La recuperación va por el buen camino. Los últimos datos publicados por la Generalitat indican que Catalunya recuperará el año que viene los niveles económicos del 2019, es decir, de antes de la pandemia. Los indicadores avanzados este viernes sobre el escenario macroeconómico de Catalunya señalan tanto para el año 2021 como para el 2022 aumentos del 6,4% del PIB. Si lo comparamos con la última revisión, del mes de mayo, el incremento es notable, ya que los datos indicaban crecimientos del 6,0% y del 5,2% del PIB, respectivamente.

Esta última revisión del Gobierno, apuntala la recuperación económica en la misma línea que los principales organismos internacionales con dos claros motores, la inversión y la demanda externa. Otro hecho que ayudar a esta recuperación será la bajada de los niveles de paro, que según las previsiones será del 11,2% al acabar 2022.

El conseller de Economia i Hisenda, Jaume Giró, ha celebrado estas nuevas previsiones y ha apuntado que "invitan al optimismo y a hacer una valoración positiva, sobre todo por el dinamismo del consumo y el comportamiento del sector exterior y del mercado de trabajo". Giró ha añadido que, con este escenario macroeconómico, "el balance de riesgos es equilibrado gracias al progreso y la eficacia de la vacunación, con el consiguiente relajamiento de gran parte de las restricciones sanitarias, y al potencial del plan de recuperación europeo".

Según el conseller, "los indicadores permiten equilibrar los riesgos derivados de los problemas de abastecimiento global y las presiones inflacionistas consecuencia del alza en el precio de la energía y las materias primas".

El conseller de Economia i Hisenda, Jaume Giró - ACN

Mejora de las exportaciones

Uno de los motores del buen comportamiento económico de Catalunya los próximos años será el mercado exterior, y según las previsiones, las exportaciones de bienes continuarán con una expansión destacada. Además, hay que destacar que, en términos acumulados hasta julio, superan en un 5,6% los valores corrientes del mismo periodo del 2019, superando ya los niveles prepandemia.

Al mismo tiempo, el mercado exterior también mejorará a medida que se vaya recuperando el turismo. De hecho, desde el mes de mayo, el número de turistas extranjeros fue tan solo un 5,6% respecto del mismo mes del 2019, mientras que en agosto ya representaban un 45,5% de los que se recibieron dos años atrás.

Con respecto al mercado de trabajo, a cierre de septiembre la afiliación en la seguridad social se sitúa un 0,6% por encima de la de septiembre de 2019, y el número de trabajadores en ERTE ha seguido disminuyendo y se sitúa en 47.949 personas en septiembre, que es el nivel más bajo desde el inicio de la pandemia por sexto mes consecutivo.

2022, el año que saldremos de la sacudida

Estaremos de acuerdo que 2021 ha sido un año clave para la recuperación de la economía después de la pandemia, pero todo apunta que 2022 será el año clave para volver a los niveles económicos que teníamos antes de que la Covid llegara a nuestras vidas. El caso es que las previsiones apuntan a un avance del PIB del 6,4% (1,2 puntos por encima de las previsiones de mayo), con una aportación inferior de la demanda interna (de 5,5 puntos) pero superior de la demanda externa (de 0,9 puntos).

Al mismo tiempo, se espera un mayor protagonismo de la inversión, con aumentos que superarán con creces el 10%, en gran parte a causa de los en los fondos europeos Next Generation, a la vez que se mantendrá un impulso destacado del consumo de los hogares con incrementos del 5,5%.

Lo que sí que empezará a decrecer será el consumo de las administraciones públicas después del esfuerzo a causa de la pandemia. Los flujos con el extranjero se mantendrían en tasas similares en las del 2021, todo y que un poco más moderadas, del 10,7% para las exportaciones totales de bienes y servicios y del 9,0% para las importaciones. En este sentido, hay que destacar el impulso del consumo de los extranjeros, gracias a la recuperación del turismo.

Con respecto al mercado de trabajo, las previsiones para el 2022 sugieren un crecimiento más moderado del empleo equivalente a tiempo completo, del 3,8%, que, se traduce en la creación de unos 124.000 puestos de trabajo. Eso permitiría un descenso de la tasa de paro, hasta el 11,2%, una tasa muy próxima a la del 2019 (11,0%).

Recuperación parcial

Si volvemos a las previsiones para este último trimestre del 2021, según los datos de Economía vemos que este año también experimentaremos un crecimiento del 6,4% del PIB, un aumento de cuatro décimas superior a las previsiones de mayo. Este rebote recoge tanto la recuperación parcial de la demanda interna como el reequilibrio de la demanda externa.

La mejora de la demanda interna refleja, sobre todo la recuperación del consumo de los hogares, con un crecimiento del 7,9%, y de la inversión. La reactivación del consumo de los hogares está muy vinculada a la mejora de la confianza sobre la situación económica y sanitaria, a la movilización gradual del ahorro acumulado durante la pandemia y a la recuperación sostenida del mercado de trabajo.

Esta gran recuperación de la inversión es mujer gracias a la disminución de la incertidumbre y unas condiciones financieras favorables. Además, la progresiva implementación del plan europeo de recuperación tiene que permitir impulsar la inversión en el último trimestre del año.

El decrecimiento del consumo de las administraciones públicas que veremos en el 2022 empezará este año, ya que desde el Gobierno proyectan una progresiva desaceleración, después de la respuesta más expansiva del 2020 derivada de las necesidades para hacer frente a la pandemia.

En el campo de las exportaciones totales, tanto de bienes como de servicios, avanzarán un 11,1% cuando acabe en diciembre, un ritmo muy parecido al de las importaciones totales, del 11,5%. Las previsiones sobre el mercado de trabajo del 2021 apuntan a un aumento notable del empleo equivalente a tiempo completo, después de la caída intensa del 2020.

Este avance del empleo a tiempo equivalente, que supondría la creación de unos 147.000 puestos de trabajo, sería menos intenso que el del PIB, y por lo tanto la productividad aparente del trabajo mejoraría, en línea con el patrón procíclico de los países del entorno. Esta dinámica, junto con el incremento de la población activa (que se recupera después del descenso registrado en el 2020), conduce a una disminución moderada de la tasa de paro, hasta el 12,1%.