Los catalanes se embarcan más en una iniciativa emprendedora porque identifican una oportunidad de negocio y saben cómo rentabilizarla, que por necesidad económica al no encontrar trabajo, según el informe Global Entrepeneurship Monitor (GEM)-Catalunya 2015 presentado durante la primera jornada del BizBarcelona, el salón anual de la emprendeduría. Una tendencia que según el secretari d'Empresa i Competitivitat de la Generalitat, Joan Aregio muestra "un cambio de ciclo económico" y "una mejora de oportunidades".
Más concretamente, el profesor de la UAB y director del estudio, Carlos Guallarte, ha explicado que la emprendeduría en Catalunya "es de más calidad" tanto por los motivos que legitiman los proyectos emprendedores como por el índice de supervivencia y consolidación. En cifras, el índice de actividad emprendedora (TEA en inglés) ha disminuido hasta encontrarse en un 6,42% de la población adulta catalana (entre 18 y 64 años), del cual la emprendeduría por oportunidad supone un 5,2%, un punto porcentual por encima del 4,2% español y no muy lejos del registro europeo situado al 5,8%. Disminución de cantidad a cambio de una mejora de la calidad.
Por otra parte, la emprendeduría por necesidad ha bajado 6,6 puntos desde el 2012 hasta situarse en el 1,2% por primera vez en los últimos cinco años, por debajo de tanto del 1,4% español como el 1,5% europeo. Un perfil de personas que Guallarte ha descrito como emprendedores que "de la necesidad hacen virtud."
Perfil del emprendedor catalán
Aunque el dicho dice que tanto para aprender como para emprender no hay edad, el estudio que ha realizado una radiografía del emprendedor catalán ha situado la media de edad entre 38 y 39 años durante la fase inicial del proyecto y 48 años en la fase de consolidación. Ahora bien, los jóvenes de entre 19 y 34 años siguen siendo el segmento de la población catalana con una TEA más elevada con un 7,4%, superior a la media española del 6% e inferior a la media europea del 8,7%.
Donde no parece que haya diferencias por edades es en la crítica mayoritaria de los emprendedores a la dificultad de acceso a la financiación así como a la falta de apoyo público en la creación de proyectos emprendedores. En este sentido, Guallarte ha recomendado una mejora de las políticas públicas aunque muchas sean de ámbito estatal, un incremento del apoyo financiero y los programas públicos así como una mejor educación y formación.
Otro de los hechos más destacables en el perfil del emprendedor es la reducción al mínimo de la diferencia entre géneros, resultando en un 6,4% en el caso de los hombres y un 6,2% en el caso de las mujeres. Un gap de 0,2 puntos que guarda mucha distancia con el 1,4 puntos de España.
Barcelona, a la altura de Catalunya
Barcelona ha seguido la tendencia de Catalunya con un mayor peso de la calidad de la emprendeduría por encima de la cantidad a la vez que ha impulsado la tasa de emprendeduría por oportunidad en detrimento de la de necesidad. Más concretamente, la capital catalana ha alcanzado una TEA de un 6,1%, una proporción prácticamente idéntica a la catalana en emprendeduría por oportunidad (4,9%) y por necesidad (1,2%).
Nuevamente, las fortalezas han sido la calidad y la solidez de los proyectos al comprobar que las iniciativas superiores a los 3,5 años representan el 9,67% de la población adulta barcelonesa mientras que la tasa de abandonos se ha reducido un 44% respecto del 2014 hasta el 0,95% y la de cierre ha caído un 57% hasta el 0,34%.