Esteban Redolfi es el director ejecutivo del 4 Years From Now (4YFN). Un congreso que él mismo define como "una plataforma de negocios para el ecosistema de startups en el sentido más amplio" y que coincidiendo con la semana del Mobile World Congress (MWC), ha cerrado su cuarta edición con la participación de 600 startups, 700 inversores y más de 19.000 visitantes, un 60% más que el año pasado. Récords in crescendo. En esta entrevista en El Nacional, Redolfi explica qué hace del 4YFN un congreso único a la altura de muy pocos y qué papel juega Barcelona dentro del "Silicon Valley europeo".
Partidario de distinguir entre la política de maquillaje y la política de verdad, reitera que entre Barcelona y Madrid no hay rivalidad. Al menos, respecto al ecosistema de startups. Filólogo de formación, Redolfi nos deja una frase para la memoria de la post-verdad tecnológica: "Estamos dando por bueno todo avance tecnológico sin pensar qué impacto puede llegar a tener en la sociedad."
¿Cómo definiría el 4YFN?
El 4YFN es una plataforma de negocios para el ecosistema de startups en el sentido más amplio. De hecho, no miramos sólo a emprendedores o startups sino también a grandes corporaciones, inversores, programas de aceleración o gobiernos. Desde Mobile World Capital, hacemos una serie de actividades durante todo el año que permiten que los actores estén conectados e intercambien tanto conocimientos como recursos.
¿Qué tipo de recursos?
En lo primero que se acostumbra a pensar es en el dinero pero también hay otros recursos como son plataformas o conocimientos de mercado, comunicación o marketing especializado. Una gran corporación tiene una musculatura que una startup no tiene pero en cambio, una startup tiene tecnología, innovación, cambio y disrupción. Todo aquello que forma parte de la cadena de valor. La mezcla es interesante.
El 4YFN es el acontecimiento del ecosistema catalán. Todo el mundo ha venido tres días para ver qué está pasando en Barcelona
El lugar ideal para cualquier startup...
Es nuestra apuesta. Este año han venido grandes gurús de corporaciones y startups. Por ejemplo, el director general de Alibaba en Europa, Terry von Brian, o el director de producción e innovación de Netflix, Michael Spiegelman. Podrías considerar que Netflix es una startup aunque también es el referente en nuevas formas de consumir contenidos audiovisuales y ya empieza a tener un peso específico tan potente como cualquier canal de televisión. Ellos vienen a compartir por qué hacen las cosas como las hacen, qué ven y qué creen que vendrá. Poder escucharlos y hablar con ellos en directo es único.
¿Qué diferencia el 4YFN del resto de congresos?
Eventos de startups hay muchos pero que tengan este nivel de speakers, pannels y formatos con stages donde compartimos recursos y conocimientos, hay realmente muy pocos tanto en Europa como en el mundo. El ecosistema de Barcelona lo está aprovechando mucho y este es uno de los motivos por los cuales está creciendo y está ganando peso internacional. Tenemos todo tipo de actividades de networking entre corporaciones y startups: pitching sessions, networking drinks o pitch the press, entre otros.
Netflix es una startup referente en las nuevas maneras de consumir contenidos audiovisuales
¿Cómo es la representación catalana?
Muy potente. Jugamos en casa como cuando el Barça juega en el Camp Nou. El 4YFN es el acontecimiento del ecosistema catalán. Todo el mundo ha venido tres días para ver qué está pasando en Barcelona. También han estado presentes Barcelona Activa y Acció que al mismo tiempo son patrones de la fundación Mobile World Capital. De las 600 startups que ha tenido esta edición del 4YFN, 134 son catalanas.
¿La fundación Mobile World Capital es un caso de éxito de colaboración público-privada?
Sí, sin duda. Me gusta remarcar que en la fundación conviven GSMA, el Ajuntament de Barcelona, la Generalitat, el Estado español y todos están alineados con el mismo objetivo. Aquí no hay peleas políticas sino que todo se centra en la apuesta para hacer de Barcelona y Catalunya un referente en los hubes tecnológicos europeos. El espíritu que hay detrás de un proyecto como 4YFN o Mobile World Capital es la colaboración coral del ecosistema startups. No hay ninguna startup que pueda ser totalmente innovadora de forma aislada y por eso, se tiene que abrir al diálogo y a soluciones conjuntas.
¿El 4YFN podría superar alguna vez las cifras récord del Mobile World Congress?
No vendría bien para ninguno de los dos que uno se hiciera más pequeño a costa de que el otro se hiciera mayor. Los dos tienen que crecer. Ahora bien, son modelos completamente diferentes y complementarios. El Mobile tiene un volumen de negocio y un peso en la industria de las telecomunicaciones que es innegable como mayor acontecimiento de la industria. Vienen absolutamente todos los representantes y lo mejor de todo es que pasa en la puerta del lado del 4YFN. De hecho, el 4YFN se crea fruto de la necesidad del ecosistema startup de brillar y ganar protagonismo al lado de un gigante. Dentro del Mobile es imposible porque hay verdaderas ciudades construidas y una startup no tiene el presupuesto para poder destacar. Cada año vienen más personas del Mobile y se pasan los 3 días en el 4YFN. Vienen de empresas como Samsung, Huawei, IBM y buscan innovación y nuevos modelos de negocio.
La fuga de talento es movilidad para las startups
Según el último informe Startup Ecosystem Overview, Barcelona es el 5º 'hub' tecnológico más potente de Europa. ¿Se contradice eso con las informaciones de fuga de empresas?
