Javier Pachecho (Barcelona, 1970) nos recibe en su despacho de la Via Laietana pocos días antes de inaugurar el 12.º Congreso de CC.OO. en Catalunya. Este fin de semana aspira a revalidar el cargo como máximo representante del sindicato en Catalunya, después de un primer mandanto marcado por el otoño del 2017, el juicio del procés, los atentados de Barcelona y Cambrils y, para acabar, la pandemia de la Covid, que ha dejado una crisis y ha acelerado la transformación del sistema económico y de trabajo. Afirma que con todos estos ingredientes, y si es escogido secretario general, le esperan cuatro años con un gran nivel de exigencia.

 

Este fin de semana se abre el XII Congreso de CC.OO., en el que aspira repetir como secretario general, ¿cree que estos cuatro próximos años serán más calmados que los últimos? ¿Cómo encara este segundo mandato?
(Ríe) Confío en ser escogido y revalidar mi candidatura en este congreso para poder seguir cuatro años más y parece que tenemos las condiciones para poder hacerlo, pero llevamos cuatro años muy complicados, llevamos cuatro años de una intensidad diferente, sobre todo al inicio del mandato. Porque nosotros hicimos el congreso en abril del 2017 y en junio de aquel año se rompía la mesa por el pacto para el referéndum y, por lo tanto, la hoja de ruta del Govern, y la actividad parlamentaria empezaba a articular la ley del referéndum y se produjeron todos los hechos de septiembre-octubre, que provocaron un estallido de intensidad política que exigió mucho al sindicato en aquellos momentos. Y, para despedir el mandato, en este último año hemos sufrido la crisis más importante que han sufrido nuestras generaciones en vida. Así pues, ha sido todo muy complicado. Todo ello nos deja un tejido lo suficientemente complicado para que estos próximos años tengan un nivel de exigencia también muy elevado.

Y todo, no lo olvidemos, lo estamos haciendo en medio, probablemente, de un momento histórico que implica la transformación de un modelo económico y de un modelo político que afecta de una manera muy directa al mundo del trabajo, porque hoy en día los trabajos empiezan a cambiar de una manera muy radical a lo que conocíamos hasta ahora, así pues, si faltaba algún ingrediente en el mandato, (vuelve a reír) no estaremos aburridos.

A propósito de eso, estamos viviendo una nueva revolución industrial, se están destruyendo muchos puestos de trabajo, sobre todo con los ERE de los últimos meses. ¿Eso puede provocar que surjan muchos puestos nuevos de trabajo que hasta ahora no habíamos imaginado?
Tenemos que hacer el aprendizaje correcto de la pandemia, que nos ha dejado una crisis, pero nos ha dejado aprendizajes también. Por ejemplo, nos ha dejado la lógica de la transformación en torno al modelo de trabajo en relación con la digitalización. A quienes vaticinan que se perderán millones de puestos de trabajo con esta nueva revolución tecnológica, les tenemos que decir que la pandemia nos ha dejado claro que el trabajo es esencial para sostener una sociedad, es decir, que los trabajos esenciales han sido los trabajos de toda la vida. Por lo tanto, aquellos que quieren desplazar la centralidad del trabajo como un elemento fundamental para el mantenimiento de las sociedades, tienen que leer correctamente lo que ha sido la pandemia, porque todo lo que rodea el trabajo, mercados, empresas, incluso modelos financieros, etc., no han dado la respuesta ni global ni local para hacer frente a la pandemia.

Alguien tiene que empezar a pensar en qué habría pasado si el sistema público y el trabajo no hubieran estado sosteniendo la sociedad cuando todo caía de golpe... Es por eso que nosotros, en el Congreso, hemos intentado dar un mensaje haciendo la primera lectura de estos aprendizajes, y es que el concepto del trabajo tiene que incorporar todo aquello que hasta ahora no entraba, con un cierto reconocimiento social, que tiene que estar asociado a unas condiciones materiales de vida digna para los trabajadores y las trabajadoras, que es todo aquello vinculado a las curas y al trabajo reproductivo. Aquí hay un nicho importantísimo de creación de puestos de trabajo si les damos el valor social para que tengan las condiciones de vida digna; no como hasta ahora, que viven y sufren la precariedad más absoluta.

