Barcelona vuelve a aparecer a las páginas del Financial Times, esta vez como ejemplo -junto con Amsterdam- de ciudad donde la gestión de los datos de los residentes se está enfocando de una manera "más adecuada", según el diario. El artículo en cuestión, bajo el título Protecting data privacy needs constant evolution -en español, La protección de la privacidad de los datos necesita de una evolución constante-, explica como la regulación detrás de los datos personales de las personas, cada vez más al alcance debido a las nuevas tecnologías, tiene que dar un paso adelante y evolucionar más de lo que se ha hecho hasta ahora.
El artículo pone de relieve la nueva regulación de datos de la Unión Europea, que después de estar seis años incubándose, fue vigente en el 2018 pero "ya empezó siendo obsoleta", por el hecho de que las nuevas tecnologías avanzan tan rápidamente que la regulación, o avanza al mismo ritmo, o cuando se aplica ya hay lagunas. En este sentido, considera que "la UE necesita repensar la manera en que los datos se recogen, se dan y se explotan". Además, hay tipo de datos "muy delicados", como pueden ser las del ámbito de la salud, que pueden comprometer no sólo la persona de la cual se extraigan los datos, sino también a terceros, como su familia.
Con todo, el diario británico cree que la nueva regulación europea ha llevado cosas buenas, como el hecho de que se está animando en algunos sitios la "privacy by design", en español 'diseño para la privacidad', avances tecnológicos que permiten encriptar los datos también durante el procesamiento y la manipulación, de manera que se preserva en gran parte la privacidad. Además, el diario explica que "también ha habido algunos desarrollos intrigantes en el campo de los datos gubernamentales", y que "el proyecto de la UE apuesta por crear un ecosistema de datos alternativo y descentralizado".
En esta línea, "las ciudades de Barcelona y Amsterdam ven los datos de sus residentes como un bien público que tendría que beneficiar las comunidades locales", explica el diario. Una afirmación que coincide con la voluntad del conseller de Políticas Digitales, Jordi Puigneró, de poner en marcha la "república digital catalana", con la idea de crear la identidad digital ciudadana, que tiene que permitir una participación más activa de los catalanes a las administraciones dentro del mundo virtual. Una iniciativa, sin embargo, que el Gobierno se ha encargado de parar con un decreto ley contra la república digital.