Es de dominio público que el déficit público del Estado español se disparó durante el 2020 por culpa, o a causa, de la pandemia de la Covid, sobre todo durante la primera mitad del año, tanto que la Unión Europea suspendió las reglas fiscales para todos los países ante el impacto de la pandemia. Desde entonces, el Gobierno ha trabajado para ir reduciendo este déficit y en los ocho primeros meses del año el Estado consiguió reducir el déficit hasta los 53.949 millones de euros, un 5,7% menos que el mismo periodo del año pasado, que equivale al 4,46% del PIB, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Hacienda.
Esta reducción del déficit estatal, según el Ministerio, ha sido posible gracias al fuerte aumento de los ingresos, que crecieron entre enero y agosto un 16,2%, de forma mucho más intensa que los gastos, que se incrementaron en un 9,6%. En términos primarios -es decir, sin tener en cuenta el coste de los intereses de la deuda-, el déficit se situó en 36.936 millones de euros, un 8,4% menos que en el mismo periodo de 2020 y ligeramente por encima del 3% del PIB (3,05%).
La mayor parte de este déficit se concentraba en la Administración Central, con 51.425 millones, un 16,4% menos y un 4,25% del PIB, ya que este subsector está asumiendo buena parte del impacto de la pandemia. Las comunidades autónomas cerraron agosto con un superávit de 2.833 millones, el doble que el de 2020 y equivalente al 0,23% del PIB, gracias al aumento de los ingresos por impuestos, transferencias del Estado y recursos europeos. Los Fondos de la Seguridad Social redujeron su déficit un 67,3%, hasta los 6.358 millones (un 0,53% del PIB), gracias a la mejora de los ingresos porcotizaciones sociales.
Ejecución presupuestaria
Hacienda también ha publicado este viernes los datos de ejecución presupuestaria del Estado de los nueve primeros meses del año, cuando acumuló un déficit de 53.949 millones de euros, un 5,7% menos que en el mismo periodo de 2020 y equivalente al 4,46% del PIB.
La mejora de la situación sanitaria permitió incrementar los ingresos un 16,2%, sobre todo gracias a la buena se marcha de la recaudación tributaria, que se situó en 127.936 millones, un 17,6% más que en 2020 y un 0,8% más que en 2019. La recaudación de todos los grandes impuestos creció con fuerza -el IRPF, un 28,3%; el IVA, un 16,4%, y el impuesto de sociedades, un 12%-, igual que la del impuesto sobre primas de seguros (un 32,1%, gracias al aumento de tipo) o de hidrocarburos (un 10,6%).
En cambio, los nuevos impuestos de transacciones financieras y digital recaudaron 209 y 93 millones, respectivamente, muy lejos de las previsiones anuales de 850 y 968 millones, que el director de la Agencia Tributaria, Jesús Gascón, ya consideró esta semana fruto de un cálculo erróneo.
Los gastos estatales aumentaron en estos nueve meses un 9,6%, sobre todo por las mayores transferencias a otras administraciones públicas, tanto las comunidades autónomas (para sufragar la pandemia) como la Seguridad Social (por mayor dotación para dependencia o ingreso mínimo vital). También se incrementó el gasto en remuneración de asalariados (un 4,4%), en consumos intermedios (un 25,9%, por la dotación para vacunas) y los intereses de la deuda (un 0,9%).