Esta semana se ha publicado que el número de contratos fijos discontinuos, fórmula que impulsó la reforma laboral puesta en marcha a principios de este año, alcanzó los 1,39 millones entre enero y agosto, cifra que supone multiplicar por 12 los 113.682 firmados en el mismo periodo del año pasado. Según los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), sólo el mes de agosto pasado se rubricaron 170.047 contratos fijos discontinuos, muy por encima de los 16.717 que se suscribieron al cierre del 2021 y los 14.969 de agosto del 2021. Ahora bien, ¿estos datos tan inflados son la realidad? Según Nieves Rabassó, economista, abogada laboralista y presidenta de las Comisiones de Relaciones Laborales y Gestión de Capital del Colegio de Economistas, advierte de otra lectura que se tiene que tener presente: "Son cifras ficticias o, mejor dicho, engañosas ya que están escondiendo la contratación temporal".

Las palabras de Yolanda Díaz

Hay que recordar que en diciembre de 2021, esta modalidad de contratación representaba el 10% del total, mientras que actualmente llegan al 50%. El incremento más alto se ha registrado en los contratos fijos discontinuos, que han aumentado de manera exponencial. De esta manera, se estaría cumpliendo uno de los principales objetivos marcados por el Gobierno cuando aprobó la reforma laboral: reducir la temporalidad del empleo en España, cosa que se traduciría en una mejor calidad del empleo.

En cierta manera, parece que se estaría cumpliendo lo que dijo después de la aprobación de la reforma la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz: "Se ha acabado eso de despedir el viernes y contratar el lunes". Pero en la práctica, más allá de lo que dice el papel, eso no se aguanta. Un ejemplo último es que el mes de julio pasado, que fue especialmente malo para el empleo, más de 5.000 trabajadores han visto extinguidos sus contratos durante el periodo de prueba, casi el doble que el mismo mes del año anterior. Desde enero, son casi 24.000 los trabajadores que se encuentran en esta situación.

Nieves Rabassó

¿Hay que revisar el modelo?

Por eso, la Inspección ha puesto en marcha una campaña para revisar la situación laboral de los fijos discontinuos de 83.619 empresas, aunque las indagaciones se centran en un grupo de 14.601 que después de una revisión documental previa han aparecido indicios de la posible existencia de situaciones de fraude en la contratación que afectarían a una bolsa de 54.006 trabajadores. "Yo no me puedo creer que las empresas, de sopetón, contraten tanto. Es imposible cambiar el modelo, hace falta ir a la raíz del problema y descubrir cuál es el código de contrato".

Si nos fijamos, los sectores que más pueden acoger los contratos fijos-discontinuos son los vinculados a la construcción o el turismo, pero no la totalidad, como advierte la abogada y economista Nieves Rabassó. Ahora bien, ¿cómo se puede combatir un contrato fraudulento si no incumple la ley? Rabassó avisa de que hay medidas para hacerlo: "Las finalidades de un periodo de prueba no son las que aplican en estos casos, es un despropósito y en este país, hecha la ley, hecha la trampa. En general, si me lo preguntas a nivel personal, por eso soy escéptica con respecto a esta nueva ley, pero si surgen fugas, se pueden combatir como ya ha anunciado Trabajo".

Periodos de prueba: de uno a seis meses

Normalmente, los periodos de prueba de los contratos pueden ir de uno a los seis meses: "Depende de la categoría, por ejemplo, en un perfil licenciado puede tener una vigencia de cuatro meses. Se puede demostrar por el trabajo hecho, si ya se contrató previamente con esta intención de fraude". Así pues, Rabassó ve una operación de maquillaje y apuesta por afrontar la crisis provocada por la guerra de Ucrania y la pandemia de la covid, afrontando los problemas, especialmente energéticos y de costes, que tienen las empresas.

Si nos centramos en los últimos datos, por tipo de jornada, del total de los contratos rubricados durante los ocho primeros meses de este año, 7,38 millones eran a tiempo completo, 3,74 millones parcial y 1,39 millones, fija discontinua. De los 4,5 millones de indefinidos, 3,43 millones fueron contratos iniciales y 1,04 millones convertidos en indefinidos. Estos últimos, que provenían principalmente de contratos por circunstancias de la producción (611.503), que la reforma laboral restringió, o por obra y servicio (355.627), al que dio un plazo de seis meses para su conversión hacia otra modalidad. Poniendo el foco en los contratos fijos discontinuos suscritos durante los ocho primeros meses del año, fueron más los realizados a hombres (798.560) que a mujeres (589.056). Por edad, la más repetida está entre 20 y 24 años, con 254.254 contratos, tramo a partir del cual va disminuyendo poco a poco.