El aeropuerto de El Prat ha experimentado un crecimiento muy importante en el número de pasajeros y de operaciones en los últimos años, que lo ha situado como uno de los principales aeropuertos de Europa continental y el segundo del Estado en términos absolutos. El incremento del 16,1% en el primer trimestre del 2016, superior al de conjunto de la red de Aena y de su principal competidor, el aeropuerto de Madrid-Barajas, muestra las amplias expectativas de futuro del aeropuerto de Barcelona que, desde su ampliación con la inauguración de la T1 en el 2009, pretende convertirse en un hub internacional del sector aeronáutico. Sin embargo, el aeropuerto barcelonés todavía no está lo suficientement bien conectado en transporte público con la ciudad ni, menos todavía, con las principales ciudades de Catalunya.
Se trata de un agravio histórico que no se corresponde con la demanda creciente del aeropuerto, que ha alcanzado su récord de pasajeros con 39,7 millones de euros en el 2015, un 5,7% más que el año anterior, con diferencias interanuales de hasta el 12,7% y el 8,1% de noviembre y diciembre, respectivamente. El pasado mes de enero, con el estreno de la Linia 9 Sud, se consiguió una mejora sustancial de la movilidad Barcelona-aeropuerto pero claramente insuficiente con respecto a los tiempos de desplazamiento y a la conectividad con el centro de la ciudad. Durante la inauguración de la obra, que fue sufragada en su totalidad por la Generalitat, se reabrió el debate sobre la falta de inversión del Estado en la conexión ferroviaria con el aeropuerto.
El transporte en el aeropuerto, incompleto
La conexión con transporte público desde o en el aeropuerto es todavía insuficiente, sobre todo con respecto a la demanda asociada a la movilidad, a los tiempos para llegar y el coste del desplazamiento. Con la L9 Sud, se puede llegar a las dos terminales desde el centro de Barcelona en casi bien una hora, teniendo que hacer al menos un transbordo y con un coste de 4,50 euros para los que viajan con billete sencillo o T-10. El servicio de autobús, el Aerobus, es más directo pero más caro en comparación con la nueva línea de metro, con un precio de 5,90 euros. Por su parte Rodalies Renfe, que sólo llega hasta la Terminal 2, tarda 29 minutos y, eso sí, con un billete integrado en la red metropolitana.
Vista la oferta de transporte público, no hay ningún servicio que permita un desplazamiento rápido entre el centro de Barcelona y las dos terminales y que al mismo tiempo esté integrado en el precios de la red TMB y no está previsto que haya en un futuro. El tren lanzadera entre Passeig de Gràcia y la Terminal 1 del Aeropuerto de El Prat que anunció a la ministra de Fomento, Ana Pastor, en enero de 2015 tampoco estará integrado en la red y su control recaerá en un operador privado, que sufragará la mayoría del coste de la nueva infraestructura, presupuestada en 210 millones de euros. La situación del aeropuerto barcelonés contrasta con la de Madrid-Barajas, donde las cuatro terminales están conectadas por ferrocarril, metro y autobús con un precio mucho más económico: 2,60€ el billete sencillo.
Aumento de la oferta
Con todo, las carencias del transporte público han quedado al margen del aumento del número de pasajeros y de las operaciones, que llegaron hasta las 288.878 en el 2015, un 1,8% más si se compara con las cifras de hace un año. Recientemente, Korean Airlines ha anunciado que volverá a operar en el Aeropuerto de El Prat con un vuelo semanal con destino a Seúl. Este no es un caso aislado con respecto a las operaciones internacionales. A principios de marzo, Delta Airlines hizo público que a partir de junio operará dos vuelos diarios a Nueva York y, por su parte, Norwegian Airlines, la tercera compañía low-cost de Europa, también ampliará su oferta con la creación de nuevos enlaces con Edimburgo y Manchester que se implementarán progresivamente a partir de finales de abril.
Con respecto a las compañías ya consolidadas en el aeropuerto, Vueling ha destacado especialmente: transportó prácticamente 25 millones de pasajeros y un total de 172.571 operaciones en el 2015. En este periodo, la aerolínea con sede en Barcelona incrementó el tráfico de pasajeros en un 15%, con la implementación de 90 nuevas destinos y el aumento de las frecuencias en otras 200.
El aterrizaje de Amazon
En paralelo al auge del número de operaciones y de pasajeros, el transporte de mercancías en el 2015 también subió un 14,1% en términos interactuales hasta llegar a las 117.000 toneladas transportadas desde el aeropuerto barcelonés. Las expectativas en este sector también son muy positivas, más todavía después de que Amazon anunciara la compra de 15 hectáreas de terrenos del Institut Català del Sòl (Incasòl) en el Prat de Llobregat en los que abrirá un gran centro logístico para atender la demanda del sur de Europa.
Para que la empresa norteamericana aterrizara en Barcelona, hubo condiciones como la adecuación urbanística con la creación de accesos para el este nuevo centro logístico o la puesta en funcionamiento de la L9 Sud del metro, que entró en funcionamiento el pasado 12 de febrero después de más de diez años de obras, hecho que corrobora que el transporte no sólo conecta, sino que atrae nuevas inversiones.