"Catalunya, si ha sobresalido especialmente en algún campo es en la economía y en la cultura", asegura el abogado e historiador económico Francesc Cabana, que acaba de publicar su último libro Els deu èxits de l'economia catalana. Geografía, historia y población catalana son coprotagonistas. A pesar de las pérdidas económicas que se atribuyen reiteradamente al procés, la economía catalana ha sido y es una historia llena de éxitos que no habrían sido posibles sin "el carácter emprendedor de la colectividad catalana". De la fundación de Banca Catalana hasta el Ateneu Barcelonès y con una Creu de Sant Jordi de por medio, Cabana rememora los éxitos de la economía catalana.

1. El milagro del algodón

"Catalunya hizo la Revolución Industrial con el algodón, sin un Estado que diera apoyo a sus emprendedores", empieza Cabana. Aunque el algodón se tuviera que importar de zonas muy lejanas y sin las fuentes energéticas necesarias, el milagro del algodón se produjo y Catalunya se convirtió en una potencia europea. Y mientras, el mercado español que estaba a la espera de que le llegara la industrialización, se debatía entre proteccionistas y librecambistas para comprar los productos catalanes.

"Aunque tengamos la impresión de qué se acabó mal, la industria algodonera impregnó su carácter emprendedor en muchas comarcas", insiste el historiador económico. Y eso hizo que en la actualidad tengamos una industria muy diversificada que genera un impacto claramente positivo en la economía y permite superar los descalabros propios de la especialización en un único sector.

2. El coche hispano suiza

Corría la primera década del siglo XX, cuando el coche hispano suiza fabricado por la empresa catalana La Hispano Suiza, Fábrica de Automóviles S. A., con sede social en Barcelona, decidió plantar cara al coche americano Stutz Black. Rápidamente, se convirtió en un "buque insignia" que estableció las bases de la primera experiencia del automóvil en Catalunya pero siempre fiel a sus principios de artesanía, lujo y elevado precio. La fabricación en serie lo dejó fuera de la carrera. Le faltó Modern Times, de Charles Chaplin.

"Si la empresa se hubiera adaptado, Catalunya habría podido contar con una gran empresa propia de automóviles como la Fiat, la Renault o la Citroën", asegura Cabana. Nunca lo sabremos pero su caso forma parte de la historia viva del automovilismo catalán.

3. Caixabank, la primera empresa catalana

"Una Caixa que actúa como un banco". Así es como el exfundador de Banca Catalana define CaixaBank, la primera empresa en activos, fondos propios, poder económico y recursos a terceros. Y todo ello no sería posible sin la innovación de Francesc Moragas y Enrique Luño Peña, la modernización de Josep Vilarasau, el "menos Kandinsky y más Alzhéimer" de la obra social de Ramon Fornesa o la obra de bancarización de valores sociales innegociables de Isidre Fainé. Sus respectivas presidencias han marcado un punto de inflexión en la historia de La Caixa, sin la cual hoy muchas grandes empresas no podrían estar presentes en el mercado de capitales.

Con respecto a la discreción de los banqueros enfatizada por Isidre Fainé en la última presentación anual de resultados de CaixaBank, Cabana se muestra de acuerdo en que "los empresarios puedan tener sus opiniones políticas pero no hace falta que las expresen". "Dicen que estarán a favor de quién gobierne y lo único que no les interesa es que haya problemas en la calle o que haya poca actividad como ahora mismo que aún no hay gobierno en España."

4. La cultura imprimida

"El mantenimiento de la lengua y la cultura catalanas son un milagro, y este, el fruto del esfuerzo de un pueblo", asegura Cabana haciendo referencia al espíritu de superación de Catalunya durante la represión franquista. Por una parte, dos diarios, El Diario de Barcelona y La Vanguardia, capaces "de informar y transmitir opinión" y por la otra, dos enciclopedias, la Enciclopedia Espasa y la Enciclopedia Catalana, a modo de "compendio de todos los conocimientos".

Más concretamente, el historiador explica el caso del antiguo propietario y director de El Diario de Barcelona, Antoni Brusi Ferrer, quien convirtió "lo que eran unas hojas de poco interés en un diario moderno de noticias y de opinión", y que después de viajar por Europa, "volvió a Catalunya con un conocimiento desconocido en toda España".

5. Gas natural

Un día de los Santos Inocentes de 1965, se constituyó Gas Natural S. A., participada en un 99% por Pere Duran Farell en nombre de Catalana de Gas y con un capital simbólico de 2 millones de pesetas, lo que equivaldría aproximadamente a 12.000 euros. Tres años después y con un contrato con la empresa pública argelina del petróleo y del gas, Sonatrach, sobre la mesa, Duran anunciaba que Barcelona se convertiría en la primera ciudad de España que dispondría de gas natural, abriendo también las puertas del hidrocarburo al conjunto del país a pesar de las reiteradas oposiciones del régimen franquista.

Y muchos años después, concretamente en el 2008, la primera empresa no financiera con sede en Catalunya consiguió integrar también a la eléctrica gallega, Unión Fenosa, hasta convertirse en la multinacional catalana que conocemos hoy en día: Gas natural Fenosa. Duran lo definía así: "los catalanes, cuando reflexionan sobre lo que representa el gas natural, lo sienten como algo propio que ha surgido aquí."

6. Vinos y cavas

"El vino alegra el corazón del hombre", afirma la Biblia. Y el de la mujer. "En Catalunya siempre se ha producido vino, pero su importancia dentro de lo que es la producción catalana e, incluso, su presencia en el territorio catalán han tenido fuertes oscilaciones", asegura Cabana. Una cita sensiblemente extrapolable al cava. En los años 60, se ponía como ejemplo Codorniu como "una empresa catalana familiar y potente".

