Hablamos mucho de las ayudas de Europa que nos tienen que ayudar a salir de la crisis por la pandemia, pero ¿qué son, quién opta a ellas y qué quiere hacer España? La Unión Europea los ha bautizado como fondos Next Generation porque la idea es que este dinero se invierta en nuevas tecnologías y en proyectos ecológicos, digitalización y sostenibilidad.
Son un paquete de estímulos financieros de 750.000 millones de euros a repartir entre los estados europeos. A España le corresponden unos 140.000 millones, gestionados por Madrid. De estos, entre 70.000 y 80.000 serán en forma de transferencias directas a fondo perdido, y son las primeras que Sánchez quiere gastar.
¿Quién opta a estas ayudas?
En principio son ayudas abiertas a todas aquellas empresas que presenten proyectos enfocados en el cambio, centrados en la digitalización y la transición hacia una economía verde, y tendrán que pasar un proceso de selección.
Con el fin de tener el visto bueno de Europa, los estados están elaborando planes nacionales con los proyectos que en un principio se disfrutarán de los fondos. Unos planes que si la Comisión Europea aprueba, se empezará a recibir el dinero en junio de este año. El plazo máximo para enviar los borradores es el 30 de abril.
¿Cómo lo gestiona España?
Pues desde Madrid. El gobierno de Pedro Sánchez está elaborando su plan, llamado España Puede. Para hacerlo, cada comunidad autónoma tiene que enviar su lista de proyectos que optan a los fondos a la Moncloa. De momento, el gobierno de Catalunya ya ha propuesto 27 proyectos que encajarían.
Al mismo tiempo, la Comisión Europea pide a España y al resto de países de la Unión Europea que los planes de recuperación incluyan "compromisos de reformas" y detalles sobre el calendario, además de los objetivos que reflejan para poder acceder a las ayudas del fondo de recuperación. Así lo advertía el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, que considera que las conversaciones que está manteniendo con el Gobierno sobre el borrador del plan van en la "buena dirección".
Ahora bien, una vez en la Moncloa, todavía está la incógnita de quién y cómo decidirá a los finalistas, pero todo apunta que las encargadas serán las grandes consultorías. De hecho, el ministerio de Transición Ecológica ha contratado Deloitte para hacer la asistencia técnica previa al reparto de los fondos, y es la misma consultoría que ha contratado Cepsa para captar dinero de los fondos europeos. Y es aquí donde entran las reticencias sobre la posible imparcialidad de la adjucación, tanto a nivel de empresas como de comunidades autónomas.
Los principales quejumbrosos son las pequeñas y medianas empresas, que ponen en duda que los fondos no acaben en manos del IBEX. Por este motivo, varias patronales como la PIMEC exigen un trozo del pastel.
Los planes de Sánchez
Las últimas noticias que ha dado el Gobierno al respecto es un detalle más esmerado del borrador. En un principio, un total de diez grandes proyectos de inversión son los que acapararán en los tres primeros años unos 50.000 millones de euros, el 72% de las transferencias directas.
Desglosando estos grandes proyectos, unos 13.200 millones irían a parar a proyectos de movilidad sostenible y conectada, así como la electrificación de la vía pública, puntos de carga para el coche eléctrico o incentivos de compra de estos vehículos, como el Plan Moves. En segundo lugar, unos 6.280 millones estarían destinados a la rehabilitación de vivienda y regeneración urbana. La modernización y digitalización de las administraciones contaría con 4.315 millones de euros, y más de 4.060 millones serían para la digitalización de pymes. En quinto lugar, se destinarían 4.000 millones al despliegue del 5G.
Una nueva política industrial y de economía circular contaría con 3.780 millones, el plan de competencias digitales con 3.590 millones y la modernización e impulso del sector turístico con 3.400 millones. Por último, hay una inversión prevista de 3.880 millones en el sistema de ciencia e innovación, y unos 3.165 millones para el despliegue de energías renovables.
¿Un cambio de modelo real?
La intención de la Unión Europea es la del nombre de los fondos Next Generation: saltar hacia la próxima generación. Por lo tanto, en un principio la idea no es invertir este dinero en tapar agujeros o deudas pendientes, sino ir más allá. Sin embargo, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, decía hace unos días que, en el estado español, los fondos se podrían dedicar también a hacer reformas estructurales pendientes (como en paro, educación, etcétera), cosa que no es la intención de la Unión Europea.
Al mismo tiempo, entre los expertos, da miedo que no se acabe tratando de un lavado de cara de industrias muy contaminantes, más que no un cambio de modelo.