Por lo tanto, tenemos que tener esta lógica para que todo el proceso de transformación tecnológica se ponga al servicio de las personas y no al servicio de la economía. Aquí es donde nosotros tenemos que tener nuestra confrontación clásica entre capital y trabajo. Con eso estamos transformando también nuestra forma de hacer la acción sindical para poder estar a la altura de este siglo.

Hablando de eso, precisamente, este miércoles la ministra Díaz se volvió a comprometer a derogar la reforma laboral antes de que acabe el año...
Por enésima vez...

Sí... Esta vez ha añadido que si no lo consigue, en diciembre ajustará las cuentas en el Congreso... ¿Llegará esta derogación?
Creo que vamos muy tarde. Opino que vamos muy tarde, porque creo que ya es el tercer mes de diciembre que oigo que tiene como límite la derogación de las reformas laborales. El primer mes de diciembre que no se llevó a cabo fue con la ministra Magdalena Valerio, otro que estuvo parado por las puertas de un proceso de negociación que tenía que culminar cuando entró la pandemia y otro diciembre que es un hito de plazo.

Vamos muy tarde, vamos muy tarde porque, cuando empieza a verse la salida de la crisis, o como mínimo la luz al final del túnel de la salida de esta crisis, con el proceso de la campaña de vacunación y empiece a reactivarse la economía, mantendremos la misma lógica de precariedad de las condiciones de trabajo para incorporarla de nuevo a toda esta gente que está con el trabajo suspendido o con el trabajo que ha perdido. Recordemos que en Catalunya durante el 2020 se perdieron 100.000 puestos de trabajo, que se tienen que reincorporar otra vez a esta realidad. Y esta realidad, este marco normativo que los condena a la precariedad absoluta, no es la receta que necesitemos para incorporar a la gente a la reactivación económica, en diciembre se les puede haber pasado el arroz...

Foto: Sergi Alcàzar

¿Hasta cuándo es necesario alargar los ERTE?
Creo que la fórmula ERTE-Covid puede ser concatenada sin tener una disrupción con una fórmula estructural de flexibilidad interna utilizando estas figuras o unas parecidas. De hecho, nosotros ya íbamos planteando por la crisis anterior utilizar fórmulas que ya estaban utilizando, por ejemplo, los alemanes de intentar compartir entre estado, trabajadores y empresas un compartimento del trabajo en tiempo de crisis. Por lo tanto, en lugar de echar a la gente, se hace un reparto de la jornada para intentar equilibrar la caída de su actividad y el gobireno actúa como un factor activo para intentar ayudar empresa y trabajadores con algún tipo de prestación, como ha sido el caso de los ERTE durante la Covid, que ha dado prestación a los trabajadores y exoneración de cotizaciones a los empresarios.

Eso, no lo olvidemos, obliga al Estado a hacer más gastos para la cobertura social de la gente que cae en la vulnerabilidad. Por lo tanto, lo que nosotros proponemos es estructurar estos mecanismos que pienso que han sido exitosos y son mucho mejores que echar a la gente, como fue el caso de la crisis del 2008.

De hecho, ustedes ya lo dijeron el 1 de mayo, no quieren que los trabajadores paguen los platos rotos de esta crisis, ¿pero quién tendría que pagar esta crisis?
Esta crisis la tendría que pagar quien más tiene y quien más gana. Aquí tenemos un problema y un debate que se quiere aplazar perpetuamente en el conjunto de nuestra sociedad, y tenemos que intentar establecer los mecanismos del modelo de sociedad que queremos. Si queremos una sociedad que esté protegida con un concepto de una estructura de estado que pone los servicios para evitar las desigualdades, que en Europa hemos conocido como el estado del bienestar; o bien si queremos un estado donde prime la individualidad y el sálvese quien pueda, donde los que puedan tener acceso a la educación, a la salud, a diferentes servicios de manera privada los puedan pagar... Tenemos que decidir qué modelo queremos, y nosotros defendemos un modelo que, evidentemente, sea un factor de protección solidario del Estado. Y hoy en día, después de las recetas de austeridad y del recorte en la capacidad de ingresos, ahora queremos que aquellos a los que les hemos comprado la deuda nos devuelvan lo que hemos hecho, como por ejemplo los más de 40.000 millones a la banca, para poder darnos la capacidad para hacer frente a lo que ha sido un gasto ingente para poder salir de esta crisis.

