El PIB español no crecerá tanto como anuncia el Gobierno, o, como mínimo, eso es lo que se desprende de la última intervención del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en el Congreso. Concretamente, el gobernador ha asegurado que harán "una revisión significativa a la baja" de sus previsiones de crecimiento económico de España para este año durante su intervención en la Comisión de Presupuestos sobre el proyecto de presupuestos generales del Estado para 2022 que presentó hace dos semanas el Gobierno.
Ahora bien, Hernández de Cos también ha asegurado que el Banco de España no publicará nuevas proyecciones macroeconómicas hasta diciembre, pero ya ha alertado de que serán menores que la última vez. Por lo tanto, ya sabemos que el crecimiento del PIB español será inferior al 6,3% y que, en consecuencia, podría pasar lo mismo con las previsiones para 2022, que según el último informe apuntan que el PIB español subirá un 5,9%.
De hecho, Hernández de Cos ha alertado que el INE revisó a la baja sus previsiones del crecimiento del PIB de manera significativa en el segundo trimestre de este año del 2,8% al 1,1% y ha añadido que "una rebaja de una magnitud tan elevada comporta una reducción sustancial de la tasa media de crecimiento del PIB para 2021 y, en menor medida, también de la de 2022", ha añadido.
Hernández de Cos ha señalado también los riesgos que afronta la economía española y ha subrayado especialmente la evolución de los desajustes entre la oferta y demanda de bienes y el grado de persistencia de las presiones inflacionistas.
Optimista con la previsión de ingresos de Montero
Hernández de Cos también ha hablado sobre los presupuestos presentados por el Gobierno comentando que la previsión de ingresos por las cotizaciones sociales es "ligeramente optimista", pero que este mismo optimismo se ve parcialmente compensado con una "previsión prudente" de la recaudación tributaria.
El gobernador también ha señalado que la evolución del entorno macroeconómico "se encuentra sujeta a riesgos a la baja", lo cual podría hacer que redujera los ingresos tributarios previstos por el Ejecutivo español. Asimismo, Hernández de Cos ha apuntado que el avance de liquidación de 2021 apunta al hecho de que se recaudarán 3.100 millones de euros menos de lo presupuestado, por el hecho de que la desviación en los ingresos por impuestos, 6.700 millones menos, no ha podido compensarse con el buen comportamiento de las cotizaciones, 3.600 millones más.
La desviación en los ingresos tributarios se debe, principalmente, a la menor capacidad recaudatoria de los impuestos introducidos este año, el impuesto digital, el de transacciones financieras, el de limitación de exenciones de dividendos y la subida del IVA en las bebidas azucaradas, así como a la no entrada en vigor de los impuestos sobre plásticos no reutilizables y residuos en vertederos. "Estos resultados evidencian la necesidad de estimar los efectos de las medidas discrecionales de ingresos con prudencia", ha apuntado Hernández de Cos, sobre todo cuando "no existe evidencia" del comportamiento de los nuevos impuestos.
Evitar medidas que alimenten la inflación
Por otra parte, el gobernador del Banco de España también se ha pronunciado sobre el proceso inflacionista que está viviendo Europa, principalmente a causa del aumento de los precios de la energía, y ha pedido evitar medidas, como vincular de manera automática determinadas partidas de gasto a la evolución del IPC, que pueden acabar "alimentando adicionalmente el actual proceso inflacionista".
En esta línea, Hernández de Cos ha señalado que la subida de la inflación es uno de los factores de incertidumbre que pesan sobre la recuperación económica, aunque ha reconocido que el repunte obedece fundamentalmente a factores de naturaleza transitoria. Ahora bien, también ha recordado que el aumento de precios persistirá los próximos meses por culpa, en gran parte, de los costes energéticos. En este punto, ha estimado que un incremento permanente de un 10% en el precio de la electricidad pagado por los consumidores, como está pasando actualmente, quedaría entre 2 y 3 décimas del PIB al cabo de tres años.
En este contexto, ha apuntado que cuanto más dure la tendencia inflacionista, "mayor será la probabilidad de que el aumento de la inflación gane persistencia, tanto para que los aumentos de costes se filtren con mayor intensidad a los precios finales como para que el alza de estos dé lugar a mayores demandas salariales" por parte de los ciudadanos.