Una de las principales consecuencias económicas de la invasión rusa de Ucrania ha sido sin duda el aumento exponencial de las materias energéticas como el gas, el petróleo o el carbón. Y como ya hemos explicado muchas veces, el aumento de las materias energéticas, en especial el gas, repercuten directamente en nuestra factura de la luz. Ante este panorama, la Unión Europea está intentando, a todo precio, abaratar las facturas de todos los ciudadanos, ahora bien, los únicos Estados que se ha puesto manos a la obra son España y Portugal mediante la llamada "excepción ibérica", que reconoce la situación energética de estos dos estados como excepcional y diferenciada del resto del continente, al final se podría decir que se reconoce que hay una condición "de isla energética".
Eso ha servido para que los dos gobiernos hayan pedido a la Comisión Europea poder aprobar varias medidas para contener los precios del gas y, de rebote, reducir el coste de la electricidad. De hecho, la medida más importante que han puesto sobre la mesa Antonio Costa, primer ministro portugués, y Pedro Sánchez, ha sido limitar el gas natural a 30 euros el megavatio hora para la producción eléctrica en los dos países y en las centrales de ciclo combinado, a aquellas que generan electricidad usando gas natural se les compensaría la diferencia con el precio real repartiendo el precio entre los otros métodos de generación eléctrica.
¿Cómo afectaría al precio de la electricidad?
Este hecho de limitar el precio del gas afectaría directamente al precio de la luz. Concretamente, España y Portugal calculan que el precio del precio de la luz se reduciría, aproximadamente a la mitad, a uno precio orientativo de 100 euros el MWh. Todo se da porque tenemos que calcular que, más o menos, cada euro pagado por gas se revaloriza un 100% cuando se transforma a electricidad, por lo tanto, si se paga el MWh de gas a 30 euros, el de electricidad se pagará a 60 euros. Ahora bien, aquí entran más factores, y es que las centrales de ciclo combinado pagan por sus emisiones de CO₂, ya que el gas todavía es considerado como un combustible fósil, cosa que se traduce en un aumento de unos 30 euros por MWh en electricidad. Al fin y al cabo suma unos 90 euros el MWh, a los que se le tienen que sumar otros 10 euros de los costes de operación de los ciclos combinados y el margen comercial, lo que acaba dando estos 100 euros, aproximadamente, de tope en el precio de la luz.
Y se puede decir tope en el precio de la luz porque el ciclo combinado es la manera de generar energía más cara con diferencia y teniendo en cuenta como se subasta el precio de la luz, la energía más cara acaba fijando el precio del resto, por lo tanto, si reducen a un tope de 100 euros, reducen considerablemente el precio de toda la electricidad.
Ahora bien, ante esta situación, Bruselas tiene una gran duda, ¿cómo se financiará este tope del gas? La respuesta de Costa y Sánchez, aparentemente, es muy sencilla, la diferencia a compensar a las centrales de ciclo combinado saldría de repartir el coste entre el resto de tecnologías, como por ejemplo la eólica o la nuclear. Esta duda es la que separa a los ciudadanos de pagar menos de la mitad en la factura de la luz a partir de las próximas semanas, si se sigue el calendario establecido. De hecho, la voluntad de España y Portugal es que estas medidas sean aprobadas por la Comisión Europea, a poder ser, antes de que acabe el mes de abril o, como mucho, a principios de mayo. Después de superar este trámite, se tendría que aprobar en el Consejo de Ministros.
¿Qué pasa con el resto de Europa? ¿La UE embargará el gas y petróleo rusos?
Por otra parte, el resto de Europa todavía no ha propuesto nada para intentar abaratar este precio de las materias energéticas, pero lo que sí que está haciendo es imponer más y más sanciones a Rusia después de la invasión de Ucrania. Pero no fue hasta el último paquete de sanciones que Europa apuntó hacia las materias energéticas rusas, más concretamente, apuntaron al carbón y pretende privar a Moscú de unos 4.000 millones de euros este año. Estas sanciones llegan después de que durante el 2021 el 46,7% del carbón que llegó a Europa lo hizo desde el gigante eslavo.
La dependencia energética de Europa hacia Rusia no acaba aquí, ya que durante el 2021 el país dirigido por Vladímir Putin ingresó cerca de 99.000 millones procedentes de la venta de energía en el conjunto de la UE, cifra que este año se podría superar teniendo en cuenta los precios energéticos actuales. Además, el 40% del gas y el 27% del petróleo que llegaron a Europa durante el año pasado procedían de Rusia, ahora bien, estos dos últimos hidrocarburos todavía no han sido sancionados por Bruselas.
Y podemos decir todavía porque el presidente del Consejo Europeo, el órgano que reúne a los jefes de gobierno de la UE, el belga Charles Michel, ya señaló el miércoles pasado que "tarde o temprano" habrá que imponer sanciones sobre el petróleo y el gas de Rusia. En esta línea se pronunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que aseguró que Europa "está trabajando en sanciones adicionales" hacia Rusia, "incluso sobre las importaciones de petróleo", un hecho que podría llegar a dividir fuertemente a los 27.
¿Por dónde entra el gas en Europa? ¿Hay alternativas a Rusia?
¿Ahora bien, si finalmente Europa deja de comprar gas y petróleo a Rusia, el viejo continente tiene alternativas reales? ¿Por dónde entraría el gas? Pues la respuesta es sí, como mínimo sobre el papel, ya que a Europa llegan un total de 8 gasoductos en funcionamiento y hay dos que están en construcción. Estos dos últimos son el famoso Nord Stream 2, que tenía que unir Rusia con Alemania por el Báltico, pero que a principios de marzo ya anunció que había entrado en suspensión de pagos, y el Eastmed, que tendría que unir el mediterráneo oriental con Grecia, ahora bien este gasoducto tampoco está claro que llegue finalmente a entrar en funcionamiento.
Más allá de estos dos fiascos, hay 7 más que sí que están en funcionamiento, pero tres de ellos conectan Rusia con Europa, el Nord Stream, el Soyuz y el Yamal, que desembocan en Alemania, Ucrania y Bielorrusia respectivamente y si se diera este embargo, quedarían inutilizados.
Por el otro lado encontramos los otros cuatro gasoductos que llegan por el Mediterráneo, dos desde Argelia, uno desde Marruecos, uno desde Libia y el otro desde Turquía, que podrían representar las principales fuentes de entrada de gas en Europa si se corta la relación con Rusia. Ahora bien, hay uno de los gasoductos que actualmente no está en funcionamiento, el Magreb-Europe, que une España con Marruecos, a causa de las tensiones entre este país y Argelia, por lo tanto, solo llega gas a través de cuatro de los cinco canales disponibles.