Algo pasa. El ambiente festivo, incluso entusiasta, de una mayoría de contribuyentes en la actual campaña de la renta no se puede entender sin el concepto "renta a devolver".
Se podría pensar que los contribuyentes que presentan la renta ya en abril, mes y medio antes de que venza el plazo, lo hacen movidos por su gran conciencia social o el afán de contribuir a las arcas públicas, ambas dignas del escandinavo más entusiasta. La realidad es mucho más prosaica: lo que nos motiva a ser diligentes y cumplir con semanas de anticipación es la promesa de una devolución de impuestos en forma de paga extra.
Mi modesta misión hoy es reflexionar sobre lo que hay detrás de esta devolución. Espero no provocar ninguna revolución... o sí.
El proceso perverso de la devolución del IRPF empieza con la retención, que es el importe que ya no se cobra porque la empresa que paga aquella renta, sueldo o factura deja de abonar aquel importe al interesado para ingresarlo directamente en Hacienda. La retención es a cuenta del Impuesto que se liquidará entre abril y junio del año siguiente, porque el Estado necesita el dinero y no quiere esperar todo un año.
En Francia, los contribuyentes pagan ellos mismos el anticipo mensual del IRPF a hacienda. Son muy conscientes de los impuestos, a diferencia de los españoles
Hasta aquí podríamos convenir que este montaje parece razonable. Ahora bien, como ya he dicho en anteriores columnas, la retención como fórmula principal de recaudación del IRPF, muy habitual en España, no lo es tanto en el resto del mundo. No hace falta ir muy lejos. En Francia, los contribuyentes pagan ellos mismos el anticipo mensual del IRPF a la hacienda francesa, de manera que el contribuyente francés es muy consciente de lo que paga de impuestos, a diferencia del español, que tiene un papel eminentemente pasivo en todo este proceso gracias al sistema de la retención.
Seguimos con la perversidad del sistema. El anticipo en forma de retención se calcula tirando largo, es decir, la retención suele ser superior al impuesto efectivo que se liquida.
Aquí hay que hacer un paréntesis para resumir cómo se calcula la cuota positiva o negativa del IRPF. A un determinado nivel de ingresos se le aplica una tarifa del impuesto (tipo impositivo) que genera una cuota; a esta cuota se le restan las retenciones o anticipos efectuados. La diferencia entre la cuota y las retenciones o anticipos puede dar resultado positivo (renta a pagar) o negativo (devolución). Por tanto, con independencia de lo que se haya ganado, si lo que te han retenido o pagado por anticipado es superior a la cuota correspondiente del impuesto, el resultado es negativo y, por lo tanto, durante el año, el estado ha tenido más dinero del que le tocaba. Esta práctica sólo favorece a las arcas públicas en detrimento de la libertad económica y de decisión del contribuyente, pero como decía aquel eslogan, Hacienda somos todos.
¿De los euros de la devolución del IRPF del 2017 que se reciban a partir de mayo del 2018, cuántos se habrían podido tener en el bolsillo en enero del 2017 y no año y medio después?
Personalmente, me preocupa que muy pocos se cuestionen la justicia de esta fórmula. ¿De los euros de la devolución del IRPF de 2017 que se reciban a partir de mayo de 2018, cuántos se habrían quedado en el bolsillo en enero de 2017 y no ahora, año y medio después? ¿Qué pasa con los intereses?
El resultado es un contribuyente medio que ni sabe ni quiere saber cuánto paga en impuestos y que la devolución es un gran incentivo para declarar. Así se ha conseguido que el principal impuesto de nuestro sistema tributario tenga contribuyentes zombis, a los que sólo interesa en que se lo devuelvan su dinero sin cuestionarse la estafa que eso supone. En paralelo, va calando la idea errónea de que, en la campaña de renta, sólo paga IRPF quien más tiene, mientras que quien gana menos tiene que "recibir" IRPF en forma de devolución. Ya ha quedado explicado que las devoluciones no se deciden en función del nivel de ingresos, sino por la diferencia entre las retenciones y la cuota efectiva que corresponde pagar.
Si digo que la declaración de la renta tendría que salir a pagar porque al revés es una estafa, estoy remando a contracorriente ¿verdad?