Sin distancia de seguridad y sin pabellón ruso. El Mobile World Congress ha vuelto este lunes a celebrarse con normalidad después de dos años de pandemia y en medio de una guerra en Ucrania. En el primer día de esta nueva edición ha sido más notorio el hecho de que Rusia haya decidido invadir su país vecino que el coronavirus. La mascarilla se ha convertido en el último vestigio de la pandemia. Ninguna distancia de seguridad, y muchas aglomeraciones. Pero sin pabellón del gobierno ruso. La GSMA decidió la semana pasada vetar Rusia por haber iniciado una guerra contra Ucrania y no permitir que el gobierno ruso tuviera un estand al certamen, además de pedir a las empresas de este país que no participaran en esta edición del MWC.
Blockchain. Ha sido una de las palabras más repetidas en este primer día. Si en los últimos meses ha estado de rabiosa actualidad por el hecho de ser una tecnología que puede transformar la economía, era de esperar que en las conferencias que se han hecho este lunes la palabra fuera protagonista. De hecho, el presidente del Barça, Joan Laporta, ha anunciado que el club quiere crear un metaverso y una criptomoneda, dos elementos que solo pueden existir a través del blockchain.
5G. Es bien cierto que ya se estudia qué podrá aportar el 6G a nuestra sociedad, pero el 5G todavía no es una realidad en Europa, ya que la infraestructura necesita más impulso y más inversión. Hoy ha sido Telefónica, Vodafone y el director general de la GSMA los que han animado a los gobiernos a tejer alianzas público-privadas para mejorar las telecomunicaciones por todo el continente.
Una de las joyas de la corona de esta nueva edición del MWC, tal como ya lo fue el año pasado, es el 4 Years From Now, el congreso paralelo de startups que vuelve a estar integrado en el congreso principal por segundo año consecutivo. Este hecho mujer todavía más dinamismo en el Congreso, ya que hace estar en contacto directo las grandes empresas y aquellas ideas más disruptivas que se quieren hacer un espacio dentro del mundo de las telecomunicaciones y aporta, en definitiva, una nueva se marcha a todo el ecosistema.
La mascarilla, el último vestigio
Como ya hemos mencionado anteriormente, la mascarilla es el último vestigio que aparentemente se ve y se aprecia directamente de la pandemia dentro de las paredes de la Fira de Barcelona. Han vuelto las multitudes, los apretones de manos y la energía que había caracterizado el congreso hasta que llegó la covid. Atrás queda un pabellón plenamente dedicado a hacer pruebas PCR para evitar que el virus no fuera el protagonista principal del congreso o las bajas masivas de grandes empresas que protagonizaron las semanas previas al MWC del año pasado. Ahora bien, sin embargo, hay cosas que han venido para quedarse como la acreditación digital o la falta de puntos de información, ya que a partir de ahora quedará todo metido en una aplicación, hecho lógico si tenemos en cuenta que estamos hablando del congreso mundial de la telefonía móvil.
La GSMA espera que esta edición del Mobile consiga aportar un total de 240 millones de euros en la ciudad de Barcelona, y que el certamen genere 6.700 puestos de trabajo. Eso es el que pronosticaron hace unas semanas el presidente de la empresa organizadora del certamen, John Hoffman, y el director general de la compañía, Mats Granryd. Hay que tener en cuenta que desde que el MWC se celebra en la capital catalana, ya ha generado 5,3 billones de euros para la ciudad.