Yo se lo digo a todo el mundo, hemos salvado miles de puestos trabajo con los ERTE, pero también hemos salvado miles de empresas y detrás de estas empresas hemos salvado miles y miles de millones en patrimonio empresarial, ¿y ahora se lo quieren quedar en sus bolsillos? Hombre, pues no lo podemos aceptar. ¿Qué hace falta aquí? Un cambio del sistema impositivo fiscal. Lo que no es admisible es que las grandes empresas multinacionales tengan ciertas bonificaciones del impuesto de sociedades, que casi pagan menos de la mitad de lo que está pagando una pyme. O que las grandes empresas tecnológicas, energéticas o inmobiliarias su media de aportación al impuesto de sociedades sea de un 2,6%, mientras que una pyme está al 17 o al 18%, y pensamos que eso no es tolerable.

Antes hablábamos de la recuperación económica y aquí tendrán un papel muy importante los fondos europeos. Estos tienen que ayudar a traer la planta de baterías a Martorell...
Eso está muy complicado, porque creo que no se han hecho bien los deberes. Aquí había un proyecto que se estaba articulando entre la administración central y la Volkswagen, que, en torno a los fondos de recuperación, ha obtenido un impulso y han acelerado, probablemente, el anuncio de sus decisiones con una importante inversión para electrificar la Seat aquí en Barcelona, y aquí el Govern de la Generalitat no ha estado al tanto y no ha participado de manera proactiva. Ahora ya hay decisiones tomadas que la línea de actuación que había abierto la Generalitat para intentar traer baterías en el proceso de reindustrialización de Nissan se han quedado en un carril que tiene dificultad de salida, y aquí lo que estamos intentando hacer, junto con el resto del movimiento sindical, es intentar ordenar este tráfico, porque una gran inversión para intentar electrificar la Seat necesita el motor, y nunca mejor dicho, de funcionamiento de esta electrificación que es la batería. Ponerle las pilas a la fabricación del coche eléctrico.

Que eso se vaya de Catalunya pierde un cierto sentido empresarial, por lo tanto, tenemos que convencer al grupo Volkswagen de que hay una oportunidad importante para acercar al máximo posible esta fabricación de este componente, que es fundamental para la electrificación y que juegue un papel fundamental en Catalunya. Necesitamos una administración que se ponga a trabajar, y confío en que con el nuevo Govern nos podamos sentar de una manera clara y decidida para poder hacer una ofensiva para intentar arraigar aquí la fabricación de baterías. Si no, tenemos una dificultad seria por cómo se ha conformado el proyecto, no ha sido teniendo en cuenta Catalunya como una clave fundamental y mucho menos de exclusividad para desarrollar la producción de baterías.

Foto: Sergi Alcàzar

El otro gran problema con la automoción en Catalunya es Nissan… ¿se conseguirá reindustrializar las plantas a tiempo?
Pienso que es central que este proyecto acabe en éxito, porque es vital para el país y es un mensaje a todas las multinacionales, es un mensaje al conjunto de la sociedad. Estamos en medio de una transformación, y el sector de la automoción está, probablemente como siempre, a la vanguardia de los cambios y está impulsando los principales factores de afectación de estos cambios. Lo estamos viendo no sólo en la decisión de la Nissan, sino que también con las decisiones de algunas empresas de componentes que cambian los avances tecnológicos de su fabricación.

Todo eso tiene efectos en la producción, tiene efectos en el empleo, tiene efectos en el tejido productivo y en el ámbito territorial, por lo tanto, tiene efectos en todo el componente social. Y aquí se tiene que dar un mensaje a las multinacionales: que quien quiera marcharse tiene que dejar tejido productivo y empleo garantizando que hay un proyecto de éxito, y, al mismo tiempo, dar un mensaje a la sociedad, que es que, en el proyecto de transformación, se hacen todos los esfuerzos públicos para que nadie quede atrás. Todo eso es primordial y central, por lo tanto, confío que podamos acabar esta reestructuración con éxito.

