La recuperación económica no va tan bien como parece, o como mínimo no va al ritmo que se previó que iría. En las últimas semanas y meses, ya son diversas las instituciones nacionales y supranacionales las que van avisando de que el PIB, tanto el catalán como el español, será menor de lo que se preveía por este 2021. El último en sumarse a las previsiones pesimistas, o no tan optimistas, ha sido BBVA Research, el servicio de análisis económico del banco, que, efectivamente, ha revisado a la baja la previsión de crecimiento del PIB catalán considerando que cerrará en el 2021 con un incremento del 5,3%, cuando la última previsión era del 6,6% estimado en julio, y que en el 2022 repuntará un 5,6%, enfrente del 7,2% de la previsión anterior.
En una rueda de prensa telemática, el economista jefe para España del BBVA Research, Miguel Cardoso, ha justificado el recorte de las estimaciones para el mejor impulso de la economía catalana especialmente en el segundo trimestre del año y por la incertidumbre en torno a la crisis global de suministros, que parece que no se resolverá hasta "al segundo o tercero trimestre del 2022", ha dicho.
Con todo, Cardoso ha resaltado que la economía catalana está recuperándose mejor que el conjunto de la economía española y que Catalunya generará, en media anual, unos 215.000 empleos entre el 2020 y en el 2022, con lo que será la comunidad que más contribuya a la generación de empleo, estima el BBVA. "Hay indicadores que apuntan que lo peor de la crisis ya ha quedado atrás", ha explicado, y ha añadido que aunque el PIB todavía no se ha recuperado, otros indicadores como la afiliación en la Seguridad Social, el empleo y la producción industrial sí que han vuelto a los niveles de 2019. En más, ha augurado que 2022 la recuperación continuará y se acelerará gracias al hecho de que "los hogares han acumulado riqueza que todavía no han usado".
El camino no será fácil
Cardoso ha alertado, no obstante, de que las previsiones de crecimiento para Catalunya se pueden ver afectadas por diferentes incertidumbres y ha puesto el acento en incremento de precios de la energía y los combustibles, los problemas en las cadenas de suministros globales y la "baja ejecución" de los fondos Next Generation.
Ha lamentado que existe "un retraso en la ejecución" de los fondos europeos, que tendrían que haber conseguido el 50% de lo que se prevé este 2021 y que se quedarán bastante por debajo, según el economista. "En la medida en que se alargue esta situación, podría coincidir la desaceleración del gasto privado con la falta de ejecución de fondos públicos y llevar a un entorno de menor crecimiento", ha avisado.
La inflación puede ser un factor clave
Cardoso ha asegurado que la economía no volverá a las tasas de inflación prepandemia, cuando se situaba por debajo del 1%, por las políticas monetarias expansivas y una política fiscal que ha calificado de ambiciosa. Ha explicado que una parte de la actual inflación es estructural y ha augurado que se situará entre el 1,5% y el 2,5% en los próximos años.
No obstante, ha señalado el riesgo que las empresas están absorbiendo el aumento de precios de la energía en sus márgenes y que en el momento en el cual perciban que el incremento es estructural lo repercutirán en los precios y eso puede provocar "una espiral inflacionista que afecte a la economía catalana".
Ha apuntado que si ocurre eso puede pasar de que los precios crezcan y eso ralentice el gasto y ponga freno a la actividad, o que las empresas mantengan la política actual a cambio que se vean afectados los niveles de inversión y contratación. "Un nivel de inflación por encima del 2% es una mala señal para la economía catalana", ha concluido Cardoso.