Al cabo de unos años y como consecuencia de estas "clásicas peleas familiares", se empezó a poner como ejemplo Freixenet, la primera en internacionalizarse. La historia parece que se repite y han vuelto a entrar en escena aquellas "clásicas peleas familiares". Esta vez, de la mano de las tres ramas de la familia Herrero en la casa de las burbujas doradas que te felicitan el año haciendo gimnasia rítmica. Ahora bien, Cabana prevé que "si Codorniu salió adelante, estoy convencido de que Freixenet también saldrá adelante". Más allá de tempestades, en Catalunya hay 242 empresas que producen cava y que vendieron más de 250 millones de botellas anuales durante el 2015. Todo un referente de la industria catalana.

7. El turismo esencial

"El turismo es muy importante en Catalunya pero en cambio no dispone de grandes grupos hoteleros o de servicios turísticos", asegura Cabana, insinuando así una potencial oportunidad de negocio. El mercado es con un turismo de masas presente en Catalunya desde la década de los años 50 y una marca de Barcelona que no para de crecer después de haber conseguido el hito histórico de unos Juegos Olímpicos en 1992. Un turismo que según el abogado "se ha ido generando a partir de la sencillez de las familias".

Con Ada Colau como alcaldesa del Ayuntamiento de Barcelona, el debate sobre el modelo del turismo está más presente que nunca. Y al respecto, Cabana no duda en afirmar de que no le gusta el turismo de borrachera pero sí que se tendría que permitir el turismo de alpargata. Quizás el turismo no es "excelente" y todavía es muy mejorable pero está fuera de cualquier discusión que es esencial para la economía catalana.

8. Los señores de Terrassa y el Sabadell

A falta de materias primas, la voluntad y la cultura emprendedora de unos empresarios catalanes derivó en la aparición de núcleos industriales en Terrassa y Sabadell. Cumplían con todos los requisitos: una buena red de comunicaciones, unos terrenos adecuados, agua y un mercado de consumidores. El resultado no podía ser otro que la creación de una industria textil y lanera de vital importancia para Catalunya. Terrassa y Sabadell, dos ciudades hermanas con características propias, no se sacaban la vista de encima y eso "las llevó a un desarrollo paralelo, pero diferente." El Banco de Terrassa (1881) y el Banco Sabadell (1881) fueron grandes testimonios aunque con un destino muy dispar. Cabana, el abuelo del cual se arruinó en Terrassa y probó suerte en Barcelona, asegura con conocimiento de causa que "allí es donde se encontraban las familias más importantes."

9. Multinacionales de bolsillo

"Catalanes, nuestro es el mundo porque sin lucha ni guerra no hay ningún pueblo en la tierra donde los catalanes no estén", escribia Artur Cuyàs en la revista ilustrada La Llumanera de Nova York, el año 1876. Por aquel entonces, la empresa industrial catalana era muy proteccionista a causa de la falta de materias primas y a pesar del asedio de librecambismo.

Pero cuando España entra en la Unión Europea en 1986, la industria textil tradicional catalana desaparece dando pie a las "multinacionales de bolsillo" que diversifican su cartera de productos. Cabaña entiende como "multinacionales de bolsillo" a referentes empresariales como Cobega, Grífols, Ficosa, el Grupo Roca, Agrolímen o Fluidra. "De la cultura industrial se saca mucho provecho y los catalanes aprenden a adaptarse a cualquier tipo de industria."

10. Damm, la cerveza de la tierra

"La Damm es la única cerveza hecha por una empresa que se dice y es catalana", asegura el historiador económico. A pesar de tener muchos pretendientes y haber encajado graves acosos, Damm sigue siendo plenamente autónoma, en buen estado de salud financiera a pesar de encontrarse en un sector plenamente competitivo. El éxito de Damm también se debe en gran parte a sus 140 años de historia y su gran cartera de cervezas adornada por emotivas campañas publicitarias en la Costa Brava y les Illes Balears. Mil millones de euros de facturación los avalan. Pero más allá del dinero, Damm se ha posicionado como "la cerveza de la tierra", con todo lo que la tierra de Catalunya y el Mediterráneo implica.

10+1. Nadar a contracorriente

En total, diez éxitos de la economía catalana que habrían podido ser muchos más pero que no serían iguales sin el rastro de los éxitos y de los fracasos que ya han pasado a la historia. De todo se aprende, por obligación o por propia voluntad. En el caso de Catalunya, se ha tenido que hacer un "esfuerzo complementario a lo que sería normal", ya que se ha tenido que nadar a contracorriente de un Estado que "no ha facilitado demasiado las cosas".

Desde el inicio de la Revolución Industrial, las iniciativas catalanas han sido obstaculizadas o simplemente ignoradas por los gobiernos españoles donde, por cierto, durante ciento quince años sólo ha habido diez catalanes en ministerios económicos y doce más en otros. Cabana, que fue presidente del Ateneu Barcelonès desde el 2011 hasta el 2014, pidió el concierto económico junto con el presidente de Foment del Treball, el secretario general de la UGT, el secretario general de CCOO i el presidente del Institut Agrícola català de Sant Isidre. Pero no se lo concedieron, igual que hace 100 años. Y después de tanto tiempo, el fantasma del inmovilismo parece haber perdido grandes batallas contra lo que al fin y al cabo es el gran éxito de la economía catalana: el carácter emprendedor de la colectividad catalana.

En un momento tan "apasionante y extraordinario" como lo que estamos viviendo, conviene coger aire, contemplar el camino recorrido y maravillarse por lo que todavía queda por recorrer.

Fotografías: Sergi Alcàzar