Malas noticias para el euro. La moneda ha cerrado este lunes por debajo de la paridad con el dólar. A mediados de julio, el euro ya había retrocedido hasta el punto que se llegó al tipo de cambio de uno a uno, hecho que tenía lugar por primera vez desde el 15 de julio de 2002. A las 17 horas, el euro se cambiaba a 0,9964 dólares. En cambio, el viernes la cotización estaba en 1,0045 dólares en el mercado de divisas. Durante la jornada, ya se evidenciaba este retroceso. A lo largo de la mañana, el punto más bajo ha sido de 0,999 dólares, cuando la jornada había arrancado con un cambio en 1,005 dólares.
Estas fluctuaciones en los cambios de referencia del euro pueden tener que ver con las expectativas que hay sobre el hecho de que en Estados Unidos los tipos de interés suban más que en la Eurozona, una situación que podría seguir afectando a la moneda comunitaria. Los mercados están muy tensados por el impacto de la inflación y por las decisiones que puedan adoptar los bancos centrales. En esta línea, todo el mundo está a la expectativa del encuentro que hay en Jackson Hole (Estados Unidos) este jueves entre las cúpulas de los bancos centrales. No es descartable que el Sistema de Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés) siga subiendo los tipos de interés.
A todo ello hay que sumar la incertidumbre sobre el futuro del suministro de gas ruso, que también frena el buen ritmo del euro. Así pues, la depreciación de la moneda comunitaria contrasta con el fortalecimiento del dólar. Los expertos vinculan esta remontada de la moneda norteamericana con las diferentes subidas que ha ido aplicando la Reserva Federal de Estados Unidos, dado que estas medidas pueden contribuir a dar una mayor seguridad a los inversores para apostar por esta divisa.
Previsión de entre "cinco y diez inviernos difíciles"
La caída del euro se suma a los avisos que llegan desde Bélgica y Alemania este lunes. Por una parte, el primer ministro belga, Alexander de Croo, ha afirmado este lunes que, debido a la inflación y la incertidumbre sobre el suministro de energía, habrá "entre cinco y diez inviernos difíciles". "El desarrollo de la situación es muy complejo en toda Europa, hay algunos sectores que tienen que hacer frente a graves dificultades con estos precios altos de la energía", ha precisado de Croo. Además, el jefe del gobierno de Bélgica ha señalado que "tendremos que salir de eso y nos tenemos que preparar para lo peor y, si la situación finalmente resulta mejor de la que está prevista, igualmente habrá sido positivo estar preparados".
Del otro lado, el banco central de Alemania, el Bundesbank, ha aseverado que ve "altamente probable" que la economía de su país sufra una contracción en el tercer semestre de 2022 y calcula que la inflación podría llegar al 10%. De hecho, no descartan que este retroceso económico derive en la entrada en recesión durante el primer trimestre de 2023. El riesgo de alcanzar el doble dígito en el encarecimiento de los precios, los problemas en algunas cadenas de suministro y la incertidumbre sobre el próximo invierno "habrán llevado, seguramente, a un estancamiento de la economía durante los meses de verano", indica el Bundesbank. A pesar de la apertura del sector de servicios, que estuvo muy restringido durante la pandemia en Alemania, puede tener un efecto positivo en la economía; lo que contrarrestará el efecto es la "pérdida de poder adquisitivo provocada por la inflación". Para más inri, las preocupaciones sobre la posible escasez de gas en invierno "reduce el ánimo de consumo", destaca el banco central alemán.