Lo importante es precisamente no ver contradicción. La movilidad es un factor más dentro de este ecosistema. Aquello que en otras industrias es una fuga de talento, dentro del ecosistema startup es movilidad. No quiere decir que la gente se marche para no volver. Una startup se tiene que mover donde está el negocio y los recursos para dar el siguiente paso. Si en un momento dado en Londres no encuentra esta salida pues buscará el mercado que más le interese: Barcelona, París o Berlín. O quizás San Francisco o Shanghai. La lucha por mantener atrapadas las startups es estéril e imposible por naturaleza. Se tiene que mantener un volumen suficiente y relevante dentro de cada ciudad.
Barcelona es una marca internacional
En Barcelona se está creando talento nativo constantemente. Tenemos grandes empresas de conocimiento, grandes centros de desarrolladores, grandes escuelas de negocio y universidades de referencia a nivel europeo. Ahora bien, la cultura está cambiando. Muchos emprendedores que se encuentran en Barcelona no son de aquí y con eso, se aporta este intercambio constante. Correos, HP, Seat o Nestlé se están implicando en programas de aceleración. Cambia la mentalidad de los sistemas y también la de los inversores internacionales. Hace 3 años, habían un tercio de los que hay ahora. El 4YFN posiciona Barcelona como un centro referente una vez el año y establece conexiones con Shagnhai, Tel Aviv o Smart Cities.
¿Seguirá subiendo en el ranking?
La lucha no está en ser el tercero o el segundo sino en mantenerse dentro del top cinco. Y también se tiene que ver a nivel global. No podemos ver Europa como la competencia ya que el gran referente está en San Francisco. Aunque Londres es la número 1 de Europa en volumen, no es ni la mitad que Silicon Valley. En esta línea, Barcelona tiene que buscar su encaje en el Silicon Valley europeo y seguir ganando posicionamiento en su industria. Eso también implica capturar talento, negocios y proyectos.
No todas las industrias de Silicon Valley son iguales
Por un tema de cultura, Barcelona está muy enfocada al retail y a los markets. En eso somos líderes a nivel europeo. También está resurgiendo el Big Data relacionado con el turismo. Tenemos que aprovechar esta cultura comerciante que tenemos y utilizar la tecnología y las startups para desarrollar un hub especializado.
Sería un error ponernos en la dicotomía Barcelona-Madrid cuando en realidad los competidores son mucho más grandes y poderosos
¿La rivalidad entre Barcelona y Madrid traspasa fronteras más allá del fútbol?
Hay excelentes sinergias y colaboramos a todos los niveles. Son muchas las empresas españolas que están mirando al ecosistema barcelonés así como el madrileño. Sería un error ponernos en la dicotomía Barcelona-Madrid cuando en realidad los competidores son mucho más grandes y poderosos. Allí está donde tenemos que ir a luchar realmente.
¿Tampoco interviene la política?
Yo intento distinguir la política de maquillaje y la política de verdad. La política de maquillaje tiene gestos para sacar un titular o salir en los medios. Eso es parte del juego pero lo más importante es que al final las políticas institucionales no se han modificado. Tanto el 4YFN como el SouthSummit queremos contribuir a qué las startups tengan más recursos. No nos damos sombra ni siquiera en el calendario. La política de fondo, está totalmente coordinada.
¿Hacia dónde avanza la tecnología?
Las aplicaciones de inteligencia artificial para hacer predicciones e interacciones humanas están avanzando a pasos de gigante. Como por ejemplo, la traducción simultánea sin necesidad de intervención humana. Es bastante sorprendente. Todo cambiará a partir de la realidad virtual y su aplicación en el día a día. Se convertirá en un pensamiento tan común como coger un móvil. La Internet of Things (IoT) también es una gran herramienta para la mejora de la vida de la gente. Estamos muy cerca de los objetos conectados e inteligentes. La tecnología ya existía cuando se empezó a hablar de ello pero entonces era extremadamente cara.
La realidad virtual se convertirá en un pensamiento tan común como coger un móvil
En una entrevista con el director técnico de Desarrollo de Aplicaciones Cognitivas de Everis, Antonio Garcia Morte, tratábamos la problemática de la moral machine
El problema de la ética es que por definición es bastante individual. Compartimos unos valores porque estamos criados en una misma cultura pero seguro que discrepamos en algún punto. Eso pasa cuando defines un producto masivo desde una ética que se tiene que cumplir y que no es siempre común. Incluso en un caso menos extremo que el de la Moral Machine, si un coche autónomo tiene un accidente y produce desperfectos en una haga de un edificio, se tiene que pensar quién lo paga. ¿El dueño del coche que no estaba conduciendo, el fabricante del coche, al fabricante del software, el que ha construído la carretera? Antes, era muy fácil: el que conducía tenía la culpa.
El gran reto de la ética autónoma
Ahora hay diferentes elementos que están interviniendo dentro de una misma decisión. Hay una reflexión a nivel de negocio pero también a nivel de sociedad porque a nivel personal, creo que estamos dando por bueno todo avance tecnológico sin pensar qué impacto puede llegar a tener en la sociedad. Se tiene que empezar a hablar seriamente de eso en plataformas de expertos como la Barcelona Mobile Week pero también en escuelas, universidades o familias. Todavía hay esta sensación que como no lo controlo del todo, es mejor no hablarlo pero al final, acabamos controlando aquello que queremos controlar. La tecnología nos permite decidir nuestro nivel de privacidad o de interacción pero tenemos que ser conscientes de que los responsables, al fin y al cabo, somos nosotros. Nadie nos dará la solución y como sociedad tenemos que discutir hasta dónde queremos llegar. Hablémoslo.