Tenemos algunos proyectos, algunos que podrían acabar de concretarse y acabar teniendo un impacto importante, y ahora es el momento de trabajarlos, porque no es momento de hacer ruido, sino de trabajar estos proyectos. Y las administraciones no tienen que entrar en el ruido, sino a definir el trabajo concreto con las empresas que puedan tener la previsión de inversión. Y tenemos que empezar a concretar qué efectos tiene y qué posibilidad real tiene darle éxito en este proyecto, porque es central para el país.

Todo, estos proyectos, ya los tendrá que tratar el nuevo Govern. ¿Cómo valora el acuerdo entre ERC y Junts?
De momento podemos valorar el continente; el contenido de momento no lo sabemos. Nosotros íbamos planteando que sería desastroso ir otra vez a repetir elecciones y que, por lo tanto, había una lectura de las elecciones del 14 de febrero que había dado diferentes formas de mayoría en el Parlament y había una que había decidido abrir una vía hacia la investidura y esta era la que más probabilidades tenía y tenía que intentar llegar a acuerdos para evitar el desastre de una repetición electoral.

Por lo tanto, nos alegramos de que hayan llegado a un acuerdo, porque realmente queremos que haya un Govern que dé respuesta a la situación de la crisis. Ahora tenemos que valorar el contenido de este pacto, no sólo el reparto de carteras, sino las políticas que tienen que definir, y eso lo podremos ver con la discusión de los próximos presupuestos.

Foto: Sergi Alcàzar

¿Qué es lo primero que le reclaman al Govern?
No podemos acabar el 2021 con una prórroga de los presupuestos del 2020 en plena pandemia, por lo tanto, tenemos que articular unos presupuestos nuevos para este año. La primera tarea que le exigimos a este Govern una vez se conforme es empezar a discutir los presupuestos y el trámite parlamentario. Además, me consta que todo el trabajo técnico el Govern en funciones lo ha dejado preparado para desarrollar el marco de los presupuestos, por lo tanto, sólo se tiene que acabar de consensuar el acuerdo político de cómo se configuran estos presupuestos.

Lo que también pedimos es que estas cuentas tengan una clara línea de intención. En primer lugar, proteger a la gente, porque todavía estamos sufriendo las consecuencias de una crisis y de proyectar el país intentando poner todos los recursos necesarios que vienen también desde fuera, aprovechando la principal palanca de inversión que la UE ha hecho en su historia para cambiar el modelo productivo de nuestro país, para ponernos a la vanguardia de la digitalización y de la lucha contra el cambio climático.

¿Espera que el Govern funcione mejor que esta última legislatura?
Soy sindicalista. Y para serlo hay una condición, el optimismo de la voluntad, si no, es imposible ser sindicalista, por lo tanto, confío en que este Govern pueda arreglar todos los desenfrenos que tenían la última legislatura, que eran muchos, y desde el movimiento sindical lo vivimos en primera persona. Y también confío en que podamos arreglar las prioridades que tiene el país, que siempre intento reducir en dos conceptos: proteger a la gente, con todo lo que comporta, sanitaria, económica y socialmente, y proyectar el país para que Catalunya vuelva a ser la referencia y el motor económico del país.

¿Qué le parece que se hayan juntado los departamentos de Empresa y Treball?
Pienso que en este momento es adecuado que se hayan juntado, estamos en un proceso de transformación, que no podemos dejar a nadie atrás, por lo tanto, vincular la orientación de las políticas empresariales con el impacto en el mercado de trabajo es importantísimo, porque, no lo olvidemos, el mercado de trabajo es el reflejo del modelo productivo de un país y del modelo económico. No podemos tener un mercado de trabajo de calidad con empresas y negocios de miseria, y ahora que se está transformando el modelo productivo, tenemos que impulsarlo para ganar calidad en nuestra balanza económica y eso lo tenemos que vincular con nuestro mercado de trabajo. Porque no puede ser que crezca la calidad del trabajo, pero que en cambio las condiciones de los trabajadores sean precarias; las tenemos que vincular. Así pues, pienso que tiene sentido juntar Empresa y Treball.

Foto: Sergi Alcàzar