El presidente de Freixenet, Josep Lluís Bonet, ha asegurado que existe "un proceso de conversaciones" sobre el futuro de la multinacional catalana de cava y ha evitado desvelar las negociaciones y el contenido de las dos ofertas que han trascendido. Acerca de la posible retirada de la oferta del presidente de honor de la compañía, José Ferrer Sala, por no reunir los avales suficientes, Bonet ha sostenido: "No puedo decir nada porque hay un proceso de conversaciones". Hace tan solo unas semanas, José Ferrer Sala lanzó una oferta para hacerse con el 51% del capital social del grupo por 230 millones de euros, ligeramente por debajo de los 255 millones del gigante alemán Henkell, que valoró a la compañía en 500 millones.
Todo parecía indicar que antes de final de año podría cerrarse un acuerdo entre Freixenet y Henkell, por el que la multinacional alemana entraría como socio industrial con una participación de entre el 20% y el 25%, lejos del 51% que pretendía Henkell inicialmente. La propuesta inicial, del 51%, no estaba bien vista por las tres familias del grupo, ya que los Hevia estaban dispuestos a vender, los Bonet se hallaban divididos y los Ferrer eran contrarios a la venta, si bien parecía que las tres ramas familiares habían acercado posturas en cuanto a la entrada de Henkell con una participación que no superara el 25%.
La oferta de Henkell no es vinculante y está condicionada a que se complete una auditoría sobre la situación financiera de la empresa y el valor de los activos. A sus 91 años, José Ferrer se mostró desde un inicio contrario a la venta de la empresa, dirigida actualmente por su hijo, Pedro Ferrer Noguer, si bien no se descarta la entrada de nuevos accionistas externos como minoritarios, por lo que Henkell continuaría siendo un actor importante en las negociaciones. Hasta el momento, los Ferrer ostentan un 42% del capital, los Hevia otro 29% y la familia Bonet el 29% restante aunque en su caso, los cuatro hermanos (Josep Lluís, Pere, Pilar y Eudald) se mueven entre ambos bandos familiares.