Los datos intertrimestrales del PIB catalán reflejan un avance del 0,1%, en línea con las principales economías del entorno, pero por debajo de la zona euro y la economía española que se sitúa en el avance del 0,2%. La resistencia del consumo privado y el impulso asociado a un verano sin restricciones sanitarias han permitido mantener el crecimiento positivo del PIB, todo y que por debajo de su entorno más inmediato. Así pues, la información económica más reciente sugiere un deterioro de la actividad durante los próximos meses, con un debilitamiento tanto de los indicadores de consumo, como el comercio al detalle y el gasto con tarjetas, como de los principales indicadores de actividad, en un contexto de encarecimiento de los costes intermedios y de aumento generalizado de los precios.
Con todo, se espera que la actividad gane dinamismo a partir de la primavera, a medida que las tensiones en los mercados de la energía disminuyan, mejoren los problemas de aprovisionamiento y se refuerce el despliegue de los fondos NGEU. La otra cara de la moneda es si lo analizamos desde el punto de vista interanual. Según la estimación de avance que elabora el Idescat y que recoge la Nota de Coyuntura Económica del departamento de Economía y Hacienda, el tercer trimestre del 2022 la economía catalana crece un 4,0% interanual, un ritmo superior al del conjunto de la zona euro (2,1%) y de países como España (3,8%), Italia (2,5%), Alemania (1,1%) o Francia (1,0%). El mercado de trabajo y el sector exterior han seguido dando apoyo a la actividad, en un contexto global marcado por la elevada inflación, el debilitamiento de las principales economías del entorno, el deterioro de la confianza de los agentes privados, y un endurecimiento de las condiciones de financiación. Las tensiones e incertidumbres globales, unidas a una normalización progresiva del crecimiento económico después de la crisis sanitaria, han conducido a una moderación del dinamismo económico.
Servicios y construcción, al frente
El sector de servicios empezó a recuperarse de manera clara a partir del segundo trimestre del 2021, y desde ha mantenido un fuerte dinamismo. Durante los últimos meses su actividad ha seguido avanzando recodo en el aumento del consumo privado del turismo, en el primer verano sin restricciones sanitarias después de más de dos años. El tercer trimestre, los servicios anotan un incremento intenso (6,0% interanual), a un ritmo un poco más suave que el del segundo trimestre (7,1%). El crecimiento ha sido muy generalizado por subsectores, pero destaca especialmente el dinamismo de las actividades tecnológicas, los servicios empresariales, el ocio y la cultura y, en menor medida, los bares, los restaurantes y la hostelería.
Con respecto al turismo extranjero, ha seguido recuperándose durante el tercer trimestre, pero los meses más recientes se observa una mejora más moderada. De julio a septiembre, el número de pernoctaciones de turistas extranjeros ha sido un 10,7% inferior al mismo periodo del 2019, una cifra que mejora los registros del segundo trimestre (cuando se va situaron un 18,2% por debajo del mismo periodo del 2019). El sector de la construcción, aunque mantiene su dinamismo y el ritmo de crecimiento en el 2,7%, está acusando los problemas de suministro y de encarecimiento de input básicos, y se enfrenta a perspectivas menos favorables por el empeoramiento progresivo de las condiciones de financiación.
Por su parte, el sector industrial empezó a registrar un debilitamiento a partir de la segunda mitad del 2021, por los problemas a escala global de suministro y por el fuerte encarecimiento energético y de otros input. Durante el 2022, el VAB industrial ha mostrado una tendencia de descenso interanual que llega a un -2,4% el tercer trimestre, con una caída un poco más moderada que durante el segundo trimestre (-2,6%). La evolución es bastante desigual por ramas, donde el dinamismo de los productos farmacéuticos contrasta con la debilidad de la industria textil y de la metalurgia. El VAB del sector agrario retrocede un 15,0% interanual, y encadena cuatro trimestres con una tendencia negativa. El sector está muy afectado por el encarecimiento de los costes intermedios (energía, piensos y fertilizantes, entre otros) y la climatología adversa de este año, con efectos negativos sobre la producción agrícola.
Durante el tercer trimestre del 2022, la afiliación en la Seguridad Social crece un 3,6% interanual y el empleo EPA aumenta un 2,3% interanual, por debajo de los crecimientos del segundo trimestre (de un 4,8% y de un 3,0%, respectivamente). La reforma laboral ha hecho caer la tasa de temporalidad hasta un 16,4%, el mínimo de las últimas décadas. Mientras que en Catalunya la tasa de paro se ha mantenido en un 9,3% por segundo trimestre consecutivo, el valor más bajo desde el 2008, en España repunta levemente hasta un 12,7% y en la zona euro se mantiene en un 6,6%.