Uno de los deberes que se ha autoimpuesto el Govern de la Generalitat es preparar Catalunya para la transición verde y combatir la emergencia climática en nuestro país. Con el fin de hacerlo, el Ejecutivo ha empezado a desplegar su estrategia y este viernes la consellera de Acció Climàtica, Teresa Jordà, ya expuesto la 'Prospectiva Energética de Catalunya 2050' (Proencat), durante cuya presentación ha explicado que el Gobierno prevé que las plantas eólicas y fotovoltaicas ocupen el 2,5% de la superficie de Catalunya en 2050. Estos datos significarían el empleo de unas 800.000 hectáreas de terreno, de las cuales unas 3.000 serían espacios ya antropizados, como tejados, aunque sin tener en cuenta infraestructuras ya existentes como embalses y carreteras. El Proencat, además, prevé que el año 2050 se hayan colocado más de 500.000 instalaciones de autoconsumo en los tejados de viviendas y empresas en Catalunya, instalaciones con las cuales no será suficiente para combatir esta emergencia, por lo cual se necesitarán instalaciones de mayor tamaño. En más, el documento presentado por la consellera y la directora del Instituto Catalán de la Energía (Icaen), Marta Morera también incorpora los objetivos que tendrá que cumplir Catalunya para el 2050, entre los cuales destaca la creación de hasta 62.000 MW en 2050 y que en 2030 se consigan los 12.000 MW, alguna cosa que Jordán ha definido como "un reto gigantesco, inmenso".
Durante la rueda de prensa, Morera ha explicado que las previsiones del Gobierno pasan por una reducción del 30,3% de la energía final que se consumirá en 2050 con respecto a 2017, pero que la electricidad pasará de significar 76,4% de la energía consumida por los catalanes, actualmente no llega ni al 25%. Este aumento del consumo de electricidad se dará especialmente por el transporte, que pasará de significar el 2,4% de la electricidad consumida en el 2017 al 23,1% en 2050. Para dar respuesta a este aumento del consumo eléctrico, el Gobierno prevé aumentar un 180% la capacidad de generación de energía sostenible actual y que la mayor parte provenga de la producción fotovoltaica, con 33.000 MW, y eólica, con 26.000 MW. Además, Morera ha señalado la necesidad de tener sistemas de almacenamiento de energía que permita el trasvase estacional entre verano e invierno y el trasvase a corto plazo entre el día y la noche. También ha apuntado al uso de combustibles renovables para crear el 20,4% de la electricidad necesaria, especialmente a través del hidrógeno verde.
En paralelo, el Gobierno mantiene la propuesta de abandonar el uso de los combustibles fósiles y la energía nuclear de aquí a 2050 y en este sentido, el documento publicado este viernes señala la eólica terrestre y la fotovoltaica terrestre como principales motores de la transición energética a Catalunya. En el caso de la eólica terrestre, en el Gobierno prevé multiplicar por 18 la potencia instalada, pasando de los 1.271,1 MW actuales a los más de 23.000 MW. En cuanto a la fotovoltaica instalada en tierra, el ejecutivo fija el objetivo de multiplicar por 200 la potencia actual, de los 94,8 MW a los casi 20.000 MW. Con respecto a la eólica marina, el Gobierno prevé tener instalados 3.500 MW de potencia en el 2050, lo que representaría una cuota del 5,6% sobre la potencia total procedente de energías renovables. El resto quedaría repartido en otras modalidades de fotovoltaica (4,2%), la energía hidráulica (3%) y otras energías (0,4%). Más allá de la instalación de potencia renovable, el Proencat pone de manifiesto la importancia de implantar un sistema de almacenamiento de electricidad a cuatro niveles –consumidor individual, comunidades locales, usuarios asociados a redes de distribución y transporte y grandes sistemas singulares- y trabajar en el desarrollo de baterías y otras energías como el hidrógeno verde, los biocombustibles o los biomateriales avanzados.
Principios y conclusiones del Proencat
A propósito de eso, las principales conclusiones del informe son que si siguen los pasos determinados, Catalunya dispondrá, en el 2050, de un sistema energético limpio|neto, autóctono, eficiente y competitivo. Para llegar aquí, en primer lugar habrá que apostar fuertemente por la electrificación del territorio, que también implica cerrar las dos centrales nucleares que hay en Ascó y Vandellòs. Pero no todo será electrificar, ya que hay otras energías verdes que también empezarán a tener su espacio en Catalunya, como por ejemplo el hidrógeno verde en el mundo del transporte. Como ya hemos explicado, la potencia eléctrica catalana se tiene que multiplicar por 18 para 2050, trabajo que de momento todavía está en una fase muy primigenia y en el cual el país se tiene que poner las pilas, el primer paso será llegar en el 2030 con 12 gigavatios de potencia eléctrica renovable. Aunque la electricidad verde tendrá un papel preponderante en el sistema energético catalán del futuro, hay que recordar que solo con eso no se alcanzarán los objetivos marcados. En este sentido, la consellera ha recordado que también harán falta inversiones al mejorar la eficiencia energética de los edificios, el uso de las renovables térmicas, implementar de una vez por todas una movilidad completamente limpia o apostar por el tren como el transporte mayoritario para las mercancías.
Para llegar a estas conclusiones, sin embargo, tienen que existir unos principios. En este caso el Proencat en marca 10 que son muy concreto para llegar a la neutralidad climática. En primer lugar, Catalunya tendrá que abandonar el modelo de energía fósil y nuclear, en cuyo proceso Catalunya tendría que ser capaz de conseguir la plena soberanía energética en renovables. En tercer lugar, también se propone que este cambio de paradigma también ayude a desarrollar una economía próspera, moderna y circular sin dejar a nadie atrás, que implicará que el suministro energético siga siendo asequible y seguro para todo el mundo.