catalunya, Ramon Roca.
Según el informe, que define en el 2018 como un buen año en términos económicos, destaca que Catalunya, que se ha situado en la zona alta en tasa de crecimiento del PIB en el 2018 en comparación con los principales países de la zona euro, ha moderado su ritmo de crecimiento pero no más que el resto de economías de su entorno y ha dicho que podría crecer por debajo de la española en 2019.
Internacionalización, empleo y crecimiento
El estudio, presentado por Carme Poveda, muestra que en comparación con los principales países de la zona euro, Catalunya se ha situado en la parte alta en tasa de crecimiento del PIB en el 2018, y que, a pesar de ser una economía muy abierta y expuesta a la inestabilidad de los mercados exteriores -tasa de apertura del 71% en el 2018, diez puntos más que la economía española- no se ha moderado más que el resto de economías de su entorno, "señal de elevada competitividad de su sector exterior".
Poveda ha señalado que "el dinamismo económico de los últimos 5 años ha permitido" que Catalunya esté generando un PIB cinco veces mayor que en el 2007," y que más de una década después de la crisis "genera un 6% más de actividad con un 5% menos de empleo, señal que se ha ganado en productividad laboral".
La memoria también pone énfasis en los factores que explican el crecimiento de la economía catalana en el 2018, y apunta principalmente en la fortaleza de la demanda interna, un elevado saldo exterior positivo, la internacionalización creciente del tejido empresarial y el hecho de que los sectores más dinámicos son aquellos enfocados en el conocimiento, como la digitalización y las tecnologías.
El decano del BSM de la UPF, Oriol Amat, ha apuntado, siguiendo las palabras de Canadell, que "la empresa catalana desde el 2008 ha ido mejorando su endeudamiento y su situación financiera", de manera que en caso de venir una nueva época difícil, las empresas catalanas la podrían superar mejor. Aquellas empresas muy endeudadas antes de que viniera la crisis murieron, y las que no lo estaban pudieron superarla mucho mejor. Ahora cada vez ha menos emprendida capitalizada", ha aseverado.
Además, "en términos financieros, las empresas catalanas tienen una rentabilidad financiera muy buena, debido al dinamismo empresarial, la internacionalización y las ventas". Como puntos flacos, Amat ha señalado el clima político y la falta de inversión en R+D, "que" según explica, es la clave para afrontar todos los retos que tenemos".
Retos
A pesar del buen dinamismo de la economía catalana, lo informa alerta de que se tienen que afrontar algunos retos, como aumentar el esfuerzo en investigación y conocimiento en que Catalunya invierte sólo el 1,47% del PIB, todavía por debajo del 2,07% de la UE; y también reducir la tasa de paro de larga duración a la vez que hay que hacer crecer los salarios y la productividad.
Además, se pone el énfasis en la necesidad de alcanzar el año 2030 un crecimiento sostenible a través del cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), en el que se propone luchar contra la pobreza, frenar el cambio climático, mejorar la salud de las personas y la calidad del trabajo, así como reducir las desigualdades de género, entre otros.