El sector turístico catalán cerrará este 2020 su peor año a causa de la crisis generada por el coronavirus, con una caída de la facturación de unos 15.000 millones con respecto a 2019, un descenso del empleo del 70% y con la esperanza puesta en las vacunas para empezar a levantar la cabeza a partir del verano de 2021.
En declaraciones en EFE, el director general de Turismo de la Generalitat, Octavi Bono, ha explicado que la situación del sector en Catalunya es "dramática", ya que cerrará su "peor año" con una caída de las pernoctaciones de en torno al 70% y el impacto directo sobre la facturación oscilará entre los 14.000 y los 15.000 millones de euros.
Según Bono, eso es sólo la facturación "directa" que dejará de ingresar el sector este año, sin descartar que la caída acabe siendo mayor cuando se cierre el balance del ejercicio y con una importante afectación en otros sectores como la restauración o el comercio.
La dependencia al turismo
La gran dependencia del turismo catalán de los visitantes extranjeros, no tanto en número, ya que de los 38 millones de turistas que recibió Catalunya el año pasado poco más de la mitad fueron extranjeros, sino del gasto, ha complicado la situación. El mercado internacional aporta el 86% de los ingresos, mientras que el doméstico, catalán y del conjunto de España, representa el 14%.
Este año la presencia de extranjeros en Catalunya ha sido "testimonial", lo que hace más grave el efecto de la Covid-19 porque el sector ha tenido que dependerse del mercado doméstico, que tiene un nivel de gasto "muy inferior", ha explicado Bono.
Así, en el mes de agosto el mercado nacional representó el 78,7% del total de turistas, cuando en el 2019 el porcentaje se situaba en el 42,2%. En concreto, en el mes de agosto, el mercado catalán incluso tuvo un mejor comportamiento que el año pasado, pero bajó el resto de los meses, al igual que el español, aunque mucho menos que otros mercados.
La crisis de los hoteles
Acostumbrados a tener las calles del centro de Barcelona llenas de extranjeros, el sector hotelero de la ciudad es uno de los grandes perjudicados por esta crisis. Después de meses cerrados por el confinamiento y con la ausencia de turistas a causa, entre otras cosas, a las limitaciones de movilidad impuestas para intentar controlar el virus o las restricciones horarias de la restauración, no llegan al 25% de los hoteles que actualmente están abiertos a la ciudad del total de 440 establecimientos censados.
El director general del Gremio de Hoteles de Barcelona, Manel Casals, ha explicado a EFE que están a punto de cerrar su "peor año", con caídas de la facturación y de los clientes en torno al 95% y con entre 30.000 y 35.000 trabajadores en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), una situación realmente "dramática".
Los hoteleros de la costa catalana también se han visto gravemente afectados por esta crisis y el turismo nacional no ha compensado la falta de visitantes extranjeros, mientras que las destinos de interior y el turismo rural han conseguido un mejor comportamiento, especialmente durante el verano.